Economía y Negocios

Tironi asegura que promesas de reformas y contra reformas como vía al crecimiento son una fantasía

El reconocido doctor en sociología dice que tampoco cree en las proyecciones de los economistas.

Por: Felipe Placencia 13 de Enero 2019
Fotografía: Lukas Jara M.

El destacado doctor en sociología, Eugenio Tironi, a estas alturas no necesita presentación. Con una extensa carrera de asesorías y más de treinta libros bajo el brazo,  habló el viernes ante el público invitado por la Facultad de Comunicaciones de la  Universidad del Desarrollo Concepción sobre su nueva obra: “Controversias”,  que desglosa la importancia del dialogo en los conflictos que toda empresa o institución debe enfrentar. El tema es contingente ante una sociedad que como nunca no cree en los discursos oficiales.

-¿En qué consiste este libro? Entiendo que explica un sistema de abordar problemáticas en todo ámbito: empresas, instituciones públicas, entre otras.

– Sí, mira sistematiza la experiencia que hemos tenido como oficina en los últimos 20 años, poquito menos, 15. Efectivamente, por un lado, uno ve cada vez más  corrientemente que se producen desbordes o situaciones que se salen de lo que se suponía era la normalidad. Que adquieren un rasgo inesperado, que puede ser la continuación de un río, una cuenca,  que no estaban en los cálculos de nadie. Donde se producen inflexiones en las personas, pero en que los monitores no muestran ninguna anomalía. Hay cosas que se salen de los parámetros preestablecidos. En situaciones que  los mecanismos para monitorearlas y encausarlas y resolverlas no operan. Me refiero a mecanismos que están en el sistema democrático, en modelos representativos, que no le creen a la autoridad, a los científicos, a las empresas, a los políticos, entre otros.  Antes se llamaba a los curas a que arbitraran. Ahora ya no. Entonces no hay a quien recurrir (…) Hay que pensar en cómo vamos a lidiar con esto.

– ¿Cuál es la fórmula?

– No hay una fórmula.

– ¿Experiencias?

– Sí, mira en este libro damos un enfoque. En el fondo consiste en crear instancias de diálogo donde se fabrican un nuevo conocimiento. Donde se llega a ciertos acuerdos que son siempre sujetos a dudas, cierta revisión.

– El diálogo para avanzar.

– Claro, pero tiene que ser simétrico, en la cual se respetan los ciertos saberes, que no buscan establecer soluciones totales, sino que más bien parciales, acotadas. Tampoco busca  soluciones definitivas o regresivas. Sino que al revés, caminos que pueden irse evaluando y que ese diagnóstico esté al alcance y a los ojos de todo el mundo.

    -¿Cómo ser creíble en tiempos que nadie es creíble?

– Sí, lo que pasa es que hoy  no creo que vayamos a tener la fe que teníamos en las figuras o instituciones. Y creo que es una buena noticia. No es una mala noticia.

– Siempre es bueno dudar.

– Claro. La gran demanda que hoy se hace en el siglo XXI es la capacidad de cuestionar, cuestionar y cuestionar. La duda es el origen de todo nuevo conocimiento. O sea, no veo el problema.

– Y en un país en que la base del modelo educativo era el modelo conductual, se pasó al cognoscitivismo. Y hoy se habla de metacognición, donde se hace ese ejercicio de analizar todo. A las autoridades les pilló esta generación que cuestiona lo más mínimo.

– Sí les pilló. Las autoridades confiaban mucho en que si llegabas con un informe, ya sea de ingeniero, abogado o economista, la gente se sometía. En que uno decía, ya frente a esto no tengo nada que decir. Porque, ellos saben lo que es bueno para mí. Hoy en día ese mundo se acabó. La gente estima que ellos mismos son los que mejor saben que es mejor. Dudan respecto al saber científico y económico. Es cuestión de ver el puente sobre el Cau- Cau, el Transantiago, el puente de Prat acá en Concepción, la crisis económica de 2008. Ven que hoy hay muchos motivos para dudar. Ven que en estos desbordes, estas situaciones de crisis,  un experto no va a traer la  fórmula que baje la solución. Hoy  todos quieren participar y aportar.

– ¿Cuál sería entonces la recomendación a las empresas o entidades públicas?, ¿tener esa sensibilidad?

– Claro. Tener la humildad necesaria. Tener realmente la disposición de aprender de los demás. Aprovechar las crisis como fuente de nuevo conocimiento. Abandonar el sentido de la soberbia, la grandiosidad y aprender a tejer acuerdos institucionales.

– En términos económicos, ¿qué le parecen estas reformas a las reformas? Se eligió un Gobierno de derecha tras uno de centro izquierda que planteó reformas que nadie había hecho y se ejecutaron entonces una serie cambios que bombardearon a una sociedad que  se abrumó. En que se asustaron los empresarios, los mismos políticos y la gente. Entonces viene este nuevo mandato y dice: ya, haremos reformas a las reformas, elevando aún más la incertidumbre social.

– Encuentro muy bueno tu diagnóstico. El Gobierno de Bachelet II, como bien dices, digamos, abrumó a la sociedad con reformas emanadas de expertos del Banco Mundial, el Fondo Monetario, de la Ocde o de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile. Todos creían tener la llave maestra para solucionar los temas de educación, economía, con la Reforma Tributaria. Y creo que muchas al final del día, uno dice: ya, está bien que fueran hechas, pero no eran una monedita de oro. De ese punto de vista, yo habría sido más modesto respecto a ellas. Habría tomado la medicina que estoy proponiendo en el libro.

-Claro.

– Ir paso a paso, ir verificando gradualmente y ver si las cosas van como se pensaba.

– ¿Prospectiva?

– Claro hacer prospectiva, pilotaje, prototipos, como se han hecho con otras reformas.

– Comprendo.

– Se ha realizado, por ejemplo, en la desmunicipalización y en la Reforma Procesal Penal. Mira, yo no creo en lo absoluto en las proyecciones de los economistas.

– Claro, son  escenarios que pueden cambiar con las coyunturas.

– Sí. Se dice que la Reforma Tributaria va a ser neutral o al revés, que la contra reforma va hacer despegar el crecimiento. Ambas cosas son fantasías. Nadie sabe.

– Entonces, ¿en este Gobierno también?

-Sí . Este Gobierno cae un poco en ese pecado. Muchas soluciones que son de escritorio. Ha  llegado la hora en que van a tener que negociar en el Parlamento.

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