Los partidos buscan explotar la correlación entre las creencias religiosas de los individuos y sus actitudes ante ciertos asuntos morales y políticos.
“Dios permita que se abra el diálogo con el pueblo mapuche y que ello se manifieste constitucionalmente”, dijo el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, en el tradicional tedeum ecuménico de Fiestas Patrias. Ante una Catedral inusualmente vacía debido a las medidas sanitarias, la autoridad religiosa recordó que el “Ellos (el pueblo mapuche) tienen el derecho y el deber de custodiar sus costumbres lenguas y ritos. No tengamos miedo a reconocer la deuda que tenemos con ellos y ampliemos la mirada, no hagamos cálculos mezquinos”. Chomali pidió además terminar con la “violencia rural que pone en peligro a la vida humana y a la propiedad privada que tanto ha costado”.
Diferentes credos se han referido al Plebiscito constitucional de octubre próximo, y en su mayoría han realizado llamados a participar en los comicios. “Vayan a votar, pero no nos corresponde decir que opción votar. Voten a conciencia por el mejor camino que permita al ser humano garantizar el ganarse el pan con transparencia e igualdad de oportunidades”, enfatizó Chomali en el tedeum.
El sereno llamado del líder católico contrasta con manifestaciones de otras autoridades religiosas, algunas incluso han expresado una visión catastrófica ante la posibilidad de una nueva Constitución para el país. A juzgar por las declaraciones de ciertos líderes, hay una abierta campaña para conquistar fieles a causas que son más políticas que religiosas. Todos tienen la libertad de manifestar su opinión respecto a la construcción del país. Pero ese principio no debería ser utilizado para persuadir a feligreses a votar por un determinado punto de vista político con base en una autoridad sagrada. Principalmente si ello se origina al interior de las propias iglesias.
Hay que reconocer que las propias tiendas políticas se han preocupado de estrechar lazos con ciertas tradiciones religiosas para así fortalecer sus objetivos políticos. Ello se ha visto desde siempre, se renueva cada elección y ha ganado impulso en Chile mientras se acerca el Plebiscito de octubre. Los partidos buscan explotar la correlación entre las creencias religiosas de los individuos y sus actitudes ante ciertos asuntos morales y políticos. Que lo hagan con base en la ética y rectitud moral representará un beneficio para el país. Esparcir el temor y las visiones apocalípticas sobre los procesos electorales hace todo lo contrario.