Economía y Negocios

Déficit fiscal: ¿Cuáles son sus principales efectos en la economía?

Según consultados, desde 2009 el déficit no ha dejado de crecer. Su aumento provocaría una mayor tasa de interés interna, menor inversión y una reducción del empleo, entre otros.

Por: Edgardo Mora 19 de Septiembre 2020
Fotografía: Cedida

Entre los principales efectos económicos de un déficit fiscal estructural, según los académicos de las facultades de economía de la Región, se encuentran una mayor tasa de interés interna, menor inversión y una reducción del empleo.

Claudio Parés, doctor en Economía y director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción, explica que “la idea de déficit estructural viene de la diferencia entre ingresos y gastos fiscales permanentes versus transitorios. El objetivo es que cuando hay excedentes (vacas gordas) estos se ahorren y cuando hay déficit (vacas flacas) este se cubra con lo ahorrado. Si la regla se cumple, el déficit, aunque sea estructural, puede ser bien manejado y es una muy buena alternativa de política para avanzar en un crecimiento sostenido en el tiempo. En otras palabras, permite avanzar lento, pero seguro”.

Regla fiscal y credibilidad

El doctor en Economía recuerda, además, que “lo que ha pasado en la última década es que la distinción presupuestaria entre cuentas permanentes y transitorias parece más un ejercicio teórico que un compromiso de política. Si bien hay diferencias de criterio para considerar algunas partidas como permanentes o transitorias, el punto central es que desde 2009 el déficit no ha dejado de crecer, por lo que cada año es menos creíble que la regla fiscal vaya a mantenerse”.

Parés agrega a su análisis que “a diferencia de la década pasada, cuando la regla estructural no era tan conocida ni discutida pero era aplicada, hoy día se discute demasiado y se aplica poco. Entonces, adivinamos que lo que diga el Ministro de Hacienda es sólo un intento por mantener la regla, pero que, al final, habrá un nuevo aumento en el gasto que terminará aumentando el déficit con la promesa de que ‘un próximo periodo (año, Presidente, o lo que sea)’ vamos a ordenar las cuentas fiscales”.

Del mismo modo, aclara que “hoy es difícil hablar de déficit estructural, puesto que estamos en la peor situación económica en mucho tiempo. Actualmente, todas las medidas de gasto son bienvenidas, puesto que la gente está pasando hambre. Efectivamente, es el momento de hacer todos los esfuerzos para pasar esta crisis. Sin embargo, debemos entender que no podemos volver a cometer los errores que cometimos después de la crisis subprime: una vez “roto el chanchito” hay que conseguir otro y volver a ordenarse, cuestión que no hicimos después de 2009. Es un momento delicado, pero podemos salir adelante. Creo que hay gente capaz y preparada para esto en nuestro país, tanto en el oficialismo como en la oposición”.

Tasa de interés y menor inversión

Andrés Ulloa, académico e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, afirma que “cuando un Estado tiene déficit fiscal en forma prolongada, más bien estructural que esporádico, el mayor tamaño del sector público genera un impacto importante sobre el sector privado, haciendo que la tasa de interés local crezca, dependiendo de las capacidades de financiamiento, pero si hay problemas para financiarlo, termina afectando la tasa de interés lo que genera una reducción en la inversión disminuyendo el tamaño del sector privado”.

Ulloa identifica otros efectos como el que “se afecta el consumo y, por otro lado, también a las empresas y con ello las posibilidades de crecimiento y al empleo”.

Desde la perspectiva de la reactivación, el académico de la Ucsc señala que “una vez que se reactive la economía, se mejoren las confianzas y se recontraten a los trabajadores hay que saber en qué momento detener la política fiscal, restringir el gasto y dar paso a un mayor crecimiento del sector privado, lo que debiera ocurrir más bien a largo plazo”.

Regla de superávit estructural

Andrés Acuña, académico del Departamento de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío Bío, afirma que “la mantención sistemática del déficit fiscal estructural en nuestro país es una clara señal de abandono de la disciplina fiscal, lo que, a su vez, atenta contra la sostenibilidad de la deuda pública en el mediano y largo plazo”.

Adicionalmente, recuerda que “la disciplina fiscal es un pilar importante de la estabilidad macroeconómica alcanzada por nuestro país en los últimos 20 años, fortalecida durante el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos, gracias a la regla de superávit estructural”.

Acuña apunta también a que “nuestro país requiere de manera urgente una política de austeridad en aras de recuperar la disciplina fiscal y reducir el tamaño del Estado administrativo que no genera ganancias en productividad y que puede ser capturado por operadores políticos o erosionado por la corrupción”.

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