Editorial

Concientizar, fiscalizar y sancionar

El incumplimiento sanitario no es una exclusividad nacional, sino que ocurre en muchos países. La solución ha sido la misma: campañas para conscientizar la ciudadanía, mayor dureza en las sanciones y reforzamiento de la fiscalización por parte de las autoridades.

Por: Editorial Diario Concepción 10 de Enero 2021
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Hace siete meses que el ministro de Salud, Enrique Paris, hizo un llamado al Senado a que agilizara el trámite de un proyecto de ley que buscaba endurecer las penas para quienes incumplan las restricciones sanitarias durante la pandemia. Poco días después, el proyecto fue publicado como ley en el Diario Oficial. Con la normativa legal, las sanciones que iban de 61 a 540 días de prisión o una multa de $300 mil a $1 millón, aumentaron a un rango de 61 días a 3 años, y a una multa que parte en $300 mil y puede llegar a $12 millones.

Pese al aumento de las multas en dinero y de más tiempo en prisión, todos los días el país se entera de una nueva fiesta clandestina, de celebraciones no autorizadas y de paseos y aglomeraciones que no deberían ocurrir. También hay sanciones que se podrían aplicar, por ejemplo, a personas con Covid-19 que incumplan las medidas de aislamiento. Es decir, contagiados por coronavirus que, a sabiendas del riesgo de propagación de agentes patológicos, infringen una orden de la autoridad sanitaria. será sancionado con la pena de presidio menor en su grado medio a máximo (541 días a cinco años), y multa que supera los 12 millones de pesos.

Pese a ello, al parecer ya no genera asombro cuando las autoridades revelan las detenciones y flagrantes de personas con Covid-19 que no respetan el aislamiento a que deberían someterse y se desplazan impunemente en espacios públicos.

Estos temerarios comportamientos -de incumplimientos de las medidas sanitarias- responden por una parte del aumento de contagios y cierto descontrol en la transmisión del coronavirus. Hay otras responsabilidades, de eso no hay duda, pero el narcisismo y una elevada dosis de irresponsabilidad que llevan muchas personas a no cumplir con su parte en la crisis sanitaria, tienen efectos medibles. Lo demuestran los brotes originados en celebraciones, fiestas, reuniones no autorizadas.

Ese panorama no es una exclusividad nacional, sino que ocurre en muchos países. La solución ha sido la misma: campañas para conscientizar la ciudadanía, mayor dureza en las sanciones y reforzamiento de la fiscalización por parte de las autoridades. Debe ser una tarea permanente, sin descanso. La evolución de la pandemia en Biobío no permite relajo en estas directrices.

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