Edición Especial

El apoyo a los más vulnerables en tiempos de pandemia

Desde ollas comunes a albergues para personas sin hogar se han llevado a cabo en la Región, como consecuencia de la crisis económica que arrastra el coronavirus.

Por: Mauro Álvarez 14 de Junio 2020
Fotografía: Raphael Sierra P.

“De todo lo malo siempre sale algo bueno”, ese ha sido el dicho que por años ha primado en las casas de los chilenos, básicamente por estar acostumbrados a siempre salir adelante, pese a la adversidad.

Es cosa de revisar el pasado y ver cómo Chile se ha levantado de terremotos, tsunamis, aludes, erupciones volcánicas, entre otras inclemencias de la Tierra. El coronavirus no ha sido la excepción, puesto que al igual que en otras ocasiones, la solidaridad de los chilenos aparece, yendo en ayuda de los más desvalidos, es decir, de las personas sin hogar y aquellos que ya no tienen para comer.

Lo increíble, se podría pensar, es que han sido los que menos tienen quienes más se han organizado para ir en apoyo de sus vecinos. El motivo puede ser simple, entre ellos no hay egoísmo porque saben en carne propia lo que es pasar hambre, llevando a cabo ollas comunes para alimentar principalmente a niños, adultos mayores y mujeres embarazadas.

Aunque también ha habido ejemplos desde la otra vereda, quienes más tienen han ayudado con cajas de mercadería y verduras, ofreciendo techo a extranjeros que ante la falta de trabajo se han quedado sin casa. Misma situación con las personas en situación de calle. Residencias y albergues han debido adaptarse a la contingencia sanitaria, pasando a ofrecer servicio de atención de 24 horas con todas las medidas de seguridad.

Desde Santa Juana, en tanto, destaca el compromiso de una profesora “a todo terreno” que, pese a la adversidad de los caminos, recorre en promedio 20 kilómetros para entregarles a sus alumnos el material pedagógico para que no se atrasen en sus materias.

Cómo están afrontando la pandemia los más invisibilizados de la sociedad

Son uno de los grupos más expuestos ante el coronavirus, puesto que no tienen un techo donde pasar la cuarentena, son ellos, los olvidados por la sociedad, las personas en situación de calle.

Conscientes de ello, son varias las iniciativas que se están llevando a cabo para ofrecerles techo. Desde Desarrollo Social, por ejemplo, a través del Plan Invierno, se abrieron 19 albergues y se activaron diez rutas calle, y cuatro rutas médicas para darle atención a mil 375 personas en dicha realidad, de las cuales, cerca de 700 viven en la intercomuna de Concepción y Talcahuano.

En cuanto a cómo están funcionando estos hogares debido al coronavirus, a diferencia del año 2019, sólo hay un máximo de 20 camas (antes había literas), con un metro de distancia entre ellas, además de horarios diferidos de comidas para que los usuarios mantengan la distancia física.

En el caso del Hogar de Cristo, se han tomado protocolos en la hospedería de hombres de Concepción, desde el 24 de marzo. La residencia funciona durante 24 horas hasta que pase la pandemia.

La ayuda humanitaria a migrantes que se quedaron sin empleo ni hogar

La migración hacia el Bío Bío es una realidad ya instaurada en nuestra sociedad y es por ello que quienes llegan al país no están exentos de los coletazos que ha traído la Covid-19, es decir, la falta de trabajo y la incertidumbre de cómo llegar a fin de mes.

Muchos de ellos, principalmente venezolanos, han visto complicada su estadía en Concepción, puesto que han debido dejar sus arriendos por falta de pago, situación que los llevó a pedir ayuda en la Parroquia Madre de Dios, iglesia que de la mano del Arzobispado de Concepción abrió un albergue parroquial en las dependencias de la iglesia ubicada en la población Pedro del Río Zañartu.

Lugar que desde el 13 de junio brinda alojamiento y alimentación diaria para un grupo de 10 mujeres, junto a sus hijos, en un espacio que cuenta con todas las normas sanitarias correspondientes.

La casa de acogida funcionará las 24 horas y contará con un voluntariado y un personal básico para que puedan asegurar las condiciones sanitarias, con una barrera sanitaria en la entrada, toma de temperatura y lavado de manos.

