Economía y Negocios

Aseguran que haitianos enfrentan arriendos caros y abusos laborales

Por: Felipe Placencia 09 de Marzo 2018
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

La vocera de la Fundación Unibi, Carmen González,  explica que el lema de los isleños es “trabajar  para enviar dinero y que  la familia no muera de hambre”.

Sin embargo, se han encontrado con incumplimientos por parte de empleadores.

Pablo Herrera  canta “Magia” en la Plaza de Armas de Concepción. Dos haitianos se detienen a mirar. Ambos con mochila de explorador se ven cansados. Hay un detalle que revela la cruda realidad con la que arriban a la zona: uno de ellos lleva unas zapatillas tan desgastadas y que dejan al descubierto sus pies.  Ambos intercambian palabras  en creole y siguen su camino.

Hoy  quienes llegan desde Haití, conforman la comunidad que más ha pedido visas  a la fecha junto con los venezolanos. De acuerdo a la Gobernación, desde enero a marzo han llegado más de 2.000 extranjeros. El 80% de estos serían de ambos países.

Y, según la Fundación Unibi (Unión de Inmigrantes Bío Bío), sólo en Barrio Norte vive un centenar de extranjeros provenientes de la isla.

 Gallineros por piezas

 Muchos de ellos no vienen directamente desde su país. Primero se establecen en Santiago, pero al cabo de un tiempo, prefieren irse, dado que les parece “muy peligroso” y que “por nada del mundo volverían”.

Es así como Concepción se ha convertido en una opción. Y si bien la consideran una ciudad tranquila y buena por las oportunidades que ofrece, han debido enfrentar algunas dificultades al momento de instalarse.

Su vocera, Carmen González, detalla que muchos de ellos durante los primeros meses han sorteado altos arriendos por piezas de mala calidad, que fluctúan entre $150.000 a $180.000 al mes. Muchas de ellas se gotean con la lluvia penquista.

“Hemos visto abusos. Se han aprovechado por la necesidad que ellos tienen: de vivir  en un lugar y  tener un techo. Les arriendan, yo creo,  los gallineros y les ponen un poco  de tablas para poder ofrecérselos a los haitianos. Hay otros  que no quieren darles, ya que creen que pueden venir con algunas enfermedades”, asegura González.

Pero también hay pensionistas considerados. “Hay residenciales muy dignas que cobran entre $75.000 y $80.000”, precisa González, quien muchas veces ha salido en búsqueda de lugares para que se hospeden.

No pagan los sueldos

En lo que respecta a los trabajos,  revela que  algunos empleadores no respetan los contratos.

“No les cumplen con sus sueldos. No le pagan sus imposiciones. Ahí como Fundación Unibi intervenimos.  Consultamos, vamos a ver sus contratos y  hablamos con los empleadores. Hacemos acompañamientos.  Vamos a todas las oficinas: Intendencia, PDI,  Extranjería, AFP, Fonasa. Tratamos que la ayuda sea íntegra”, cuenta la representante de la Fundación Unibi.

La Dirección del Trabajo resalta que realiza constantes fiscalizaciones con 80 procedimientos al momento. De ellas, 13 han cometido faltas, efectuándose 41 sanciones.

Ayuda social

Carmen González destaca que en Barrio Norte, por ejemplo, hay un grupo de penquistas que muestra el lado solidario: la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, el Cesfam Tucapel y la propia fundación de la cual es vocera.

Durante el año pasado en el recinto asistencial de salud  del sector se realizaban clases de español tras autorización de su director Rodrigo Placencia Silva.

Y, debido al crecimiento de interesados, esta temporada se dictarán en el establecimiento educacional Balmaceda, donde Annette Gómez jugará un papel importante, ya que domina el creole.

Es ella quien se ha representado en oportunidades para velar por los derechos de los migrantes que se han establecido en el sector, ya que está finalizando la carrera de derecho.

De ahí a que en Unibi estén atentos ante cualquier situación irregular para que la estadía en el Gran Concepción sea la mejor.

“Enviar dinero para que no se mueran de hambre”

La representante de Unibi, Carmen González, reitera  que Concepción les parece amigable, pese a las barreras culturales, los problemas que aparecen en el camino para establecerse y desarrollarse en lo laboral.

“Son súper laboriosos y  responsables. Ellos saben que la única manera de ayudar a sus familiares que están en  Haití es trabajar, trabajar y trabajar para enviar dinero a  sus familiares y que no se mueran de hambre. Ese es su lema”.

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