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¿Formar grupos o competir? Cómo encarar el proceso formativo en el deporte

Tratar de generar nuevos talentos, independiente de la disciplina, asoma como un proceso siempre complejo, sobre todo cuando no se cuenta con un material que, a priori, pueda alcanzar un alto nivel. Personas ligadas al trabajo con series menores dieron su opinión al respecto, y aseguraron que es fundamental, en primer lugar, definir los objetivos, en especial en las categorías más chicas. Además, se destacó que a nivel de selección lo más relevante es la competencia, pues independiente de la edad quienes lleguen ahí deben tener un potencial y un piso técnico-táctico ya ganado. Y al medirse con rivales exigentes desde todo punto de vista, también hay que atender la parte psicológica de acuerdo a los resultados y el rendimiento exhibido.

Por: Ricardo Cárcamo - Samuel Esparza 20 de Junio 2022
Fotografía: Diseño: Andrés Oreña

Recambio. Una palabra muy de moda por estos días en el deporte chileno, en especial ligada al fútbol. Mientras la selección adulta, de la mano de Eduardo Berizzo, se despedía de su gira por Asia con dos derrotas, un empate -que luego fue caída en penales ante Ghana- y cero goles a favor, en el país sigue el debate sobre la “jubilación” de la generación dorada o mantenerlos como la base del equipo, pensando en que no se ven nombres que amaguen de verdad a quienes construyeron la década, quizás, más gloriosa del balompié nacional en su historia.

Ese recambio no se ve. No al menos con gente del mismo nivel de Medel, Alexis o Vidal, que a corta edad ya pintaban para cracks y hablaban de ser campeones del mundo. “Fue un espejismo”, dijo Pablo Milad, presidente de la Anfp, sobre este grupo que levantó dos copas América y puso a Chile, por largos años, en la elite del fútbol mundial. En ese proceso, las selecciones menores, salvo un par de Sub 17 que clasificaron a copas del mundo, han tenido pésimos resultados y un trabajo casi nulo si se quería mantener a la “Roja” en el primer plano internacional. Muchas voces dicen que les falta mayor competencia, más roce internacional, en vez de privilegiar los microciclos, que hasta ahora parecen como lo principal en una hoja de ruta que suma más interrogantes que certezas.

Ese proceso de cambio, de buscar nuevos talentos, no es sólo cosa del fútbol. En todas las disciplinas, cuando hay que renovarse en el éxito o bien se apunta a volverse más competitivo, puede surgir la interrogante de cómo enfocar esa etapa: si es mejor privilegiar la formación de grupos, de conocimiento entre los propios jugadores, o derechamente pensar en resultados y en generar instancias de roce y competencia lo más exigente posibles.

Mario Salas, actual entrenador de Huachipato, fue técnico de una de las últimas selecciones menores con buenos resultados a nivel internacional: la Sub 20 que llegó a cuartos de final en el Mundial de Turquía, y quedó eliminada en el alargue frente a Ghana. A su juicio, “entrenar en microciclos como lo hace Chile y complementarlo con asistir a campeonatos internacionales creo que sería algo muy bueno. Repito, es algo complementario, no veo que sea una cosa o la otra (…) Ahora, lo que está haciendo Chile, en el sentido de formar equipos, que se conozcan, sería bueno unirlo con lo que hace Venezuela, porque la mejor evaluación que puede tener un cuerpo técnico y todos en general es compitiendo en instancias como el torneo de Toulon que se realizó hace poco. En ese mismo evento hemos tenido muy buenos resultados anteriormente, me recuerdo de una selección de Ivo (Basay) y eso fue muy provechoso”.

En esa línea, el “Comandante” añadió que “el hecho de estar compitiendo nos deja evaluaciones muy reales y precisas, da la posibilidad que los jugadores se sigan motivando, pues deben entrenar con un objetivo que es disputar partidos, ojalá con selecciones y eso es bastante bueno. Más allá que la Sub 20 no estuvo en este torneo (Toulon), sé que ha disputado hartos partidos. Lo ideal es eso: entrenar y jugar, desarrollarse, buscar un equipo, un plantel para el futuro sudamericano, para poder clasificar al mundial. En ese camino, es importante jugar de forma constante para que los jugadores vayan evaluándose y viendo si son capaces de competir al alto nivel”.

Sobre el recambio en general, Salas afirmó que “cuando se tenga un convencimiento que las divisiones menores no solamente nos generan jugadores para el plantel profesional o poder vender rápidamente, sino que para tener jugadores que generen una mayor identidad o que la gente se involucre y los clubes puedan llegar a las distintas comunas a través de su fútbol joven, eso permitirá que salgan mejores jugadores y no solo en generaciones puntuales. No preocupa el largo plazo, sólo los planteles profesionales y ese círculo vicioso apunta a tener la suerte que un grupo se arme y te pueda llevar a un mundial”.

