Editorial

Día Internacional de la Paz

Como sociedad, se debe seguir trabajando en la tolerancia, en la empatía. Y, sobre todo, en el respeto por el otro, más allá de que tenga creencias o visiones diferentes a las propias.

Por: Editorial Diario Concepción 21 de Septiembre 2020
Fotografía: Archivo | Isidoro Valenzuela M.

En 1981, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que cada 21 de septiembre se celebraría el Día Internacional de la Paz. Dos décadas más tarde, en 2001, la Asamblea General decidió, por unanimidad, designar esta jornada también como una que conmemore la no violencia y alto el fuego. Este año, sin dudas será una conmemoración diferente por el coronavirus, que no sólo se ha transformado en una amenaza a la salud, seguridad y estilo de vida de toda la población, sino que ha demostrado que lo que sucede en una parte del planeta puede afectar a las personas de todo el mundo.

Más allá de la llegada de la pandemia, para las Naciones Unidas el 2020 ya estaba destinado a ser un año de escuchar y aprender. Para conmemorar su 75º aniversario, la ONU ha invitado a millones de personas en todo el mundo a unirse a UN75, la conversación global más grande y de mayor alcance sobre la construcción del futuro pacífico y próspero al que debería aspirar la humanidad. En nuestro país, en el marco de una nueva conmemoración del Día Internacional por la Paz, bien vale preguntarse de qué manera, como sociedad, aportamos a generar un ambiente que permita el bienestar de toda la ciudadanía.

La pandemia, sin dudas, genera estados de ánimo diferentes. En varias partes del país se han visto imágenes de personas peleando por cosas que pueden ser tan simples como ocupar un lugar de estacionamiento, o porque alguien le pide a otro que se ponga su mascarilla, generando reacciones desproporcionadas, fuera de control. Como sociedad, se debe seguir trabajando en la tolerancia, en la empatía. Y, sobre todo, en el respeto por el otro, más allá que tenga creencias o visiones diferentes a las propias, o pueda comentar algo con lo que no se esté de acuerdo.

En una actualidad, donde las conexiones sociales por varias plataformas generan debates o puntos de vista con posiciones más radicales, bien vale la pena que cada persona analice de qué manera participa en este entramado social. De qué forma se puede aportar a desarrollar un diálogo donde prime la tolerancia, donde no sea un pecado pensar distinto al otro. Donde cada individuo pueda expresarse con libertad y sentir respeto.

Una reflexión que cobra aún más sentido en la sociedad chilena, donde elecciones y el plebiscito pondrán a prueba la democracia en todo el sentido de la palabra.

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