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Renata Dapelo: Construyendo sueños que valen más que una copa

Repasa años de intenso sacrificio, amor y compromiso con su equipo de hándbol de la UBB. No pelearon títulos ni nacionales, pero la estudiante de arquitectura armó las bases de un equipo que crece día a día y se ganó el derecho de soñar en grande.

Por: Carlos Campos 12 de Julio 2021
Fotografía: Cedida.

Renata juega hándbol y es de Concepción. ¿Quién la pudo haber acompañado cuando recién se iniciaba en tal disciplina? El mismo: Patricio Polic. “Es un cazatalentos, un gran formador”, cuenta la estudiante de arquitectura de la UBB, a pocas semanas de egresar.

Aunque siendo precisos, su inicio deportivo no fue en el balonmano. “Iba en sexto básico cuando me colé en los entrenamientos de fútbol acompañando a mi hermana. Me empezaron a citar a partidos y ahí con el paso del tiempo el “Pato” me recomendó ir a los entrenamientos en hándbol, ya que me veía ágil y con aptitudes. Así partí, con un equipo totalmente principiante y desordenado, si éramos chicas aún”, recuerda Renata.

Allí, no sólo en el Colegio Francés continuó su etapa deportiva, sino que entró también al club Vieux Gaulois, conocido mayormente como los Viejos Galos. “Enganché ahí con el hándbol. El ambiente era súper rico, teníamos partidos los domingos, viajábamos y todo. Así estuve hasta tercero medio, luego me desvinculé cuando tenía que entrar a la universidad”, repasa.

Abriéndose camino

Hoy es feliz, disfruta y hasta se emociona recordando, pero el inicio deportivo a nivel universitario fue duro para Renata. “Entré a la U y lo primero que haría era inscribirme en hándbol, pero busqué, busqué, y no estaba la disciplina. Fue muy desmotivante y decepcionante, y pese a que probé en taekwondo, me gusta el deporte en equipo y sentir toda una red de apoyo en cancha”, cuenta.

¿Cómo lo hizo entonces? ¿En qué momento cambió la historia? “Pasó el tiempo y por alguien encargado del deporte en la U, supe que se se estaba empezando a armar una rama de hándbol. De inmediato me dije a mí misma, ‘aquí voy y tiro la rama para arriba’, y entré. Así se me abrió un espacio donde generé muy lindos vínculos, conociendo a mis compañeras de equipo que hasta hoy llevo fuertemente dentro del corazón”, dice Renata, con una voz algo entrecortada. Hablar de sus años como estudiante-deportista la emociona. “Es que me encanta, me motiva y trae lindos recuerdos. Formar parte de ese lindo proceso me hizo tener un gran respiro en la universidad. Le vi el lado amable a los estudios, ya que empecé a ir a la U no solamente a estar encerrada en la sala, sino que a entrenar con mis amigas”, agrega.

Dicen que cuando más cuesta algo, más se disfruta. Prueba de ello son los recuerdos que Renata tiene de sus años deportivos-estudiantiles en la UBB. “Partimos la rama con todas las condiciones adversas posibles. Además de ser femenino, el hándbol es un deporte que se juega poco en Chile. Tuvimos obstáculos, con decir por ejemplo que al inicio jugábamos nuestros partidos con las camisetas viejas del equipo de básquetbol masculino. Aparte de ser raro, eran gigantes y nos quedaban casi como vestidos”, recuerda, añadiendo que “aún así comenzamos a invitar más niñas y creamos algo desde cero. Había muchas que jugaban hándbol por primera vez, pero por amor al deporte se fue armando todo. Con los Fondos de Apoyo para el Desarrollo Estudiantil (Fade) nos fuimos armando de los balones que necesitábamos y mejor uniforme del que nos exigía Adesup”.

Tales avances ya eran un enorme logro para un equipo que en base a puro esfuerzo y convicción logró sacar adelante la rama y competir. No todas las victorias se consiguen dentro de la cancha y en el hándbol femenino de la UBB lo tenían muy claro. “Nuestro nivel competitivo siempre fue bajo. Como equipo lo que celebrábamos era conectar un par de pases, de ese nivel hablo, si se formó una rama de personas que nunca habían tocado un balón, pero entre todas nos apañábamos. No buscamos ni peleamos conseguir grandes títulos, para nosotras sin duda había cosas más importantes que eso. Se armó un equipo lindo, de enorme afinidad y compromiso”, recalca Renata.

Amargo cierre

Y como no siempre las historias tienen final feliz, Renata y equipo una vez jugaron juntas sin saber que sería la última. Entre estallido social y pandemia, sumado a sus avances académicos, el procesode hándbol Adesup se les terminó. “Fue frustrante no despedirnos en cancha, pero es lo que nos tocó. Cuando sales de la universidad te dan un año de gracia y nosotras queríamos que alargaran ese año a quienes salimos en pandemia, para que en vez de uno fuesen dos, y así despedirnos en cancha. Pero nos dijeron que no se podía”, cuenta con resignación.

Pero con orgullo y feliz de lo que armaron, Renata sentencia que “el equipo actual tiene la mentalidad de apuntar alto. Hay un recambio generacional donde me encantaría ser parte, pero no me da el tiempo porque en dos meses debo entregar el título para terminar mi carrera”.

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