Editorial

Hacer de Concepción una ciudad amigable con adultos mayores

Por: Editorial Diario Concepción 01 de Diciembre 2018
Fotografía: Archivo | Diario Concepción.

Definir la ciudad es una tarea en la que los expertos no han llegado a ponerse de acuerdo, puede ser una pregunta abierta para cada persona que viva en ella, por lo tanto tan diversos y heterogéneos como esos actores pueden ser los criterios y las formulaciones para describirla en sus funciones, características y proyecciones.

Lo que si está claro es que el concepto de ciudad ha cambiado con la historia de quienes viven en ellas, que han dejado en su diseño y función, hay sin embargo, a pesar de esos cambios, una confusión entre su estructura física y su esencial asentamiento humano.

Los cambios demográficos actuales, con las conocidas proyecciones de acentuación de las características a paso rápido, obliga a las urbes a considerar una nueva evolución, adaptarse al aumento progresivo del número de ciudadanos de edad mayor, en proporciones inéditas para la historia de las ciudades, que nunca había tenido la actual conformación de la pirámide etaria de sus usuarios.

No se trata solamente de pensar la ciudad como un lugar especial y accesible para los ancianos, haciendo las adecuaciones correspondientes para que los que tengan dificultades motoras o limitaciones sensoriales, propios de un organismo que envejece, sino crecer en la idea que una ciudad amigable con los mayores, es una ciudad amigable para todos los que en ella viven y para aquellos que han decidido visitarla. Así, las políticas, los servicios y las estructuras relacionadas con el entorno físico y social de la ciudad se diseñan y reorganizan para apoyar y permitir a las personas mayores vivir dignamente, disfrutar de una buena salud y continuar participando en la sociedad de manera plena y activa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y plantea que para que las ciudades amigables sean entornos inteligentes es imprescindible que sean amigables con la edad y accesibles para cualquier persona. Para cumplir este objetivo en 2005 se creó la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores, una descripción de algunos aspectos es suficiente para despertar la atención sobre algunos que, por lo general no son debidamente valorados, por ejemplo, los espacios al aire libre y edificios, al transporte y a la vivienda. El entorno exterior y los edificios públicos tienen un impacto importante.

Conocidas las limitaciones en sobre la movilidad, la independencia y la calidad de vida de las personas mayores, se hace necesario adecuar ingreso a las viviendas, modificar los espacios públicos y muy particularmente el transporte, siendo este último un factor clave para el envejecimiento activo al facilitar el traslado por la ciudad y determinar la participación social y cívica y el acceso a servicios comunitarios y de salud.

Las autoridades edilicias penquistas han tenido sobre el particular una atención especial, desde la iniciativa de la casa del adulto mayor, al diseño de una variedad de actividades para ese colectivo ciudadano, pero es obvio que hay muchos pasos que tenemos que dar, entre ellos el compromiso moral con las personas mayores , para esto se requiere ciudades amigables, más respetuosas en su desarrollo, menos agresivas. En definitiva, crear una filosofía de respeto, accesibilidad y participación para el colectivo mayor y , por extensión, para el resto de ciudadanos, por lo que se mejora la vida de todos.

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