A sus cortos 13 años, el alumno del colegio Almondale San Pedro es todo un ‘veterano’ del circuito escolar, donde brilla hace años en la liga de fútbol. Dueño de una técnica poco común a su edad, sueña en grande con la pelota en los pies.
Hay veces en que los juegos de niño pueden transforman en un hobby, luego en pasión y de ahí son capaces de traspasar cualquier límite. Algo que puede contar Vicente Toledo (13 ), quien en cosa de tiempo pasó a ser de un constante alentador desde las tribunas, a protagonista en una cancha de fútbol.
Todo partió cuando tenía apenas cuatro años, y era habitual acompañante de su padre en los estadios para apoyar a Lota Schwager, el club de sus amores. Y como los niños no saben de imposibles, se imaginó sobre el pasto como uno más de aquellos hombres que vestidos de corto, perseguían una pelota.
La respuesta no tardó en llegar en forma de una inscripción en la filial de la Universidad Católica en San Pedro de la Paz, su comuna. Con los cruzados dio sus pasos iniciales, aprendiendo los primeros secretos del deporte y oficiando como un entusiasta delantero.
No recuerda todo de esos tiempos, aunque sí tiene claro que desde la primera vez que chuteó un balón, le gustó de inmediato esa sensación única del juego. Quizás por eso se le dio fácil, casi natural eso de ser futbolista, como si su destino estuviera ya escrito.
Su precocidad en la cancha era evidente, tanto así que a su familia no le quedó otra opción que atender a sus tremendas condiciones y permitirle dar un paso de calidad en su promisoria carrera. A los siete años ya era flamante miembro de Huachipato, donde tendría un desarrollo crucial.
“Ahí aprendí a posicionarme más en la cancha, a pegarle mejor al balón porque antes jugaba a lo que saliera. Fue casi como aprender a jugar de verdad”, relata sobre su llegada a la institución siderúrgica, en la que paulatinamente derivó en un técnico mediocampista.
No por nada su gran ídolo es Lionel Messi, su espejo cada vez que sale a la cancha. “Me gusta tener visión periférica del juego y dar pases filtrados. Tampoco tengo problemas para llegar al área contraria y marcar goles cada vez que se da la oportunidad”, señala.
Con todo ese recorrido en sus espaldas, a Vicente Toledo destacó rápidamente en el circuito Adicpa en representación de su colegio, el Almondale San Pedro, donde se acostumbró a ser el más pequeño de su selección. Y es que lógico, semejante talento no se podía desperdiciar. Gracias a eso y pese a su edad, ya es todo un veterano en el campeonato escolar.
“Siempre me gustó jugar con niños más grandes, entonces no se me hizo difícil adaptarme. Además que encontré muy entretenido estar compitiendo todas las semanas, me ayudó a crecer harto como deportista. Divertido igual eso de ir a distintos colegios, conocer más amigos y encontrarse con ellos constantemente”, manifiesta.
Reconoce que no son el mejor equipo, pero aun así fueron capaces de hacer una semifinal, en el mejor resultado desde que está compitiendo en el certamen. “Yo estaba en quinto año y quedamos afuera de la final en penales. Hay equipos muy fuertes como el Saint John’s y otros que habitualmente están arriba. Pero lo más especial es jugar el clásico con Almondale Lomas, un partido que siempre queremos jugar y ganar;lo bueno es que tenemos paternidad, les ganamos siempre”, comenta.
Y añade, “Adicpa es una buena experiencia en todo sentido porque compartes con muchos niños, pero también se aprenden valores como el respeto y la disciplina, no se trata solo de hacer deporte”.
Hoy, cuando el silencio es el único presente en las canchas escolares, Vicente reconoce que extraña jugar y que la pandemia fue un duro golpe para los niños que hacían de cada fin de semana una competencia.
“Es que estábamos acostumbrados, entonces que se acabara todo de un día para otro fue difícil. Se extraña encontrarse en una cancha, tocar el balón, compartir y todo lo que se da en el fútbol”, sostiene.
Aún así, y considerando que recién cursa octavo básico, tiene la esperanza de volver a la cancha y levantar su primera copa en Adicpa. “No quiero irme del colegio antes de ser campeón. En el equipo llevamos hartos años jugando juntos, nos conocemos bien y creo que somos capaces de ganarlo”, sentencia. Porque pueden pasar los años, pero Vicente tiene mucho por soñar todavía.