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Francisca Sanhueza y el fiel reflejo que deporte y estudios te llevan muy lejos

Tiene 21 años, creció en Cañete, llegó a una preselección, se consolidó en Cubla y hoy es parte del hándbol de la UDD. Muy cerca de ingresar a cuarto año de odontología, asegura que "organizándote bien, en la U hay tiempo para todo".

Por: Carlos Campos 10 de Enero 2022
Fotografía: Cedida

Un fiel reflejo que cuando se quiere, se puede. Tiene 21 años, aunque desde muy chica sabe lo que es el sacrificio para llegar lejos deportivamente.

Francisca Sanhueza destaca en el handbol desde cuando en el Liceo Gabriela Mistral, de la comuna de Cañete, comenzó a dar sus primeros pasos. Iba en cuarto básico y también lucía en otras disciplinas, como por ejemplo patinaje y básquet. “Es que mi familia siempre ha sido muy deportista, no tenía por donde no practicar algo. Mi papá siempre jugó básquetbol y mi mamá hacía atletismo. Además, mi hermana menor igual juega handbol y la mayor estudia medicina, por lo que no tiene mucho tiempo”, dijo Francisca, que hoy estudia la carrera de odontología en la U. del Desarrollo.

Sobre los motivos por los cuales se inclinó por el handbol en desmedro de los demás y su crecimiento en la disciplina, Francisca comentó que “es un deporte súper completo. Te permite desarrollar y crecer mucho, compartir en equipo. Se pasa bien tanto dentro como fuera de la cancha. Al final era el que más me apasionaba. En el colegio entrené muchísimo, competí en juegos escolares, comunales, regionales, provinciales, en todo, y cada vez me fue gustando más. Más tarde empecé a jugar por Cañete y eso me llevó a la preselección nacional”.

Ese momento fue especial para Francisca, ya que estuvo concentrada en el CEO (Centro de Entrenamiento Olímpico) en Santiago. “Sin duda fue una experiencia completísima, muy bacán y linda. Fueron años que recuerdo con muchísima emoción, porque fue una gran época deportiva. Crecí mucho porque todavía era chica y cuando viajaba a Santiago lo hacía sola, aún estando en el colegio. Maduré y crecí a nivel personal como deportivo. Tras ello, cambié de equipo”, revela la estudiante de la UDD.

¿Dónde partió? Estando en Cañete, Francisca fue a jugar a Cubla de Los Ángeles, en un viaje de ida y vuelta tan eterno como feliz. “Pasaba por Conce, o sea me daba una tremenda vuelta para llegar. Eran como cuatro o cinco horas, aproximadamente. El esfuerzo era enorme, aunque valía la pena. Uno juega y hace deporte, pero también estaban las amigas. La vida de club es súper importante, se pasa bien. Tengo muchas medallas que logré en torneos, con mucho cariño recuerdo la de los Juegos Deportivos Nacionales, ya que estábamos representando al Biobío. Ahora mismo sigo en Cubla, incluso el fin de semana antepasado terminamos la liga regional. Perdimos un partido y por sólo 3 puntos. Estamos viendo si salimos primeras o segundas”, cuenta.

Etapa ingrata

Desde su ingreso a la UDD, Francisca no ha podido igualar la intensa carga de partidos que enfrentaba a nivel escolar. “Llegué y estando en primer año, alcanzamos a jugar un partido y después nada más. Ha sido un poco fome, pero las ganas siguen más que intactas por seguir entrenando y jugar. La pandemia nos ha permitido juntarnos recién en los últimos meses a entrenar. No nos hemos visto mucho, me tocó llegar justo cuando estaba entre estallido social y el virus. No niego que cuando llegué a la UDD la prioridad eran mis estudios, pero no quería dejar de lado lo que me apasionaba. Ahí me di cuenta que acá había selección de handbol y para mi fue perfecto, porque podía desarrollar las dos cosas que tenia en mente”, expresa.

¿Y cómo las complementa? Una carrera muy exigente como odontología, de seguro demanda horas de estudio. “Estoy terminando tercer año y es lograble. Hay que saber compatibilizar los tiempos. Es la típica frase que todos dicen, pero hay tiempo para todo, es verdad. Si se organizan y les gusta el deporte, botarán todo el estrés que genera la universidad”, sentenció Francisca, quien aprovechó de destacar a Raúl Neira, Rolando Salazar y Liliana Veloso, profesores de Cubla el primero y de Cañete ambos, como fundamentales para sus años de crecimiento.

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