Editorial

Productividad y jornada laboral

En Chile, el debate estuvo centrado en la productividad, y se ha recordado que ese punto es el “Talón de Aquiles” para el país. De hecho, para las economías latinoamericanas y caribeñas.

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Abril 2021
Fotografía: Raphael Sierra P.

Otros países y empresas han puesto en práctica medidas similares, y en Chile existen algunos ejemplos de compañías que han implementado la semana laboral de cuatro días. La última fue una consultora especializada en empleabilidad, y poco antes una startup chilena con presencia en trece países de la región. El objetivo, según anunciaron las propias empresas, es mejorar la calidad de vida de sus trabajadores e inspirar a otras empresas a sumarse a esta nueva tendencia.

Los cambios en la jornada laboral no son novedad. El caso más emblemático ocurrió en 1926 cuando Ford revolucionó la forma de trabajar en sus instalaciones al incorporar la jornada de 8 horas, 2 días de descanso y vacaciones pagadas. Una conquista de los trabajadores de la época y que hoy es parte de las leyes que regulan la jornada laboral.

Economistas de todos los ámbitos han analizado los pros y los contras de una semana laboral de cuatro días. De hecho, el asunto generó gran polémica en el pasado reciente cuando se presentaron iniciativas legislativas para acortar las jornadas. Hay precedentes, por ejemplo, en Francia, que en 1998 redujo la jornada de trabajo de 39 a 35 horas semanales, decisión que tuvo que ser revisada en los años posteriores. En los países escandinavos han probado distintas fórmulas. En Alemania, con la menor cantidad de horas promedio trabajadas de la Ocde, hay propuestas para cortar aún más la jornada.

En Chile, el debate estuvo centrado en la productividad, y se ha recordado que ese punto es el “Talón de Aquiles” para el país. Ese concepto fue instalado por organismos internacionales para referirse a la relación trabajador(a) versus productividad en las economías latinoamericanas y caribeñas. Políticos, académicos y hasta presidentes de la República han puesto en la agenda pública la necesidad de incrementar la productividad en Chile. Y se ha demostrado que la baja productividad laboral no es solamente una consecuencia de determinada actitud frente al trabajo, sino que el resultado de las carencias en la cualificación de los trabajadores y trabajadoras. El debate sobre una reducción de la jornada laboral inevitablemente debe estar asociado al aumento de la eficiencia y de la productividad, como también a la relativa competitividad global y la desigualdad que sigue presente.

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