Asociación, innovación y persistencia son las claves que utilizan empresas que trabajan “a mano” como Giusseppe Francini, Villaseñor, Style Gin, Vía Fashion, Rincón Chileno y Minie .
“Somos emprendedores que amamos lo que hacemos. Quedamos en la miseria. Sin casa. Sin nada por las importaciones y ahora seguimos luchando contra ellas”, asegura Francisca Rebolledo, de calzados Minie, con 40 años de trayectoria en el Gran Concepción.
Esta suerte de declaración de guerra comercial da cuenta de las heridas que ha dejado la llegada de los productos fabricados en el extranjero desde hace décadas.
De hecho, la Cámara de Industriales del Cuero, Calzado y Afines Federación Gremial, Fedeccal, advierte que la cantidad de países que envían a Chile subió de 77 a 79 en los últimos años, estando a la cabeza China, Vietnam e Indonesia. Le siguen Brasil, India, Cambodia, Italia, España, Perú y México, entre otros.
“¿Cómo compites con las tiendas que traen miles de pares que no sobrepasan los US$ 2 dólares? Las ganancias que tienen son incomparables cuando vez los precios finales en las vitrinas versus la inversión”, pregunta Rebolledo, con una expresión de tristeza.
Algunos sucumbieron y otros siguieron valientemente. La clave para sobrevivir al denominado “Valle de la Muerte” es comenzar a innovar, renovar las estrategias y optar por la vía de la persistencia.
¿De quiénes hablamos? Giusseppe Francini, Villaseñor, Style Gin, Vía Fashion, el Rincón Chileno, Minie, Angelina, Di Luchiani y Rubén.
Todos se aliaron y están instalados hasta la próxima semana en las inmediaciones de los Tribunales.
La estrategia de estar en pleno corazón del centro les está dando resultados: mayor visibilidad para captar nuevos clientes, en especial durante este verano.
“No nos podemos quejar. Por estos días no nos ha ido mal”, asegura Tito Campos detrás de Sidecal, Pyme detrás de la marca Style Gin.
No obstante, aún lo asusta el pasado. “Antes habíamos muchos en esto. Ahora quedamos pocos. Las importaciones nos pasaron la cuenta. Literalmente”.
Es por ello que el otro factor importante para ganar las batallas del día a día fue ofrecer buenos precios y calidad. Los calzados elaborados por Campos no sobrepasan los $40.000. Y estamos hablando de mercaderías hechas a mano y de excelente cuero.
Addeline Lagos, hija de José Francisco Lagos y Alejandra Letelier, dueños de Giusseppe Francini, también rememora los difíciles años cuando llegó la denominada oleada china.
“Mis papás hace 35 años que están en esto. Antes vendían al por mayor, pero después ya no se pudo. Era chica cuando pasó”, cuenta la joven.
Sin embargo, dice que las tendencias del mercado están cambiando. Esta vez a favor.
“Mucha gente está volviendo al cuero natural. Nuestras propuestas de vestir son muy bonitas. Incluso, tenemos unos para diabéticos. Adentro el pie siente todo suave y cómodo. No hay costuras o terminaciones mal hechas. El objetivo es evitar heridas, que es todo un tema para ellos”, destaca Lagos.
Lo mismo estima María Chavarría sobre esta nueva preferencia por la oferta local, quien junto a su hija Carla tienen llamativas ediciones destinadas a las jóvenes.
“Está repuntando. Eso sí, de a poco. Ahora al menos sabes que te puedes mantener en el tiempo”, opina cuando algunos penquistas preguntan por los precios de los modelos que están a disposición, mientras cierran los paraguas.
“La lluvia a veces cae fuerte, pero no moja tanto”, comenta un comprador al recibir un pedido.