Celso Castillo: partido extraño porque tuvo poco trabajo ante un rival que no propuso mucho, resolvió simple cuando le quedó en los pies y, en la única, dudó si salir o no y recibió el gol por la desconcentración de su defensa.
Claudio Fernández: siempre pide la pelota y cuando la tiene es atrevido para conducir hacia adelante. No tuvo compañeros muy inspirados con quienes asociarse y fue el primer cambio para Del Solar.
Dylan Aravena: no tuvo errores ni problemas con Inostroza o Ramírez. Hizo un partido correcto frente a un equipo que intentó con los centros en la primera etapa y después ni siquiera eso.
Maximiliano Riveros: no calculó bien en el gol de Limache, pero siempre es de los que mete, pone garra y, cuando ya no hay armas, se va arriba para ver si le llega un buen centro. Rara vez llega.
Agustín Ambiado: le ha costado ser el buen lateral de la primera rueda y es uno de los tantos que no está jugando al nivel que se sabe que puede dar.
Cristóbal Vargas: en un equipo sin contención natural, tuvo que sacrificarse varias veces y también remató al arco en la jugada que le quedó en los pies a Ibarra. Correcto, en un equipo donde pocos pueden ganarse ese adjetivo.
Fabrizio Manzo: cuando volvió de la lesión parecía recuperar su nivel, pero le está costando ser el Manzo que hacía de todo. El mediocampo morado tiene poco fútbol y se espera más protagonismo suyo.
Joaquín Verdugo: siempre ilusiona cuando la toma porque la gente sabe que es bueno para la pelota. Pero generalmente se queda en ilusión y contra Limache gravitó poco y falló varios pases profundos.
Ignacio Sepúlveda: ganoso y encarador en el primer tiempo, pero muy errático. En el segundo le tomaron la mano y apareció muy poco. Se nota que le faltó otro extremo por el lado contrario para no ser la única salida.
Gabriel Vargas: siempre pone ganas, se enoja porque siente la camiseta, pero solo tuvo un derechazo que empalmó incómodo y desviado y algunos pivoteos no muy en conexión con Ibarra.
Juan Ibarra: intentó un par de remates, pero en el segundo tiempo falló la ocasión más clara del partido, de manera increíble y desapareció. Está peleado con el arco, justo cuando más lo necesitan.