Editorial

Optimismo privado y desesperanza pública

De ser un mecanismo positivo para las decisiones diarias, el sesgo de optimismo puede afectar la percepción respecto al coronavirus y a la Covid-19.

Por: Editorial Diario Concepción 24 de Junio 2020
Fotografía: Agencia UNO

Tali Sharot, profesora de Neurociencia cognitiva en el University College de Londres y autora de “The Influential Mind” es una entre decenas de investigadoras e investigadores de todo el mundo que han alertado sobre una característica tan común como nociva en esta pandemia: la tendencia natural de un ochenta por ciento de la población al optimismo. Si bien suena como algo bueno y positivo, el “sesgo de optimismo” durante una pandemia puede ser peligroso al hacernos tomar decisiones equivocadas.

“El sesgo optimista es nuestra tendencia a ver el futuro como algo mejor que el pasado y el presente, y nuestra tendencia a subestimar la posibilidad de que nos pasen cosas negativas, como enfermedades, accidentes de coche, desempleo. Y sobrevalorar, normalmente, la posibilidad de que nos pasen cosas buenas, como conseguir éxito profesional, tener hijos con talento y matrimonios duraderos”, dice la especialista en el proyecto “Aprendemos Juntos”.

El sesgo al optimismo también fue abordado recientemente en un artículo firmado por una treintena de especialistas en psicología social. En el texto, advierten:“Las personas a menudo sufren de sesgo de optimismo, lo que puede llevarlas a creer que son menos propensas a contraer una enfermedad. Si es así, es posible que no participen en comportamientos de salud pública, como distanciamiento, que podrían propagar la enfermedad infecciosa”.

Los especialistas han demostrado que el optimismo es, además, contagioso y puede generar un efecto rebaño. Ello explicaría por qué los gobiernos desestimaron los efectos y peligros de la pandemia en los primeros días. Hasta el día de hoy persiste en un porcentaje de la población la creencia de que los medios exageraron la importancia de la pandemia. Es lo que se conoce como “optimismo privado y desesperanza pública”. Es decir, la gente no cree que va a contraer el coronavirus, pero a la vez sí cree que otras personas se infectarán y que la pandemia es un peligro para la sociedad.

De ser un mecanismo positivo para las decisiones diarias, el sesgo de optimismo puede afectar la percepción respecto al coronavirus y a la Covid-19. Subestimar el riesgo como algo que incumbe solamente a los demás suele traer consecuencias nada optimistas.

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