Editorial

Vencer a la pandemia, solo con vacunas para todos los países

Según la ONU, más del 80% de las dosis administradas en el mundo están en los países más ricos, mientras que sólo el 1,3% ha llegado a las economías de ingresos más bajos. Otra vez es clave recordarlo: la pandemia no desaparecerá hasta que la mayor parte de la población reciba las vacunas.

Por: Editorial Diario Concepción 14 de Mayo 2021
Fotografía: Gentileza Agencia Tímpano.

Ahora que los estudios confirmaron la efectividad de las vacunas para reducir el riesgo de enfermedades graves y de fallecer por Covid-19, el debate es otro. Casi nadie — o al menos muy pocas personas — cuestionan la necesidad de desarrollar campañas de vacunación y van a la baja los argumentos de quienes consideran que las vacunas son más perjudiciales que beneficiosas para la salud. El debate fundamental hoy día, en el escenario internacional, está centrado en cómo vencer a la pandemia si el planeta asiste a una gigantesca desigualdad en el reparto de vacunas entre los distintos países.

El asunto volvió a los titulares ayer cuando la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció ante la Organización Mundial de la Salud: “las vacunas se han convertido, tristemente, en la nueva frontera en el camino hacia la igualdad, demostrando que la brecha entre ricos y pobres es más grande que nunca”. Las palabras de la expresidenta de Chile alzaron vuelo en un foro de expertos y científicos organizado de forma virtual por la OMS, en el que participan más de 1.900 especialistas de todo el mundo.

Se discute la capacidad de producción y distribución de las vacunas que son insuficientes para atender a la demanda mundial. Hay gobiernos que defienden la suspensión temporaria de las patentes que se aplican a las vacunas contra el coronavirus, entre ellos, Estados Unidos, con el objetivo de impulsar otras naciones a producir los antídotos. No hay ninguna duda de que existe un “nacionalismo vacunal” orientado a asegurar el suministro para sus ciudadanos, práctica bastante común. Ocurrió con la gripe porcina, con la exportación de dexametasona hace algunos años y, recientemente, cuando potencias mundiales compraron millones de dosis de una vacuna que no existía, pero que se estudiaba en laboratorios de AstraZeneca, Pfizer, BioNtech, Johnson & Johnson, Moderna y Novavax.

Según la ONU, más del 80% de las dosis administradas en el mundo están en los países más ricos, mientras que sólo el 1,3% ha llegado a las economías de ingresos más bajos. Otra vez es clave recordarlo: la pandemia no desaparecerá hasta que la mayor parte de la población reciba las vacunas. Caso contrario, todos los países, ricos o pobres, seguirán vulnerables a nuevos brotes y nuevas cepas.

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