Editorial

La Navidad de los chilenos en tiempos de cambio

Nuestro país requiere de sus autoridades e instituciones para responder efectivamente y lo más prontamente posible, esforzarse por entender qué es lo que sucede en nuestro país, y actuar con sabiduría y prudencia para una sociedad mejor

Por: Editorial Diario Concepción 25 de Diciembre 2019
Fotografía: Archivo | Agencia UNO

Nuestro país requiere de sus autoridades e instituciones para responder efectivamente y lo más prontamente posible, esforzarse por entender qué es lo que sucede en nuestro país, y actuar con sabiduría y prudencia para una sociedad mejor.

El escenario ha mutado, es de suponer que para bien, es de esperar que sea para el mejor estar de todos los habitantes de este país, una suerte de merecido regalo de Pascua para una nación esforzada, que ha tratado de ordenar la casa y situarse lo más cerca posible de las comunidades de mayor adelanto en lo económico y que agrega ahora el postergado progreso social para todos los chilenos y chilenas.

Las modernas tecnologías comunicacionales permiten hacer llegar estos mensajes urbi el orbi, en sus primeros mensajes el Papa Francisco exhortó a los cristianos a “estar un poco en silencio” en Navidad, en el mismo mensaje, enfatizaba; “La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien estar un poco en silencio, para oír la voz del Amor”, saliendo al paso del estrépito actual que dificulta llegar a los necesarios acuerdos o establecer las indispensables prioridades.

No debiera ser un mensaje inadvertido, que su pensamiento esté golpeando con dureza la conciencia atenuada por la humana hoguera de las vanidades. Sorprende al mundo cristiano occidental justamente en esa etapa, la del mayor ruido, la de las preocupaciones por hacer regalos, por organizar las festividades y el a veces complejo encuentro con las familias y los amigos.

Todavía es tiempo de pensar en el real sentido de la Navidad, aunque parezca anacrónico intentar la reconstrucción de un hecho lejano, el nacimiento de Jesús y su entorno histórico, en la situación del mundo de hoy, tal vez uno de los momentos de la historia del hombre de mayor soberbia, con mayor convencimiento de sus capacidades para hacer del mundo lo le plazca. La humildad para reconocer que la humanidad no tiene todo resuelto, ni siquiera en lo material, que es harto más fácil de conseguir que las demandas del espíritu, es una necesidad para acoger la voz del Papa.

El país ha estado colectivamente escribiendo una carta llena de deseos, de esperanzas, las demandas de la sociedad que pide mayor igualdad y bienestar, se requiere para ello la atención debida, no son peticiones injustas ni desmedidas, son aquellas cosas que debieron haberse tenido en cuenta hace mucho, una larga y compleja deuda pendiente con grandes colectivos de la ciudadanía, que el paso del tiempo ha hecho complejas y difíciles de satisfacer en plazos breves, por tanto, se hace presente la impaciencia.

Nuestro país requiere de sus autoridades e instituciones para responder efectivamente y lo más prontamente posible, esforzarse por entender qué es lo que sucede en nuestro país, y actuar con sabiduría y prudencia, que no debe confundirse con las usuales maniobras dilatorias a la espera que las exigencias se extingan, intentar, como otras tantas veces se ha hecho, cambiar con el ánimo efectista de dejar al final todo como estaba.

Se ha roto el paradigma del falso equilibrio, caído el ídolo con pies de barro del Chile exitoso, el modelo para el resto de nuestra América morena, es el tiempo de establecerlo en términos de mayor equidad y justicia, el único modo de acercarse, sustentablemente, a la paz social.

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