Editorial

La atención debida a las demandas de los jóvenes

La calidad en el ejercicio de las funciones de nuestros políticos se encuentra sometida a prueba; los jóvenes y la ciudadanía, a su vez, alertas a la espera de sus respuestas.

Por: Editorial Diario Concepción 06 de Noviembre 2019
Fotografía: Sebastián Brogca | Agencia UNO

No resulta indiferente poner atención a la gente que ocupa las calles en las marchas que diariamente presencian las ciudades a todo lo largo de Chile, teniendo en cuenta su composición absolutamente heterogénea, aunque la mayoría de los participantes son jóvenes, una situación que debe ser adecuadamente considerada.

Las motivaciones de las personas que se movilizan permiten trazar un perfil que puede ayudar a comprender por qué esta dinámica se manifiesta como lo hace. Una posibilidad podría ser el significado de expresar sus aspiraciones y sentimientos, puesto que los efectos esperados se proyectan hacia un futuro inminente, el cual es observado, así como se les presenta, insatisfactorio o, a lo menos, preocupante.

La actitud de compromiso sostenido y la capacidad de convocatoria pueden resultar sorprendentes si se recuerda que son estos mismos jóvenes los que han expresado, en todos los últimos procesos electorales, su desinterés en hacerse parte de los destinos del país al no concurrir a sufragar. En el análisis de este fenómeno descrito como la desafección política de los jóvenes, se han propuesto varias causales. Para algunos, el resultado del aumento de sus expectativas a partir de la mejora de sus condiciones de vida; para otros, una manifestación de descontento generalizado hacia el modelo políticoeconómico vigente.

Al examinar esta situación con más detalle, se puede observar también que los jóvenes perciben falta de representatividad, sienten que la clase política no responde a sus demandas, que es prácticamente imposible influir en las decisiones políticas del país. También se relaciona con la opinión, bastante generalizada, de que los partidos políticos velan más bien por sus propios intereses partidarios, sin hacer distinción entre representaciones partidarias oficialistas o de oposición.

En contrario de ese desapego, la última encuesta Cadem, en el estudio “Chile que viene”, entrega información valiosa para explicar la convocatoria que logra este movimiento. En efecto, según los datos de la encuesta, un 57% de los jóvenes chilenos ha participado en marchas o caceroleos, sobre todo menores de 35 años. La participación es indirectamente proporcional a la edad, es decir, el porcentaje de participación baja en los tramos etarios de mayor edad: a 34% y 20%, en los grupos entre 35 y 54 años, y mayores de 55, respectivamente.

La encuesta muestra aspectos de suyo interesantes para comprender las dinámicas de este colectivo; por ejemplo, la actitud empática frente a las evasiones masivas del pago del metro en la capital, expresadas en un acuerdo que alcanza el 79% de los jóvenes, o el 66% de disconformidad con la agenda social del Gobierno. La empatía se extiende hacia las dificultades vividas por sus propias familias, asociadas estas con las pensiones que no alcanzan, los sueldos bajos, la falta de tiempo libre, aspecto este último muy valorado en este grupo de encuestados.

Emerge de este sondeo otro elemento revelador. Al ser interrogados los jóvenes sobre la principal causa del descontento social, estos señalan a los políticos; aun cuando en este aspecto, no existe una diferencia tan sustantiva con el resto de la población, es decir, el 56% frente al 59% de quienes tienen entre 35 y 54 años, y el 56% de los mayores de 55. Ello revela, en el caso de los jóvenes, la existencia si no de interés en la política, al menos, valoración y juicio de quienes dirigen los destinos del país.

La calidad en el ejercicio de las funciones de nuestros políticos se encuentra sometida a prueba; los jóvenes y la ciudadanía, a su vez, alertas a la espera de sus respuestas.

Etiquetas