Economía y Negocios

Essbio aseguró que La Mochita opera en forma 100% segura

Además, se aclararon las acciones de contingencia que se adoptan en caso de contaminación del cauce del río Bío Bío, y también se explicó el importante proceso de potabilización del agua.

Por: Javier Ochoa 04 de Agosto 2019
Fotografía: Essbio

Con un brindis con agua recién producida terminó el recorrido que Diario Concepción realizó recientemente a la planta de agua potable La Mochita.

Fue el gerente regional de Essbio, Peter Schmohl (fotografía), quien tomó la iniciativa como una forma de comprobar lo potable y confiable que es el ingerir el recurso producido en la planta que ya cumple 50 años, y que capta el vital elemento desde el río Bío Bío para abastecer a 165 mil hogares de las comunas de Concepción, Hualpén y Talcahuano, produciendo un total de 4.400.000 m3 de agua mensuales.

Quisimos saber que tan lejos o cerca está Concepción de pasar por una emergencia sanitaria como la ocurrida en Osorno, cuando se contaminó la planta productora de agua potable de Essal con hidrocarburos.

Schmohl fue categórico al señalar que la posibilidad de que lleguen hidrocarburos desde el interior de la planta es nula, puesto que el equipo generador está confinado, junto al estanque de combustible en un contenedor, cuyo perímetro exterior está marcado por una red de canaletas que tiene su propio depósito donde iría a parar cualquier tipo de derrame que surgiera desde el interior (ver foto detalle).

No obstante, tras el derrame de la planta de Essal, Essbio está reforzando este sistema ampliando el área cubierta por las canaletas, ante la posibilidad de que desde el propio equipo generador pudiera derramarse algún tipo de aceite, de manera de bajar a cero la posibilidad de que algún hidrocarburo contamine la planta de agua potable, aseguró esta semana a Diario Concepción el gerente regional, Peter Schmohl.

Ahora bien, qué pasa si es el río el que se contamina.

El ejecutivo explicó que Essbio asume como compromiso estratégico la continuidad del servicio de agua potable, por lo que realiza una revisión proactiva del riesgo de desastres naturales o situaciones de fuerza mayor que permite disminuir proactivamente la vulnerabilidad de los sistemas productivos y establecer planes de respuesta.

Para ello aplica un modelo que analiza el proceso productivo, identifica los peligros para cada etapa (fuentes, captación, producción y distribución) y define posibles niveles de impacto. Eso se traduce en medidas específicas para disminuir al máximo la materialización de algunos riesgos y mitigar el impacto en aquellos inevitables (terremotos, tsunamis, por ejemplo), con la meta de mantener el servicio o restablecerlo cuanto antes.

Essbio cuenta con planes que establecen protocolos de monitoreo, control de fuentes, coordinación con actores de la cuenca de emergencia y entrenamiento. En el caso de fuentes superficiales, como el Bío Bío, participa en la Junta de Vigilancia y es parte de un sistema de alertas que busca que la empresa pueda monitorear eventos ocurridos aguas arriba de la captación y responder de acuerdo al riesgo”.

Un ejemplo de aplicación de estos planes ocurrió en julio del año pasado, con el volcamiento de un camión en la Ruta de la Madera que vertió diesel en el río. Se activaron los protocolos de alerta preventiva, se monitoreó el caudal con personal a pie, en lanchas y drones, se instalaron mangas especiales de absorción en las captaciones y se intensificaron los análisis de laboratorio en las plantas. “Es muy importante también que la ciudadanía denuncie proactivamente actividades sospechosas como vertimientos a esteros, ríos o al alcantarillado, así como situaciones de riesgo”, solicitó Schmohl.

Se aprecia la infraestructura del equipo generador confinado.

Cómo se potabiliza el agua

El agua se capta de dos formas distintas, a través de fuentes superficiales como lagunas, lagos, esteros, ríos y embalses. Y fuentes subterráneas, como pozos profundos, punteras, drenes y norias.

Y la calidad del agua varía según diversos factores: su naturaleza, las actividades que se desarrollen en las riberas de ríos y esteros o por los elementos naturales que pueden ser arrastrados, por esto el proceso de potabilización es más complejo en algunos casos que en otros. “Esto es lo que ocurre en las ciudades más grandes en donde las personas han contaminado tanto estas fuentes, que las aguas deben someterse a un trabajo más complejo, antes de que podamos usarla”, expresó el ejecutivo.

Al agua que es captada por la planta se le retira todo el material flotante que arrastra, tales como palos, ramas y plásticos; mediante rejas finas y mallas móviles.

Luego viene la decantación, donde se produce la separación del líquido de los sólidos. Este proceso, que permite eliminar la contaminación bacteriológica y los elementos sólidos suspendidos que trae el agua, consta de varias etapas, como; Coagulación: en esta parte del proceso, el agua aún posee suciedad y partículas sólidas muy pequeñas, por lo que se le agrega sustancias químicas coagulantes, como el sulfato de aluminio y cloruro férrico, que desestabilizarán a dichas partículas y harán que éstas comiencen a juntarse entre sí. Floculación: Al unirse, las partículas forman verdaderos “racimos” llamados flóculos, que gracias al tamaño y peso que alcanzan, podrán decantar fácilmente. Filtración, acá se retienen todas aquellas partículas que no lograron decantar en el proceso anterior. Finalmente, viene la desinfección, incorporándosele gas cloro, asegurando así su calidad microbiológica y convirtiéndola en agua apta para el consumo.

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