La familia Lama Chadwick partió el negocio en Concepción y después continuó en Santiago. Hoy piensan en otra sucursal.
Hace 10 años la familia Lama Chadwick decidió invertir en un negocio gastronómico en Concepción. Así nació Quijote Restaurant, ubicado en Barros Arana, frente a la Plaza Independencia.
Tras un continuo y arduo trabajo de ir perfeccionando el modelo, lograron posicionarse como un referente.
Tanto así que actualmente atienden mil personas al día gracias a los 700 metros cuadrados y una capacidad simultánea para 330 personasAgregar entrada.
En 2013 decidieron replicar la experiencia en Santiago, donde hoy tienen excelentes resultados. Y es por ello que piensan en una nueva locación.
“Hemos tratado de hacer que Quijote sea súper familiar. Hacemos reuniones semanales con el personal y estamos transmitiendo que debemos cuidarnos, de atender bien, que la comida sea rica. Esto al final es una cadena”, explicó su gerente general, Francisco Lama Chadwick, sobre las claves del éxito, quien siempre está presente en el local, conversando con el público penquista.
Y añadió: “Acá es común que de repente está asentado el gerente de un banco y al frente hay un par de personas jubiladas, que vienen a pasarlo bien”.
Sobre esta cercanía diaria, la gerenta de relaciones públicas del Quijote, Camila Bianchi, resaltó que “a la gente le gusta ver eso, la imagen paternal, de que alguien se preocupa que todo esté bien y en orden”.
La carta es muy generosa: uno de los platos más pedidos es el famoso “Asado del Tata” ( el cual consiste en plateada con arroz y papas fritas , que no supera los $5.000).
“Igualmente tenemos un bistec a lo pobre, un tradicional lomo saltado desde Perú, ceviche para los enamorados del mar, hasta platos de temporada como un caldillo de congrio, risotto de centolla y tabla rocinante (queso philadelphia, parmesano, camembert, jamón serrano, entre otros ingredientes). Además, ofrecemos una coctelería renovada donde el Ramazzotti es protagonista, siguiendo una tendencia a nivel nacional”, enumeró Bianchi, mientras un grupo de clientes brindaba por la buena mesa.