En abril próximo habrá tres procesos eleccionarios: municipales (alcaldes y concejales), regionales (el proceso para elegir al primer gobernador o gobernadora regional) y constituyentes (se definirán a los integrantes de la Convención Constitucional). De no haber un ganador en los inéditos comicios regionales, habrá segunda vuelta el 9 de mayo.
Culminadas todas las votaciones mencionadas recién entraremos al debate electoral para renovar a nuestros representantes nacionales: diputados, senadores y, sobre todo, Presidente de la República. En efecto, ante las dudas que pudieran surgir en los conglomerados políticos, el 4 de julio se realizarán las primarias legales para definir cartas al Congreso y a La Moneda.
Sea tarde o temprano, sea para bien o para mal, es un hecho que particularmente la contienda presidencial ya se comienza a instalar y, como consecuencia de ello, también se empieza a hablar del denominado fenómeno del “pato cojo”. Claro, la elección presidencial se realizará el 21 de noviembre, la eventual segunda vuelta el 19 de diciembre, y la futura autoridad asumirá en propiedad recién el 11 de marzo de 2022.
El citado concepto es conocido en ciencia política y alude a la supuesta pérdida de poder de la autoridad en ejercicio, justamente en el último año mandato, cuando sus eventuales reemplazantes se toman la agenda. Y, mientras en la centroderecha ya hay cinco nombres instalados, en la oposición el tema entró a tierra derecha.
Este domingo 24, por ejemplo, será la primaria DC para definir su carta presidencial, entre la senadora, Ximena Rincón, y el exministro, Alberto Undurrugada. El PPD hará lo propio el 31 de enero. Ahí los postulantes son tres: Francisco Vidal, Heraldo Muñoz y Jorge Tarud.
Pero eso no es todo. En los últimos días, el PS ha hecho evidentes esfuerzos para visibilizar la que parece ser su gran apuesta a La Moneda, Paula Narvaéz. Ayer, la bancada de diputados del partido le entregó su respaldo y el jueves sería el turno del Comité Político.
A estas alturas de nuestra vida democrática no debiera extrañar que, entrando al último año de gobernanza, se hable de cartas a la primera magistratura, pero estando en pandemia, al menos, se debería esperar cierta consideración a los postulantes, porque ambos procesos, la elección presidencial y la crisis sanitaria, son temas que van más allá de eventuales aspiraciones personales.