Economía y Negocios

“No existen señales de amenaza a la estabilidad macroeconómica”, afirma investigador

Contra la corriente, el investigador sostiene que el país está lejos de una recesión. “La recuperación será rápida”, ratifica.

Por: Silvanio Mariani 15 de Noviembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

No se se considera economista. Renato Segura, ex director de ProChile, es ingeniero civil industrial, pero con estudios de doctorado en Economía. Por lo mismo, es muy solicitado en los medios para materias económicas. De hecho, se hizo un nombre público en 2008 cuando, en medio de la crisis subprime, vaticinó a través de Diario Concepción que los efectos no serían más que “un leve resfrío”, cuando la mayoría hablaba de “una gripe severa”. Hoy vuelve a arremeter en sentido opuesto a los discursos que proyectan efectos muy negativos por las movilizaciones sociales iniciadas en octubre.

– Líderes del empresariado han advertido la posibilidad de que Chile entre en recesión. Lo mismo lo hizo el ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, al proyectar ese escenario para 2020. ¿Cree Ud. que el país está bajo esa amenaza?

– Cuando se está hablando de economía, todos los escenarios son posibles. Pero, cuando se habla de economía bajo una situación de crisis social, política e institucional, aumenta la propensión en los agentes para asignar mayor probabilidad a los eventos negativos. No debemos olvidar que la crisis se origina en las demandas insatisfechas de la ciudadanía, no en la fortaleza económica del país. En este sentido, no existen señales de amenaza a la estabilidad macroeconómica del país. Es innegable que, después de un mes de tener una crisis activa, ocurra una fuerte contracción en el consumo privado y en el mercado laboral; sin embargo, no es menos cierto que la agenda social, para enfrentar las demandas ciudadanas, va a implicar una fuerte expansión en la actividad económica. Esto significa que las condiciones económicas, post conflicto, van a permitir una recuperación muy rápida.

– La presión sobre el tipo de cambio: ¿Es un asunto de mercado, de oferta y demanda, o más bien de especulación?

– La respuesta en el tipo de cambio es absolutamente normal y está dentro de lo esperado. Tenemos un sistema económico con flotación limpia, lo que genera que cualquiera sea el origen de los shocks económicos (interno o externo), el tipo de cambio sirve como un disipador de la energía que subyace sobre dichos eventos. Esto permite atenuar los efectos negativos sobre las variables reales de la economía. Recordemos que hacia fines de año, comienzan a salir una buena parte de los productos chilenos de exportación al mercado mundial, por lo cual, de no alargarse en demasía el conflicto social, el valor del dólar se ajustará a la baja por el retorno de divisas de las exportaciones.

– ¿Hizo bien el Central en salir a inyectar dólares en el mercado?

– Es muy probable que el Banco Central haya actuado para desincentivar la especulación sobre el valor de la moneda. En la actual coyuntura sirve mucho el refrán que: a río revuelto, ganancia de pescadores. Frente a escenarios de incertidumbre, se generan burbujas especulativas que generan grandes oportunidades de ganancias para los agentes económicos que tienen mayor liquidez para arbitrar los mercados. Es importante llamar a la calma para que no se tomen decisiones irreversibles, que puedan afectar innecesariamente su situación social. Considerando que no existen razones fundadas para pensar en un derrumbe del sistema económico chileno, lo más sensato es postergar las decisiones hasta disponer de mayor información.

– Hay augurios muy negativos a raíz de la baja actividad en sectores como comercio y servicios. ¿Habrá efectos en materias de empleo y consumo por las movilizaciones del último mes?

– Sin duda que la actual crisis va a tener un fuerte impacto en la caída del consumo y la destrucción de empleos, cuya profundidad dependerá de cuanto se demore la solución del conflicto y la robustez del acuerdo alcanzado. Sin embargo, los efectos serán transitorios, toda vez que, el día después de mañana, se observará una rápida recuperación de la actividad económica, tanto en materia de consumo como en la generación de empleos. En este sentido, tengo la profunda convicción que los agentes económicos, políticos y sociales tienen la capacidad y voluntad para construir un nuevo pacto social que permita alcanzar un Chile más justo.

Si hacemos bien la pega, recuperar parte de las ineficiencias que hoy se generan por las imperfecciones en el funcionamiento de los mercados, servirá para financiar – si no toda- gran parte de la nueva agenda social. Sin perjuicio de lo anterior, a pesar de los graves daños que ha sufrido el comercio en las zonas cero de los desmanes, los cuales, sin duda, necesitarán el apoyo para volver a pararse, los pequeños negocios de barrio han visto crecer sus ventas. ¡Es la belleza de la economía como ciencia social! Donde hay caos y destrucción, se generan oportunidades para quienes tienen la capacidad de mirar los eventos desde una perspectiva de futuro.

– Usted ha defendido un modelo de salario ajustado según el tamaño de la empresa. ¿Cómo operaría esa fórmula?

– El salario mínimo es uno de los factores que distorsiona el mercado laboral y genera ineficiencia. La razón es muy simple: centra la atención en el gasto en la planilla de trabajadores y no en su productividad. Para las grandes empresas, el salario mínimo es irrelevante. Sin embargo, en aquellas empresas subcontratistas que prestan servicios a las grandes empresas, ganan los contratos de servicios a costa del salario de sus trabajadores y de la productividad de su trabajo, donde el salario mínimo pasa a ser un referente relevante.

Un ejemplo: la mecanización de las faenas de cosecha forestal, ha llevado a la industria subcontratista a adquirir maquinaria de última tecnología; los proveedores de dicha tecnología incorporan en sus contratos de servicio postventa horas de capacitación para el buen uso de la tecnología; dichas horas son subutilizadas por las empresas de servicios. Es por ello que escalar el salario mínimo de los trabajadores, según sea el tamaño de la empresa a la cual prestan servicio, no sólo tendrá un beneficio para el trabajador y su familia, sino también aumentará la productividad del trabajo.

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