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Cristóbal Vergara con su paleta se lució en el colegio y va por mucho más

Destaca en el tenis de mesa a nivel escolar. Con sólo 17 años y un enorme futuro por delante, el estudiante agradece a sus profesores y amigos. “Se ha formado un lindo sentimiento de equipo”, asegura el joven que también compite en el Club Deportivo Huachipato.

Por: Carlos Campos 21 de Junio 2021
Fotografía: Cedida.

Fue amor a primera vista. La historia de Cristóbal Vergara con el tenis de mesa es similar a la de varios chicos más a nivel escolar. “Jugaba fútbol y competía en atletismo, pero conocí el tenis de mesa y no lo dejé más”, cuenta el joven que con 17 años estudia en el Almondale Lomas.

Hoy está en cuarto medio, muy cerca de terminar el colegio, aunque lejos de su deporte favorito por la contingencia sanitaria. Aún asi, no olvida detalles de sus primeros días con una paleta. “Parti en séptimo, entré a un taller por comenzar a practicar una disciplina nueva. En eso estábamos jugando y la profe (Ingrid Castro) nos invitó con unos amigos a un campeonato para el fin de semana. Era en el Salesiano y fuimos a vivir la experiencia, pero perdimos altiro porque nos tocó un buen rival”, recuerda Cristóbal.

Aunque, lejos de desmotivarlo, ese momento fue clave para que se decidiera por su deporte favorito. “Nos entretuvimos tanto con mis amigos, que quedamos con ganas de seguir creciendo y mejorar. Como perdí, no jugué mucho, pero la sensación era de revancha, ya que casi nunca había jugado tenis de mesa antes. Con suerte tomaba una paleta cuando veía una mesa de vez en cuando, lo típico. De hecho, yo competía por Adicpa en atletismo y aparte jugaba fútbol, aunque no me iba bien en lo segundo y correr era muy demandante. Intenté e hice lo que pude por compatibilizar el atletismo con el tenis de mesa, pero fue muy exigente”, cuenta.

Creciendo

En ese afán por perfeccionarse en su nuevo deporte, Cristóbal fue más allá, preguntó en su entorno, buscó donde sumar más horas de entrenamiento y así llegó al Club Deportivo Huachipato. “Empecé a entrenar, mejoré mucho y subí el nivel yendo a torneos regionales. Fue una enorme experiencia esa porque te dan tremendas ganas de ganar, ya que si pierdes un partido tienes que esperar un año más o harto tiempo para competir otra vez. Cada derrota se siente mucho y en mi nivel las diferencias se notan, porque hay chicos que llevan largos años entrenando, desde pequeños”, repasa.

Así, con el paso del tiempo y con varias horas de entrenamiento de por medio, Cristóbal Vergara se ha hecho un nombre dentro de los competidores a nivel escolar. “En Adicpa he calificado siempre entre los cuatro primeros. En el provincial no me fue muy bien, aunque estuve cerca y casi llego al regional. Me ha ido mejor representando cuando me toca representar a Huachipato”, dijo el estudiante del Almondale Lomas, agregando que “en Adicpa siempre llego a la final y juego con un amigo muy cercano. Esas cosas son lindas y especiales, porque toca competir con personas con quienes generas una amistad muy importante. Tengo amigos como Joaquín Martínez y Benjamín Campos, con ellos competíamos en Adicpa y jugábamos en Huachipato. Llegábamos a un torneo, entrenábamos, nos enojábamos. Era especial compartir tanto con ellos. En general practicar un deporte a nivel escolar ayuda mucho y hace abrirte un mundo. Conoces gente y no estás tan encerrado sólo en los estudios y los compañeros”.

Y si se trata de destacar nombres propios, Cristóbal no se olvida de quienes lo ayudaron a crecer en un deporte que hoy lo apasiona. “A mis profes, Ingrid Castro del colegio y a los de Huachipato, Carlos Vega y Matías Contreras, muchas gracias. Ellos me arreglaron todo mi juego, porque cuando llegué era muy básico y en base a varios retos se creó un lindo sentimiento de equipo. Me entregaron todo lo relacionado a disciplina, exigencia y comportamiento”, valora.

Difícil presente

No es un deporte colectivo, pero el tenis de mesa suele practicarse en gimnasios. Por lo mismo y sumado a la inactividad de las disciplinas escolares, Cristóbal espera por volver a jugar lo antes posible junto a sus compañeros. En un corto o mediano plazo, se ve complicado el panorama, por lo cual perfectamente quizás ya se despidió de Adicpa. “He estado encerrado aguantándome las ganas de competir, pero queremos volver pronto a entrenar.

El problema es que en Huachipato no se puede porque se juega en gimnasios cerrados y sólo se podría jugar al aire libre. Tengo una mesa en la casa, pero igual es aburrido y se extraña el entrenamiento. A veces juego con mis papás”, cuenta.

Sobre sus últimos años como estudiante-deportista, Cristóbal repasa que “el año más complicado fue segundo medio, porque en 2020 empezó la cuarentena y todo esto del virus. En segundo llegaba del colegio a las tres, almorzaba, estudiaba rápido para una prueba y luego tipo 6 de la tarde me iba a Huachipato. Volvía a la casa como las 11 de la noche. Era exigente y agotador todo. Aún no tengo claro lo que quiero estudiar, pero si entro a la universidad, me encantaría seguir en el tenis de mesa”.

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