Sin dudas, ha sido uno de los sectores más afectados, aumentando una precariedad financiera y laboral que se viene arrastrando hace décadas en el país.
En una encuesta realizada por el Ministerio de las Culturas, a causa del coronavirus, un 85,1% aseguró que trabaja independiente y, de ellos, un 79,4% no tiene un ingreso estable. Sus protagonistas dicen que esto no es culpa de la pandemia: la situación se arrastra por décadas. No hay contratos, estabilidad. Sólo vivir de proyectos y de su propia creatividad y gestión. Es decir, lo que ocurre ahora sólo deja más en entredicho la precariedad en que se desenvuelven quienes trabajan en la cultura a nivel nacional.
En ese mismo estudio, en que participaron 15.079 personas -648 de la Región-, apenas un 10,7% dijo tener contrato. De quienes trabajan como independientes, un 79,4% declaró no contar con un ingreso estable. Además, del universo total de encuestados un 82,7% aseguró que el tiempo laboral que le destina al mundo cultural es superior al 75% de su labor total, y un 72,3% indicó que el dinero que percibe lo usa para mantenerse ella misma y al menos otra persona más.
Un panorama muy preocupante, y que sirve para constatar el desinterés que existe a nivel general por el mundo cultural. A nivel regional, una excepción es la Corcudec, que en medio de la pandemia ha mantenido el vínculo contractual de todos los músicos de la Orquesta Sinfónica. Sin embargo, ello aparece como un oasis, pues la regla común es que, tanto a nivel de instituciones privadas y órganos estatales, recortar dinero de este ámbito siempre sea una de las primeras medidas.
Además, entre sus protagonistas se asegura que no se han entregado herramientas suficientes para afrontar la crisis. Que la primera forma de apoyar, al menos desde el Estado, siguen siendo instancias concursables, donde las ayudas van para unos pocos y, negativamente, se les insta a competir en un panorama donde debería primar la empatía y la asociatividad.
Quizás el rol que tiene la cultura en la pandemia no ha sido dimensionado como corresponde. Un reciente estudio de la UdeC sobre la salud mental en adultos mayores puso de relieve su rol, pues las personas con acceso tienden a ser menos propensas a la depresión en confinamiento, sumándose así a la abundante literatura científica al respecto. Datos que, sin dudas, confirman la preponderancia que tienen sus manifestaciones para la ciudadanía. Algo que se entiende en muchos países, pero en Chile queda mucho camino por recorrer.