Editorial

Real equidad del sistema educativo

Se debe hacer el mayor esfuerzo para entregar más acceso a la educación, en la retención de estudiantes,  y reinserción cuando sea necesario. Es condición esencial para construir un Chile que sea realmente para todas y todos.

Por: Editorial Diario Concepción 17 de Julio 2021
Fotografía: Archivo

Una cifra que debe preocupar al país: 186 mil niñas, niños y jóvenes, de entre 5 y 21 años, abandonaron el sistema escolar en 2020. La cifra es del Ministerio de Educación, organismo que atribuye la deserción escolar a los efectos colaterales de la pandemia de Covid-19. En 2021 cerca de 40 mil estudiantes de todo el país no se matricularon en ningún establecimiento, señaló el Mineduc en abril.

Aún según los datos del Ministerio, uno de cada tres niños y niñas en etapa escolar no entiende o tiene muy baja comprensión de lo que lee. Uno de cada tres no tiene habilidades básicas en matemática y, en consecuencia, uno de cada tres niños y niñas tendrá problemas para su desarrollo social y profesional. Hay abundante literatura para confirmar lo que se puede apreciar empíricamente: cuando alguien abandona el sistema educacional, sin haber completado ciertas credenciales académicas mínimas, se incrementa el riesgo de caer en una situación de pobreza y/o exclusión social. La deserción escolar es un hito perjudicial en la trayectoria social, económica y laboral de una persona y también es uno de los principales problemas para el éxito de las políticas educativas que quieran implementarse a todo nivel.

Esa realidad no solo requiere de la atención de toda la comunidad educativa, estudiantes y familias, sino que demanda el aporte de toda la sociedad, incluyendo, por cierto, a los parlamentarios. En el Congreso tramitan iniciativas orientadas a facilitar la reinserción al sistema escolar.

La ley contempla entre sus principios el de la equidad del sistema educativo y el de la integración y pone énfasis en la necesidad de propiciar la incorporación de alumnos de diversas condiciones sociales, étnicas, religiosas, económicas y culturales al sistema educativo. Para hacerlo realidad, sin embargo, se debe aumentar los recursos para educación, más aún cuando la pandemia ha puesto en evidencia — otra vez más — las grandes deficiencias en materia educacional. Aumentar la cobertura a los sectores rurales, entregar elementos tecnológicos a niñas, niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad son algunas de las urgencias. Se debe hacer el mayor esfuerzo para entregar más acceso a la educación, en la retención de estudiantes, y reinserción cuando sea necesario. Es condición esencial para construir un Chile que sea realmente para todas y todos.

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