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El balonmano y sus desafíos para seguir creciendo en Adesup

Entre los deportes que son parte de la agrupación, es uno de los más nuevos. Y más allá del entusiasmo que existe, y que varias casas de estudios ya tienen elencos femeninos y masculinos, lo cierto es que hay dos aspectos claves para tener mayores avances: una competencia más regular y estable y mejorar en relación a las canchas.

Por: Ricardo Cárcamo 18 de Enero 2021
Fotografía: Adesup

Debido al estallido social primero y a la pandemia después, el deporte en Adesup ha estado detenido por largo tiempo. Un periodo que también se puede aprovechar como una oportunidad para ver desafíos y proyectar el regreso, sobre todo en disciplinas como el balonmano, que se ha ido integrando de forma gradual a la organización.

Raúl Umaña, es entrenador de la UDD, y en primer lugar valoró que el balonmano esté dentro de la parrilla de Adesup. “Es un gran paso que sea parte y se pueda ir consolidando, considerando que cada vez son más los chicos que juegan en los colegios de la Región y quieren continuar su actividad en la educación superior”.

Sobre la competencia, indicó que “en 2018, estaban funcionando la UdeC, la UBB y la Ucsc, de ahí se sumaron la UDD, la USS y la Unab, entonces ya hay seis casas de estudio trabajando de forma permanente, con técnicos estables y elencos de damas y varones. El gran problema que existe, para el balonmano en general a nivel regional, es la infraestructura, no hay lugares dónde jugar. La Unab tiene canchas, pero tienen una alta demanda de sus actividades internas y extra programáticas. No hay ninguna otra institución con un gimnasio apto para el balonmano. La USM tiene cancha, pero al aire libre, lo mismo que la UBB, entonces dependemos del factor climático”.

Por ello, Umaña aseguró que es difícil jugar con regularidad. “En el periodo de mayo a septiembre es bien difícil programar, pues se hace una semana antes y si el día del partido llueve debe suspenderse, no se puede jugar con malas condiciones. Contar con espacios techados y adecuados sin dudas ayudaría también para tener una competencia más regular, sin interrupciones por factores externos”.

Esa continuidad, según Umaña, también permitiría captar gente. “Un deporte donde no se juegue tanto o no se compita, no es muy atractivo para las chicas y los chicos. Además, hay personas que juegan en el colegio y lo dejan en la universidad justamente por eso, porque la falta de regularidad en la competencia y se pasan a otras disciplinas”.

Respecto al nivel que pudo ver, afirmó que “es bastante parejo. Teniendo regularidad, se puede generar un torneo bien peleado. No hay marcadores muy abultados, como sí pasa a veces en los campeonatos escolares. En damas, como en muchos casos hay chicas que juegan y otras están comenzando o retomando, los encuentros eran muy igualados, lo que le da un atractivo especial”.

Más roce y juego

Paula Quezada estudia en la UdeC, y juega balonmano desde 2008, y en la casa de estudios a partir de 2015. “En Adesup en 2018 jugamos y salimos campeonas, y años anteriores no recuerdo que se disputara. Antes de eso, siempre disputábamos torneos de Fenaude y eso igual es medio limitado, porque el nacional universitario por lo general se juega en septiembre, octubre o noviembre, y el primer semestre no es mucho el roce que tenemos”.

Además, añadió que “acá hay pocos equipos, entonces en el año disputamos pocos encuentros. Antes había una liga pencopolitana, y casi siempre los partidos que se generaban eran por amistosos, con clubes, por ejemplo, pero muchas jugamos ahí también entonces costaba armar los equipos. Por eso, que más universidades tengan equipos sería genial. A nosotras nos pasa que hemos llegado a un nacional con dos o tres partidos, y que exista más competencia es ideal”.

Al igual que Umaña, ve en la falta de canchas una limitante importante. “Una de hándbol es más grande que una de básquetbol o vóleibol, pero nos adaptamos si hay que jugar en una más pequeña. La mayoría acá están al aire libre, entonces llueve y se suspenden los partidos”.

Entre lo positivo, Quezada destacó que “desde hace unos tres años diría están saliendo muchas chicas, que vienen de clubes. En Los Ángeles, por ejemplo, en colegios hay niñas que empiezan a los 8 años, entonces eso ayuda mucho. Se está subiendo mucho el nivel con eso, con respecto a Santiago. Allá tienen acceso directo a la selección, lo que a nosotras nos limita. En la UdeC, para este año, teníamos un excelente equipo, pero no pudimos entrenar ni jugar por la pandemia”.

Francisca Sanhueza es estudiante de Odontología de la UDD. “Juego de los 10 años, y en Adesup no se ha podido jugar mucho en el último tiempo, por las circunstancias que se han vivido desde octubre del año pasado, pero me parece una muy buena instancia para competir, ganar experiencia y sobre todo crecer como equipo”.

Como desafíos, también destaca la infraestructura y tener más actividad. “Como mencioné antes, el tener más competencias hace que vayamos mejorando ciertas cosas, que nos enfrentemos más seguras a los partidos futuros. Creo que también es importante, porque ayuda a mantener al equipo motivado a que lleguen todas a entrenar o a que se sumen niñas, ya que es algo que como equipo ha costado un poco”.

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