El renacer de las ollas comunes en las poblaciones

Un total de 131 campamentos existen en la Región del Bío Bío, según el catastro llevado a cabo por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, donde el hacinamiento y la falta de trabajo es lo que más ha complicado a sus residentes, tras el avance del coronavirus.

Y, ante la falta de alimentos, se han llevado a cabo ollas comunes para apoyar, principalmente a niños, adultos mayores y embarazadas, ya que son ellos quienes más necesitan un plato de comida.

En Talcahuano, por ejemplo, los campamentos Las Algas Bajas y Las Gaviotas de Talcahuano, unieron fuerzas y entusiasmo y desarrollaron la iniciativa: “Campamento ayuda a campamento”, alimentando a más de 280 familias.

Al otro lado del Bío Bío, en el campamento Villa Jericó de Lota, que alberga a 250 familias, la situación es igual de compleja, por ello, como vecinos, se han unido aportando víveres para los que menos tienen.

En Hualpén, en tanto, el municipio ha sido el encargado de entregar a los vecinos de la comuna almuerzos, con el fin de ir en ayuda de las familias que, producto de la pandemia, se encuentran atravesando por diferentes necesidades económicas.

En Chiguayante, no ha sido distinto el escenario, puesto que son varias las acciones que lideran las juntas vecinales e iglesias de la comuna. Es el caso de los dirigentes de la junta vecinal Porvenir, quienes, gracias a donaciones de los propios vecinos y negocios cercanos, han podido realizar una tradicional olla común, para alimentar a unas 100 personas diarias.

Desde la Iglesia Cristiana Metodista Pentecostal, desde abril están entregando 150 almuerzos dos veces por semana y, a la fecha, ya suman más de 1.000 platos a los vecinos.

El compromiso por educar pese a la distancia

Cuando la vocación existe, no hay límites para ejercer la profesión. Ese es el motor de la profesora de la escuela rural Poduco Alto de Santa Juana, Inés González, quien decidió no abandonar a sus alumnos, pese a la pandemia.

Es así como en carreta recorre kilómetros para entregar el material educativo que sus niños necesitan, ya que por la lejanía no cuentan con servicio de Internet. Se trata de niños que, en tiempos “de normalidad”, viven en el internado del establecimiento.

Son familias muy necesitadas, explicó la profesora González, y caminos para llegar a sus viviendas son muy complejos. La única forma de llegar es en carreta. Sobre las motivaciones que tiene, la también coordinadora del internado, aclaró que, al ver las necesidades de sus estudiantes, es indispensable ir a apoyarlos para que puedan entender las materias y no se desprendan de los aprendizajes que tienen que realizar. Por ello, recorrer 20 kilómetros desde Poduco Alto a Colico, es un trabajo que realiza con gusto.

El apoyo incondicional de una chiguayantina para con sus vecinos

Alejandra Reyes, mujer emprendedora de Chiguayante, dueña de la verdulería “La auténtica Veguita”, un negocio familiar creado hace 13 años, decidió apoyar a sus vecinos que lo están pasando mal.

Consciente de su posición de privilegio, decidió reunir a sus familiares y colaboradores para organizar una de las donaciones más grandes hasta la fecha, 130 cajas con diversos productos frescos; limones, papas, hortalizas, verduras y frutas, alimentos que escasean sobre todo en la mesa de cesantes y adultos mayores.

“Siempre hay arroz y tallarines en una casa, pero las verduras son importantes y deben estar frescas. Quisimos llegar a los transportistas escolares, que llevan meses sin trabajo, a los bomberos y aquellos trabajadores de esfuerzo que no reciben ayudas”, señaló.

Fue así como, manteniendo la distancia física y de forma ordenada, los vecinos fueron esperando su turno para recoger los 10 kilos de mercadería fresca donada por Alejandra Reyes. Las primeras 20 cajas fueron destinadas al Cuerpo de Bomberos de la comuna y repartidas a los voluntarios más apremiados. Continuaron los transportistas escolares y trabajadores ambulantes, quienes agradecieron el gran corazón de la vecina chiguayantina.

Una de las beneficiadas agradeció el valioso aporte, ya que les permitirá comer algo diferente y sano en estas semanas. “Las cosas están cada vez más caras y algunas son hasta un lujo para quienes estamos cesantes, por eso, agradecemos el tremendo corazón de la vecina, siempre recordaremos este gesto”, sostuvo.

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