Editorial

La sequía hipócrita de la Región del Bío Bío

En la actual sequía, los residentes de zonas rurales son los más golpeados, así, el mapa global de riesgo del agua del Instituto de Recursos Mundiales, ubica a Chile en el decimoctavo lugar de estrés hídrico.

Por: Editorial Diario Concepción 22 de Agosto 2019
Fotografía: Archivo | Diario Concepción

La realidad, atribuida a cambio climático o producto de un ciclo del planeta que escapa a la corta historia de los asentamientos humanos, es que hay menos agua. En nuestro país, en grandes cifras, se calcula que la prolongada sequía ha resultado en limitaciones a la disponibilidad de agua potable para más de un millón de chilenos. Los residentes de zonas rurales son los más golpeados, así, en el mapa global de riesgo del agua del Instituto de Recursos Mundiales, se ubica a Chile en el decimoctavo lugar de estrés hídrico.

En una reciente reunión de alcaldes, se advierte que la actual sequía que afecta el país impide la recuperación de pozos que se están secando, desde Arica y Parinacota al Bío Bío; una zona donde más de 1 millón 100 mil personas se abastecen de agua para el consumo en pozos de sus predios o estanques de sistemas de Agua Potable Rural (APR). Actualmente, en Chile hay 39 comunas con decretos de escasez hídrica y otras que están en la fase de estudio para ser incluidas, según la subsecretaría del MOP, lo que confirma el impacto del cambio climático en la disponibilidad de agua.

El alcalde de San Carlos, en Ñuble, y su par de Santa Bárbara, hicieron presente a un medio de circulación nacional que los sistemas de APR están compuestos por un pozo profundo y una red de cañerías que distribuye agua hasta arranques domiciliarios, “en pleno invierno estamos repartiendo agua porque la que tienen no es potable o los pozos no dan abasto”. Por su parte, otras autoridades edilicias insistieron en que no hay agua para consumo humano, siendo 41 de 54 las comunas afectadas en Cañete, Lebu, Los Ángeles, Cobquecura, Florida, Nacimiento y Trehuaco, entre otras.

Es esta una realidad desfavorable y amenazante en una región que desde lejos parece tener el agua de sobra, un cuadro hipócrita, porque parece ser lo que no es, tanto, que ha motivado a algunos empresarios a la presentación de proyectos que tienen como objetivo utilizar ese supuesto exceso de recurso hídrico para llevarlo a otras regiones del país.

Es muy posible que esta iniciativa tenga un nuevo impulso dadas las actuales condiciones climáticas que amenazan con desertificar territorios en el norte del país y que superficialmente parezca como una idea de obligada solidaridad; dar a una parte lo que a la otra podría sobrarle, que, según la propuesta, puede parecer de una elemental corrección política y, por tanto, encontrar con rapidez el adecuado piso entre los legisladores.

La solución propuesta tiene, sin embargo, una serie de serios resguardos, como puede ser la determinación de una excedencia de agua, un diagnóstico muy relativo, porque la excedencia cumple funciones ecosistémicas que no son consideradas en los cálculos, por otra parte, los impactos ambientales podrían ser más grandes que los eventuales beneficios. Para el Centro Eula-Chile, los impactos que puede tener este proyecto son variados. “Las experiencias han mostrado una serie de consecuencias, por ejemplo, invasión de especies exóticas con daños sobre las especies nativas, además, las áreas donantes de agua comienzan con problemas de sequía y de calidad”.

Es una polémica que tendrá a agudizarse con la llegada de la temporada de verano. Por muy urgente que sea, la solución no puede ser buscada con prisa, sino razonadamente, no sería la primera vez que en el mundo el remedio resulte peor que la enfermedad.

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