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Batallado triunfo de la UdeC: Waterman rescató oro y hundió al barco pirata

Cecilio marcó dos veces antes de la media hora y Coquimbo quedó con 10, pero la UdeC sufrió para ver algo de luz

Por: Paulo Inostroza 08 de Febrero 2021
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Analizando el juego de la UdeC, no es como para quedar tan conforme, pero en este partido el resultado sí era lo más importante. Y aunque terminó pidiendo la hora, lo realmente valioso es que derrotó a Coquimbo por 2-1 y lo deja cada vez más último en la tabla general. De esta forma, el Campanil sigue apostando al partido de repesca para salvar la categoría.

El inicio penquista fue demoledor. Aprovechando el cansancio de un rival que ha jugado 9 partidos en 25 días, la UdeC salió a atacar por todos lados, ordenadamente. Y así llegó el primer tanto con Matías Cabrera abriendo a Simón Ramírez, centro y testazo abajo de Cecilio Waterman, Golazo, pero el local no paró ahí. Leonardo Povea roba una pelota a Araneda y cede a Waterman, que se saca a dos defensas y es derribado por el portero Matías Cano. Penal, expulsión y gol del centroamericano.

¿Puede haber un arranque más avasallador que ese? Seguro que no. Lo malo es que, de ahí en más, la UdeC se preocupó más de tener y rotar el balón que de hacer daño. Quiso hacer correr a su adversario, pero sin generar una llegada de peligro en lo que restaba de primer tiempo. Y Coquimbo, sin tenerla casi nada, descontó en una entrada rápida de Farfán y dejó el marcador abierto.

Saliendo del entretiempo, otro partido. Con Cano gritando desde la tribuna, los piratas se lanzaron sobre los universitarios como si fuera un once contra once. Ahí Guillermo Reyes fue importante tapando un remate bajo de Gatica, luego una entrada en solitario de Berardo y a continuación el rebote que le quedó a Aravena. Lo agarraron a pelotazos. Coquimbo tuvo cuatro clarísimas en menos de 20 minutos y se animaba, mientras la UdeC parecía descolocada.

Pero el Campanil tuvo un segundo aire, de la mano de Carreño y Cabrera. Ahí pudo liquidar con un bombazo de Camargo al palo, un remate apenas desviado de Carvallo o una entrada solitaria de Waterman donde fue demasiado generoso y cedió mal. La visita lanzó centros con peligro y el pitazo final fue oxígeno puro. La UdeC está viva, ganó cuando tenía que hacerlo.

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