La llamada ola migratoria llegó para quedarse, coincidieron expositores e invitados, ahora la clave es propiciar la interculturalidad para el bien país.
La convivencia es la clave para adaptarse a la ola migratoria en todo ámbito, incluido el laboral, manejando de buena forma la inicial hostilidad y el paso siguiente que es la coexistencia, es decir, aceptación, pero en forma aislada, sin compartir.
Así lo sostuvo el jefe del área Convivencia y Territorio del departamento de Extranjería y Migración, Cristian Gómez en el seminario denominado Inclusión Laboral y Contratación de Migrantes, organizado por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CNC) y la Cámara de la Produccíón y del Comercio de Concepción.
“Hay que superar los prejuicios iniciales y normales, y conocer a la persona para, una vez que suceda, comience la convivencia, que no significa que todo será perfecto, pero que existirán los caminos adecuados para resolver las dificultades”.
Gómez dijo que hoy, en Concepción el flujo migratorio está liderado por Venezuela y Haití, pero en el histórico sobresale Colombia.
“Bío Bío tiene hasta fines de 2017, un 2,3% de los extranjeros a nivel nacional, esto es 35.700 personas aproximadamente. A su vez, esto representa el 1% del total de habitantes de esta región, versus el 7% en el caso de la Región Metropolitana”.
Sobre la edad del migrante que llega a la zona, Gómez explicó que el grueso son hombres, 60%, y en edad laboral: entre 15 y 29 años representan un 44,6%, y entre 30 y 44 años un 36,4%, quienes viajan inicialmente solos para después traer a sus familias.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo, Manuel Melero, dijo que esta ola migratoria es una realidad que llegó para quedarse y, en este contexto, las empresas son especies de plataformas de destino de inserción de los inmigrantes de formidables ventajas, ya que no hay que olvidar, dijo, que estas personas dejan su trabajo en su país de origen, precisamente, para buscar, en general, mejores alternativas laborales.
“Tenemos una economía cuyo 75% está en manos privadas, por lo que son las empresas las que deben hacer bien este trabajo de reinserción y, por eso, estamos en este tipo de actividades, enseñándoles a nuestros socios cómo utilizar esta mano de obra y, a su vez, verlo como una ventaja para sus negocios, aprovechando las distintas riquezas culturales y complementarlas con nuestros valores y creencias”, planteó Melero, añadiendo que como gremio han querido destacar el concepto de interculturalidad.
La idea de educar en este ámbito y ayudar con la tramitación, y regularización de visas tiene que ver, también, con evitar que estas personas caigan en manos de mafias o personas inescrupulosas, ya que se arriesga entrar a un ciclo vicioso marcado por la clandestinidad e ilegalidad, que puede ser difícil de romper a posterior, aclaró Manuel Melero.
“Nosotros queremos incorporarlos a nuestras empresas con buenas prácticas, somos los primeros empleadores, ya que cerca del 40% de los extranjeros trabajan en el sector comercio, servicios o turismo, áreas donde el trato con el cliente es directo. En general, la experiencia ha sido buena, trabajan bien”.
Melero concluyó que el desafío es seguir trabajando para incluir al inmigrante de buena forma, de modo que la interculturalidad sea una ventaja para todos.