Editorial

Subestimación de los beneficios del consumo de pescado

Por: Editorial Diario Concepción 03 de Abril 2018
Fotografía: Archivo

Según la Encuesta Nacional de Salud, que recoge información del ciclo 2016-2017, apenas el 9,2% de los chilenos cumple con la recomendación de consumir pescados y mariscos al menos dos veces a la semana, un deterioro de la cifra al compararla con el 10.7% que consumía este tipo de alimentos el año 2010, porcentaje que resulta más bajo a medida que las personas tienen menos años de estudio. La encuesta revela que en 2017 llegó a 6,3% en quienes tienen menos de ocho años de estudios cursados y sube notablemente a 11,2% en los que superan los 12 años de escolaridad.

El bajo consumo también ha sido evidenciado a través de otras investigaciones, como es el caso del reporte Chile Saludable, publicado en 2016 por Fundación Chile, en el cual se informa que en ese año el consumo per cápita al año en el país era de 13,2 kg, mientras en el mundo era de 19,7 kg, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que considera, además de los pescados, algas, mariscos y crustáceos.

El tema resurge puntualmente con motivo de Semana Santa, oportunidad en la cual la tradición indica la abstinencia del consumo de carne, una situación en sí misma que explica casi todo lo anterior, el interés esporádico y poco convencido, tema que si fuera realmente tomado en serio sería posiblemente un cotidiano y objeto de la preocupación gubernamental e implementación de las pertinentes políticas públicas.

Para el presidente de la Sociedad Nacional de Pesca, todos los diagnósticos han demostrado que el consumo de pescados y mariscos es bajo, en comparación a la disponibilidad de productos del mar de un país que tiene 4.000 km de costa. Por otra parte, en un notable contraste, Chile exporta mucho pescado a China, Japón, Europa y EE.UU. Solo en exportaciones de pescados y mariscos a China el retorno es de US$ 296 millones, curiosamente el país importa pescado de calidad inferior, como el pangasius, de Taiwán.

Para entender al causa del bajo consumo hay un largo listado de diferentes justificaciones, entre las que destacan el costo y la disponibilidad para acceder a pescados y mariscos, además de aspectos prácticos, como la labilidad del producto, la posibilidad cercana de contaminación, o periódicas alarmas públicas por marea roja y otros fenómenos, que en realidad resultan controlables con la adecuada supervisión y manipulación.

La alimentación con productos del mar tiene una serie de ventajas desde el punto de vista nutricional, como es el aporte de ácidos grasos omega 3, componente esencial para el desarrollo neuronal, por lo cual es importante incentivar su consumo. La industria tiene que seguir buscando los medios de acercar este producto a las personas, una manera es racionalizando la comercialización para bajar los costos según la directora de desarrollo y negocios, alimentos y acuicultura de Fundación Chile, el 60% de los productos del mar pasan por el terminal pesquero de Santiago.

La otra innovación consiste en el envasado, que asegure la conservación de los productos, la presentación atractiva y la facilidad de su preparación, con un precio razonable, que no ocurra que un producto básico y abundante se transforme en un alimento sólo para las familias con más recursos o uno para ser utilizado en circunstancias excepcionales. Para nuestra región con mayor razón, sobre todo ante la realidad de desnutrición de muchos de nuestros niños.

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