Bastián Díaz, jefe del área técnica y física del fútbol formativo de la UdeC, aseguró que “tenemos que llevarlo a escenarios diferentes, porque los objetivos que se proponen a veces son distintos. Puedo hablar de formación de deportistas desde el ámbito recreativo y de la participación masiva, o de la formación de deportistas proyectables hacia la alta competencia. Hay aspectos dentro de ese proceso que son diferentes, hay exigencias diferentes”.

Del proceso, detalló que “en relación a la formación de un jugador que sea proyectable hacia lo competitivo-profesional, claramente la competencia se transforma en un medio, no un fin, porque da la posibilidad de someter al jugador que se está formando, indistintamente la edad que tenga, a una instancia de mayor exigencia, de mayor requerimiento, en donde muchas veces en el mismo entrenamiento o en el mismo proceso de formación que está desarrollando, hay elementos que no se manifiestan. Por ejemplo, es distinto prepararse y enfrentar todos los días a tus pares, a tus compañeros de equipo, que a gente que no conoces y te propone ciertas demandas distintas. Eso, obviamente, al jugador le favorece porque son estímulos distintos y nos permite a nosotros como formadores ver cómo responden a esos nuevos estímulos”.

Díaz apuntó a un equilibrio entre competir y trabajar en grupos, aunque destacó que mientras van edad más releva ncia tiene el medirse con oponentes exigentes.

“La competencia te entrega otros requerimientos, es como evidenciar una prueba que nos permite saber si los objetivos que plasmamos dentro del proceso a la hora de competir y no sólo son metas desde el punto de vista técnico, físico, táctico. Hay otras psicológicas, socio-afectivas que nos van entregando indicadores para ir reconociendo cómo nuestro jugador va respondiendo a esas instancias (…) Muchas veces nos engañamos porque hay chicos que a los 17 años muestran un gran potencial desde lo físico, desde lo futbolístico, pero desde lo emocional y mnetal están en etapas de formación, aún son niños. Y cuando enfrentan instancias en donde el estrés de lo que genera una competencia es mayor, donde hay más responsabilidad en cuanto al resultado, como pasa en el fútbol profesional, donde eso es clave y ahí lo que más importa es eso, el jugador muchas veces tiene la potencialidad para rendir a ese nivel, pero desde lo mental aún no está listo.”, dijo.

Otros deportes

Raúl Umaña, entrenador de balonmano, indicó que “Lo común es que la gente cree que por competir o ganar un chico o equipo es bueno. En edades de 10, 12, 14, 16 hasta los 18 años hablamos de deporte formativo, y en ese sentido lo que uno debe procurar en estas etapas es enseñar la mayor cantidad de conceptos del juego, del deporte, de la técnica, eso debe ser preponderante a los 14, 15 años o incluso antes, que los chicos la aprendan muy bien. Y el resto lo va adquiriendo en relación a contenidos propios del juego, en cuanto a lo estratégico y táctico”.

Además, indicó que “pero no por eso se debe dejar de lado competir y el triunfo. Siempre será más bonito ganar que perder, pero no es lo relevante a estas edades. Si ganas un campeonato, con el paso de los años será un bonito recuerdo nada más, sin quitarle valor a ese momento. Hay que entenderlo de esa manera. Entre los 14 y los 16, los chicos están en pleno proceso de búsqueda, de aprendizaje”.

Gualberto Mesa, formador y entrenador de canotaje, señaló que “si hablamos del deporte formativo en chicos de 11, 12, 14 o 15 años, salir a competir es muy bueno ¿Por qué? Porque le servirá para ir adaptándose tanto en lo físico como en lo mental a la competencia que es parte del deportista. Trabajar macrociclos estrictos con ellos no es bueno, porque todavía están en etapa de aprendizaje. Si el entrenador tiene que tener la claridad en su entrenamiento, pero necesitan hacer mucha base. En nuestra disciplina necesitan hacer kilometraje cuando ya tienen una técnica bien desarrollada. Mucho trabajo técnico, trabajo de capacidades físicas básicas, mejorar la resistencia, entrenamiento de fuerza fundamentalmente con su carga, que puedan hacer barras, paralelas, flexiones de brazo, es decir que sean capaces de trabajar sin problemas con su peso corporal, y sobre todo haciendo énfasis en el trabajo técnico”.

En esa línea, añadió que “en la competencia, si un chico rema técnicamente y sus capacidades técnicas básicas están desarrolladas atléticamente, no cabe ninguna duda que le irá bien a temprana edad en una competencia. Ojalá tener donde nadar porque la natación es fundamental en cualquier disciplina deportiva, gimnasia y actividades gimnásticas donde desarrollan motricidad y coordinación de la mejor manera posible. Nos falta mucho por crecer en esa línea, es ahí donde debemos trabajar”.

