Editorial

La crónica postergación de las obras regionales

Una situación así, de eterna espera y continuo y rutinario retraso de obras regionales, es perfectamente esperable y comprensible para los lectores de la capital, al contrastar la dinámica y fluida realidad metropolitana con la adormecida eficiencia de las provincias.

Por: Editorial Diario Concepción 11 de Noviembre 2018
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

En una nota breve, sin mayor trascendencia, un medio de circulación nacional informa de la intranquilidad de gremios de nuestra región por la situación de parálisis de los proyectos de terminación, renovación o construcción de sus puentes. La nota no mereció mayores comentarios, ni siquiera extrañeza, es que en realidad una situación así, de eterna espera y continuo y rutinario retraso de obras regionales, es perfectamente esperable y comprensible para los lectores de la capital, al contrastar la dinámica y fluida realidad metropolitana con la adormecida eficiencia de las provincias.

No es exactamente así en nuestro ámbito, ya que esas, ya rutinarias, demoras y postergaciones son reiteradamente denunciadas por los diversos colectivos de la Región, acusando a las autoridades y sobre todos a nuestros representantes en el Parlamento, de atención dispersa, insincera y descomprometida, de insuficiente gestión, ya que la más de las veces se les conoce por sus maniobras de posicionamiento por cuotas de poder, o alianzas para mantenerlo, que en la consecución de objetivos de interés para la ciudadanía.

El ejemplo más palmario es nuestro testimonio vergonzante; el Puente Bicentenario, o Chacabuco, ya que el nombre anterior empieza a ser anacrónico, “tal como está no es un orgullo para Chile, no es un orgullo para la Región, no es un orgullo para el MOP. Si bien heredamos las obras, tenemos la obligación de resolverlas”, en términos de un ministro de Obras Públicas, de visita en Concepción, en 2015. No fue el primer ministro en enfrentar esta situación y ciertamente no fue el último.

El primer pilote fue colocado el 28 de octubre de 2010, en presencia de un amplio despliegue periodístico, presidido por otro ministro de esa cartera. Su historia a partir de allí ha llenado bastantes páginas, el puente trunco, pues solo se accede a él por las pistas laterales, ha visto, una vez más, postergada su fecha de inauguración, hasta un hipotético plazo al año 2022, luego de que el MOP descubriera, sorprendentemente, que la construcción del viaducto implicaba romper la principal matriz de agua potable de la ciudad.

Por otra parte, en 2014 debió haberse inaugurado el Puente Industrial en Concepción, una obra que comunicaría los puertos de la zona. Con un costo de US$ 120 millones, el trabajo ya está licitado, pero ha habido problemas con el estudio ambiental. Circunstancias parecidas sufre el proyecto para reemplazar el puente ferroviario construido en 1889, una joya patrimonial que ha cumplido con creces su vida útil, sin que la Región haya logrado la construcción de otro más funcional, a pesar de su altísima demanda.

Hay, por supuesto, otros asuntos, pero claramente sobresale, a una cuadra del centro neurálgico de la capital región, el patético armazón del Mercado Municipal, una acusadora ruina, también patrimonial, que no logra soluciones transcurrido más de cinco años de su incendio.

Este mismo medio interpeló, hace un par de años, a las autoridades regionales y urbanas interrogando qué le sucedía a Concepción con sus tareas largamente pendientes, es necesario volver a plantearlo, dónde están las voces de nuestros representantes, porqué estas situaciones se mantienen en medio de un tácito silencio, sin la indignación que debería expresarse ante la falta de voluntad para mostrar que la descentralización es más que una declaración lírica.

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