Editorial

Un mea culpa “en serio”

La incapacidad de hacer un mea culpa “en serio” no es prerrogativa del Gobierno, más bien es una característica de gran parte de las instituciones políticas.

Por: Editorial Diario Concepción 19 de Octubre 2020
Fotografía: Diario Concepción

En los primeros días de noviembre de 2019, la entonces vocera de Gobierno, Karla Rubilar, hizo un mea culpa por el estallido social en Chile: “Tenemos que haber hecho algo mal”.

Fue un reconocimiento sinuoso, puesto que reflejaba un total desconocimiento sobre en qué el Gobierno podría haberse equivocado y “hecho mal”.

Ocho meses después, el presidente de RN, Mario Desbordes, llamó al oficialismo a realizar un mea culpa “en serio”, y advirtió la posibilidad de que se produzca un nuevo “estallido social 2.0”. Pocos días después de esa declaración, Desbordes fue nombrado como titular de Defensa y el discurso del ministro asumió una connotación oficialista: “No permitiremos que suceda lo que pasó el 18 de octubre”, asegurando, además, que las FF.AA. estarían desplegadas para eventuales disturbios por el aniversario del estallido social, iniciado en octubre de 2019.

La incapacidad de hacer un mea culpa “en serio” no es prerrogativa del Gobierno, más bien es una característica de gran parte de las instituciones políticas. Con pocas excepciones, el comportamiento general se ha centrado en señalar la desigualdad, la escasez de oportunidades, el sistema político, la pobreza y un sinfín de conceptos aceptados de manera universal. Reconocer los errores y pecados propios es más la excepción que la regla.

También hubo, hasta el día de hoy, tímidos reconocimientos por parte de empresarios, gremios e instituciones vinculadas. Valores como democracia, tolerancia, inclusión y promoción del diálogo son decisivos para país, como también la defensa de las justas demandas visibilizadas en las manifestaciones sociales en materias como costo de vida, salarios y perspectivas de una jubilación digna.

Desde todas las esferas de la sociedad es necesario el esfuerzo en reconocer que, si los beneficios no llegan a todos los miembros de esa sociedad, el desarrollo económico no se entiende como tal. En el escenario internacional, Chile fue elevado a la condición de ejemplo de éxito macroeconómico y lucha contra la pobreza. Sin embargo, falta mucho por avanzar en equidad social y de oportunidades, entre otras tareas pendientes.

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