Editorial

La inmediata amenaza sobre los modelos de negocios

La tecnología establece otros parámetros, las justas aspiraciones de los trabajadores tienen que conciliarse con la posibilidad de las empresas para seguir en funciones, pero ambos sectores deben realizar las adaptaciones necesarias para continuar con sus actividades.

Por: Editorial Diario Concepción 03 de Agosto 2019
Fotografía: Referencial

Ya no es posible ignorar que el mundo laboral enfrenta situaciones inéditas, la relación de los trabajadores en las empresas está en un escenario nunca antes visto, con cambios de mayor profundidad, cobertura y velocidad que la anterior revolución industrial. Sin embargo, ante las situaciones que se viven en el mundo del trabajo, se trata de esgrimir las mismas armas tradicionales para mejorar la relación entre capital y trabajo.

En la publicación “La relación capital-trabajo: ¿cuánto de ayer, cuánto de hoy?”, en la revista Economía y Desarrollo, del año 2015, se analiza los cambios de las últimas décadas, observando una tendencia a la sustitución del hombre por la máquina, con las correspondientes implicaciones que ello tiene para el empleo de fuerza de trabajo.

Algunas cifras sobre este asunto ayudan a entender el estado de la situación, las consecuencias de las nuevas tecnologías sobre el nivel del empleo, por ejemplo, que una máquina herramienta de control numérico reduce en alrededor del 50 % la cantidad de puestos de trabajo requeridos por un equipo tradicional. La introducción de un robot remplaza, según estimaciones disponibles, entre tres y cinco puestos de trabajo en aquellos sectores donde se utilizan; pintura, soldadura y almacenamiento, entre otras tareas.

Si bien es cierto que esta situación ha estado presente por muchos años, las nuevas innovaciones y desarrollos han resultado en una aceleración y aumento de impacto, con una irreversible transformación, así, se llega a preferir, dentro del colectivo de trabajadores, a aquellos cuya calificación es mayor, mientras que una gran mayoría, al no acceder a los niveles de formación y capacitación necesarios, queda relegada a condiciones de precariedad y exclusión.

Por otra parte, la misma revolución ha cambiado radicalmente todos los modelos de negocio, un experto alude, como ejemplos, entre una larga lista; a los smartphones que han destruido el negocio de la fotografía y del video, las ventas de teléfonos fijos, relojes, linternas, calculadoras, revistas impresas, manuales, agendas y catálogos. El email que reemplaza eficazmente al correo tradicional, WhatsApp está sacando de sus puestos a los operadores de telefonía internacional. Netflix a la televisión abierta y de cable. Waze afectando la venta de navegadores GPS, entre muchos otros.

La amenaza de pérdida puestos de trabajo es real y cercana, para empresarios y trabajadores. En nuestro país se ha producido el cierre de empresas que podrían ser descritas como históricas, la tecnología establece otros parámetros, las justas aspiraciones de los trabajadores tienen que conciliarse con la posibilidad de las empresas para seguir en funciones, pero ambos sectores deben realizar las adaptaciones necesarias para continuar con sus actividades.

Es muy posible que las relaciones entre sindicatos y empleadores tengan que evolucionar con estos cambios de paradigmas, hacer una reingeniería de sus aspiraciones y propósitos, la tecnología ha cambiado los escenarios posibles y es evidente que no ha hecho más que empezar, de tal manera que los sindicatos y los empleadores tienen por delante el desafío de enfrentar estos cambios, no desde territorios opuestos, sino colaborativamente, la nueva realidad obliga a ambos a cambiar lo que se ha venido haciendo, nadie puede adjudicarse el papel de observador no comprometido e inmune.

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