Editorial

Fiestas clandestinas

Son los “irresponsables de siempre”, se ha dicho, que ponen en riesgo todo el esfuerzo para controlar el avance de la Covid-19, enfermedad que colapsa los centros de salud en una crisis.

Por: Editorial Diario Concepción 18 de Junio 2021
Fotografía: Seremi de Salud

Todos los días hay noticias sobre las fiestas clandestinas en Chile. Una parte de la población ha perdido el miedo a contagiarse de coronavirus, dicen los analistas en forma rápida. Son los “irresponsables de siempre”, se ha dicho, que ponen en riesgo todo el esfuerzo para controlar el avance de la Covid-19, enfermedad que colapsa los centros de salud, en una crisis sanitaria que ha impactado en todos los ámbitos de la vida nacional.

A marzo, datos entregados por Carabineros, ya se habían registrado más fiestas clandestinas que en todo 2020. Por lo mismo, el Gobierno lanzó la campaña “No quiero tu carrete” para frenarlas. Pero, las ocurrencias suman y siguen en todos los rincones del país, con fiestas y reuniones sociales que revelan el escaso respeto que algunos han tenido con las normas establecidas. De hecho, hasta personalidades del mundo deportivo y artístico han sido flagradas organizando celebraciones que no deberían ocurrir.

En Biobío, ayer se supo de una tragedia relacionada a las fiestas no autorizadas en un edificio ubicado en el centro de Concepción. En el local, un grupo de 10 personas celebraba al interior de un departamento, lo que motivó una denuncia de fiesta clandestina y el posterior despliegue de las autoridades para la fiscalización.

Es probable que la ciudadanía esté cansada de la pandemia, tras más de un año con diferentes tipos de restricciones. Los especialistas advierten términos para definir esta situación, como “agobio” por el coronavirus y “fatiga pandémica”, entre otras consecuencias que afectan a toda la población.

Pese a ello, la realidad de la pandemia no permite relajos en las medidas de autocuidado. Hay registros de reuniones clandestinas que derivaron en brotes de Covid-19. Es decir, no es una materia de libertad individual, sino de salud pública.

Es por ello que se hace necesaria una normativa que sanciona de manera eficaz a quienes concurran a fiestas, espectáculos o celebraciones prohibidas. De lo contrario, seguirán las denuncias y fiscalizaciones que, en la mayoría de los casos, no resultan más que en trámites junto a las autoridades. Incluso las multas, como hemos visto, no son pagadas en número significativo de casos. Una mala señal, tanto para los que no respetan la vida en comunidad, como también para los que sí han observado las leyes y contribuyen a la salud de toda la población.

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