Juan Carlos Contreras, formador y técnico de halterofilia polo de Cañete, afirmó que “en mi opinión es que ambas estrategias son importantes en su justa medida. Yo diría más bien que todo dependerá de los recursos disponibles y también del tipo de deporte que se pretenda desarrollar de manera formativa. Sobre todo pensando que en el caso de los deportes individuales, como son más monótonos, a veces la estrategia de salir a competir con oponentes quizás no de mayor nivel sino solo con la intención de compartir una experiencia competitiva con otros niños, dan como consecuencia que los niños se motiven y se mantengan en el deporte que están practicando”.

Al respecto, añadió que “me parece que esa es una de las mayores problemáticas que existen en el deporte formativo, que generalmente los niños tienen poca experiencia al momento de medirse con otros niños, lo que produce que a lo largo del proceso se vayan desmotivando y se vayan retirando del deporte. Pero insisto que ambas instancias son importantes. Porque el trabajo de armar buenos grupos también da la opción de ir realizando una buena base”.

Felipe Alonso, formador y entrenador de tenis, comentó que “independiente del nivel que sea, los microciclos tienen que ser igual, y estos son semanas donde tú planificas y planteas objetivos. Pueden ser microciclos de carga, de descarga, de competencia, de choque, hay varios, Entonces, independiente del nivel que sea, o si es interno o externo, los tienes que hacer igual. Microciclo es microciclo”.

Además, indicó que “si me preguntas si en la etapa formativa es mejor hacer competencias internas y de alguna manera ir potenciándose en el grupo, probablemente te sirva un tiempo muy limitado. Porque si estás formando, por ejemplo para competir, necesariamente deberás salir a competir con tipos de distintos niveles, mejores y peores. No sé si es mejor o peor uno sobre otro, pero sí son necesarios ambos. No puedes prescindir de uno. No puedes decir ya, haré microciclo formativo solo compitiendo con oponentes de nivel en otras regiones, clubes o países. No puedes prescindir de eso ni tampoco de hacer competencias internas, hacer grupos y entre esos grupos competir”.

Alejandro Gyllen, entrenador de básquetbol del Club Infinito y y también integrante del staff de selecciones, indicó que “creo que el deporte formativo depende del objetivo, de la misión y visión del club. Hay clubes que tienen objetivos totalmente formativo-recreativos y otros formativo-competitivos. Ambos tipos de metas son válidas y dependerá de lo que busque la institución. Cuando se trata de selección, ahí no es formación, es totalmente competitivo. Si bien hay procesos que comienzan a los 14 años es un tema que no incluye ese aspecto. En mi caso, las mejores jugadoras de los clubes son las que nominamos a la selección y donde esperamos que vengan con los fundamentos ya trabajados. Esas chicas se incluyen en estos procesos. Es netamente competitivo, aunque la formación podría realizarse más que nada en cosas actitudinales, que por ejemplo no se toleran a lo mejor a nivel adulto pero sí hay una flexibilidad en series menores. Pero en tema deportivo, no hay formación a nivel de selección”.

Mirada psicológica

Rolando Sepúlveda, psicólogo del deporte que trabaja con el plantel de Huachipato, afirmó que “a mi juicio, y la evidencia también lo muestra, se pueden hacer procesos en paralelo. Como todo proceso de aprendizaje, requiere conocer aquello que se quiere aprender, y en este caso los niños y niñas, deben tener un momento para conocer cómo funcionan en instancias competitivas y en las que no lo son. A no todo el mundo le acomoda competir ni es feliz en eso. Aunque muchos lo vean así, competir no es algo inherente al ser humano. Primero, es bueno ver con quién estamos y con qué situaciones tenemos mayor comodidad y bienestar, sobre todo porque entre los 10 y 14 años se pueden sentar ciertas bases, por ejemplo para el deporte de alto rendimiento, pero el porcentaje de personas que finalmente lo realizan es ínfimo. Creo que es importante que niños y niñas compitan para ver si se sienten cómodos, lo mismo con otras instancias más lúdicas, y eso que oriente a los padres a tomar una decisión. Eso es muy importante para generar bienestar en las personas”

El psicólogo agregó que “respecto a competir con personas mayores o una exigencia más alta, creo que lo mejor es probar para ver si eso puede ser o no. De ahí a programar algo sin probar, es más complejo. Por ejemplo, si una niña juega voley y con gente de su edad compite mucho mejor y en el fondo le puede ser fácil, siempre y cuando ella quiera se puede probar en una categoría menor, pero no sistematizar algo sin saber primero cuáles son las respuestas de esa niña frente a una situación dificultosa. Muchas veces, eso de avanzar a la categoría siguiente pareciera que es algo natural, pero nadie entiende que se requiere una preparación previa, especialmente desde lo psicológico. Independiente de las habilidades técnicas y la parte física, una niña de 10 años tendrá diferencias con una de 15 o 16, psicológicamente hablando. Igual, todas las situaciones son susceptibles de ser probadas, y no necesariamente significa que funcionará en todos los casos, se debe ver situación a situación”.

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