Entre estallido social y pandemia cientos de futbolistas juveniles quedaron a la deriva. Un gran problema que podría repercutir a mediano y largo plazo en los clubes y la propia selección.
Recibieron varios portazos, pero están cerca de ver la luz tras casi dos años. El fútbol joven en Chile ha sido uno de los más perjudicados en el último tiempo. Y no solamente por la pandemia, sino que desde el estallido social a fines de 2019. De golpe las distintas categorías dieron fin a sus entrenamientos y torneos, quedando en el aire muchos jóvenes que estaban a un paso de terminar su proceso formativo y miles de otros que paso a paso crecían.
Eso sí, hace un par de días la Anfp informó oficialmente del retorno a las prácticas de las categorías Sub 18 y Sub 20 del fútbol formativo, quienes se regirán de acuerdo al plan Paso a Paso cumpliendo con los protocolos sanitarios de rigor. Pero, más allá de la buena noticia de esta vuelta y considerando que hace muchísimo rato otras disciplinas retomaron los entrenamientos, ¿por qué tardó tanto el fútbol joven? Hace un par de días, incluso, surgió la información de que el Consejo de Presidentes había puesto trabas para la vuelta de las series menores, argumentando problemas de tipo económico.
Una institución que a nivel local y nacional le ha dado importancia al fútbol joven es Huachipato. Hoy, de hecho, el DT del primer equipo es el último jefe de las divisiones menores del club. ¿Cuánto puede perder el fútbol chileno producto del abandono de esta categoría? Juan Luvera comentó que “haya o no competencia, las instituciones se sostienen a través de la venta de futbolistas y ese es su ingreso más importante. Después hay gestión administrativa, política y económica, pero los clubes están obligados a invertir en formación para que se sostengan y que el fútbol chileno sea más competitivo. Este club si tiene esa visión, pero otros no”.
En lo puntual, Luvera encabeza hoy en el primer equipo del acero un proyecto colmado de jóvenes. “Acá trabajamos con un grupo selectivo de futbolistas para que en el corto plazo puedan participar junto al plantel de honor. Esa es una forma de contraarrestar que en juveniles no hay competencia. En la Copa Chile debutaron muchos chicos y a lo largo de este proceso han jugado varios que ni siquiera debutaron en la serie juvenil”, confesó el DT, quien añadió que “esto es personal, pero necesitamos un campeonato Sub 23 e inversión en fútbol joven. Es un proceso que requiere de todos los clubes para al futuro, sobre todo cuando los futbolistas de jerarquía que tiene este país, vayan saliendo. ¿Si me preocupa? Sí. Tenemos que formar chicos en cada puesto para que cuando les toque jugar, no sea por una regla, sino que por total convicción. Los procesos juveniles serán importantes para alimentar a la futura selección del país”.
Universidad de Concepción hace unos años apostó por el arribo de Carlos Pedemonte para potenciar sus divisiones menores. Así, chicos como Aníbal San Martín, Claudio Navarrete, Javier Saldías, Sebastián Molina, entre otros que están a préstamo. Sobre este último y en general respecto al trabajo de los juveniles formados en casa, el DT Hugo Balladares indicó que “desde que asumimos en el club quisimos darle un énfasis a los jugadores jóvenes. Hay un grupo muy bien trabajado que viene pisando fuerte y esa es una muy buena noticia para el club. Cuando alguien mete actitud, está muy convencido, trabaja de forma profesional y quiere, se le nota. Eso yo lo devuelvo con la oportunidad de jugar”.