Economía y negocios

La colusión de los pañales

No es un castigo efectivo los reclamos en redes sociales solamente, sino que la mejor lección que el consumidor puede hacer es premiar a las empresas que realmente están haciendo las cosas bien.

Por: Diario Concepción 23 de Diciembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-219.jpg

No es un castigo efectivo los reclamos en redes sociales solamente, sino que la mejor lección que el consumidor puede hacer es premiar a las empresas que realmente están haciendo las cosas bien.

 

 

La historia parece repetida. Hace algún tiempo se hablaba sobre la colusión del papel tissue, y como esto afectó, sin duda, al bolsillo de todos los chilenos. La reputación de las empresas coludidas se vino por el suelo, y una ola de reclamos e indignación colectiva, fuertemente reflejada en las redes sociales, se hizo presente en la agenda nacional. A pesar de que el caso corresponde a un acuerdo realizado entre los años 2002 al 2009, y que esta información solo fue pública en base a un beneficio de delación compensada hacia una de las partes, llama poderosamente la atención, que tanto Cmpc como Kimber-Clarke, se auto declaren en sus respectivas páginas web, como empresas socialmente responsables, con énfasis en aspectos como la sustentabilidad, la relación con proveedores, clientes, entre otros.

Los distintos actores de mercado toman decisiones de índole financiera, en función a la información que las empresas muestran públicamente. Estos reportes son preparados con apego a instrucciones de los más altos ejecutivos de cada compañía. En ese escenario es, por lo menos anecdótico, la existencia de este acuerdo de colusión. Esto nos llama a reflexionar: ¿Qué tan transparente es la información que las empresas muestran al mercado? ¿Qué tan efectivos son los mecanismos de control, como los gobiernos corporativos, que muchas empresas lucen orgullosamente? ¿Qué tan eficientes son las instituciones de gobierno que están llamadas a velar por los intereses de las personas en este sentido?

La colusión, como concepto, genera un mal tremendo a la sociedad en su conjunto. Este se amplifica cuando esta concertación se hace en productos de primera necesidad como el papel tissue, los pollos o, en este caso, los pañales. Situaciones como la recién develada, hace dudar, con justa razón, sobre la real imagen de esta empresa, y cómo muchas personas piensan, las empresas solo muestran "lo que les conviene mostrar" y no la realidad total en su conjunto.

Es necesario aclarar que el concepto "empresa", se base sobre personas, porque son seres humanos, no máquinas las que toman decisiones y, por ende, tanto este caso como los anteriores, nacen por decisiones tomadas por personas naturales. Para cerrar el círculo, aún falta por determinar qué tan involucrados en esta práctica estaba la alta gerencia o los directorios de cada compañía, o bien, esto fue un acuerdo realizado en la línea secundaria de gerentes.

La molestia es entendible y justificable. Estas empresas, sin determinar aún responsables concretos, abusaron de su posición dominante en el mercado, perjudicando a miles de consumidores. Sin embargo, no es un castigo efectivo los reclamos en redes sociales solamente, sino que la mejor lección que el consumidor puede hacer, es premiar a las empresas que realmente están haciendo las cosas bien y como corresponde.
 

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