Editorial

La fuerte emergencia de las voces ciudadanas

Ya se han escuchado las primeras respuestas del mundo político y no han sido suficientes. Como se ha dicho en todos los tonos, faltan las otras voces, las de los diferentes colectivos sociales.

Por: Editorial Diario Concepción 26 de Octubre 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

No es posible encontrar una evidencia más fuerte de la transversalidad y validez de un problema social expresado en una movilización que, en turbulentos siete días, se ha consolidado y conformado con energía propia en una gran voz colectiva que exige un cambio en los objetivos del Gobierno de Chile. Se aprecia en lo ocurrido una manera nueva y distinta de actuar para asegurar el progreso de la sociedad chilena para reorientar el actual curso de las políticas públicas que no soluciona las inequidades existentes en casi todos los ámbitos de la vida nacional.

Se ha alcanzado, después de largos años, el punto de saturación, aquel en que desaparecen las barreras de la comunicación y es posible escuchar las otras palabras que no tuvieron la recepción debida, hasta alcanzar una evidente unidad de propósito. Las primeras respuestas del mundo político ya se han hecho conocidas, aunque no parecen ser suficientes. Como se dijo en todos los tonos, faltan las otras voces, es decir, las de los diferentes colectivos sociales.

En el fondo, estamos en una instancia de inflexión en el que se muestra el surgimiento de un nuevo Chile, para un mundo nuevo si se considera que han sido precisamente los jóvenes los que copado otra vez las calles. Se debe enfrentar, entonces, una tarea pendiente por parte de todos los chilenos y chilenas, puesto que somos, indefectiblemente y al mismo tiempo, parte del problema y parte de la solución.

Corresponde, por lo tanto, a los colectivos de la sociedad acudir prontamente al desafío de recuperar la tranquilidad para avanzar en paz con las herramientas de la democracia. Las autoridades, desde las comunales y regionales, hasta las organizaciones ciudadanas, académicas, religiosas, deportivas y comunitarias deben hacer oír su voz con claridad, toda vez que les asiste la voluntad común de buscar mayor equidad y justicia.

Se puede calificar algunas reacciones como tardías, a causa de la emergencia y los momentos de confusión que ello provoca, si bien de igual forma toda la estructura social de nuestro país está siendo interpelada. La dinámica que empieza a observarse se dirige en la dirección correcta si tenemos en cuenta que 31 organizaciones no gubernamentales de la Región se han dado cita para dar una mirada a los acontecimientos y buscar un diagnóstico, desde su particular perspectiva, para acercar las demandas hacia las soluciones requeridas.

En igual sentido, también se ha reunido el mudo ecuménico, vale decir, representantes de la iglesia católica y evangélica con el Intendente, reunión en la que se indicó la legitimidad de las demandas ante las inequidades que se arrastran por décadas, como además trabajar por la paz y encontrar soluciones concretas, y “terminar con la herida que tiene el alma de Chile, (pues) hay personas que tienen dificultad para tener salud, vivienda y el pan de todos los días”. En otras palabras, la opinión expresada en tal encuentro muestra el resultado de un país que crece económicamente; pero no para todas y todos sus habitantes.

Es muy posible que la sociedad chilena haya descubierto que el crecimiento económico no constituye lo más trascendente, que falta desarrollo; que hay otros bienes necesarios, además de los materiales, y más si estos últimos son injustamente distribuidos; que resulta necesario recrear el valor de ser dignamente ciudadano; de estar, efectivamente, comprometido con una sociedad que otorga igualdad de oportunidades para cada una y cada uno de sus integrantes.

La diferencia con otros tiempos consiste en que ahora ha dejado de ser una declaración retórica.

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