Tras ganarse una beca en un campamento realizado en Utah, la basquetbolista se unió a la secundaria Layton Christian Academy de esa localidad. Se refirió a su primera temporada y a su futuro.
Está cumpliendo un sueño. Suyo, pero también de su familia, en especial de su padre. Tras ganarse una beca en febrero del año pasado, Patricia Ramírez ya disputó su primera temporada en el básquetbol escolar de Estados Unidos: desde agosto de 2019, es parte de la secundaria Layton Christian Academy.
“Mi papá, antes de fallecer, tenía la idea, el sueño que fuera a jugar a Estados Unidos. Cuando murió, mi mamá me ayudó a cumplir esa meta. Fui a un campus que organiza George Pérez, en Utah. Éramos cerca de 10 niñas, y nos dijo que había disponible una beca, y que debíamos dar lo mejor para ganarla. El campus duró dos semanas, fue en febrero de 2019, y me eligió a mí. Así que a mediados de agosto del año pasado tuve que irme”, comentó.
Sobre la experiencia, indicó que “ha sido muy buena, pero difícil. Me fui sola, y tuve que adaptarme al equipo, a la ciudad, a todo. Gracias a Dios me fue bien, pero me esforcé mucho para eso. La exigencia es mayor, el deporte en los colegios es muy importante, te lo hacen saber siempre. El tema físico es fundamental, si no estás bien en ese parte no te hacen jugar. A mí no me costó tanto, porque antes de irme tenía un preparador físico en Concepción, el profesor Gonzalo Valdebenito, con quien trabajé como un año, un año y medio”.
Ese proceso de adaptación también implicó un cambio no menor: el de posición en la cancha. “En Concepción era 4, 5, era una de las más altas (1.68 metros), pero cuando llegué a Estados Unidos eso cambió totalmente, pues era de las más chicas y pasé a ser armadora o escolta. Esa transición fue drástica, pero si quería jugar debía hacerlo”.
En cuanto al sistema de campeonato, Patricia detalló que “se juega una temporada, que dura cerca de tres meses. En la preparación, fuimos a Las Vegas, donde nos fue bastante bien. Ya después empiezas a tener partidos una vez a la semana al principio, preparatorios. Cuando se inicia al torneo, son dos y hasta tres encuentros por semana. Es una liga de acuerdo al tamaño de tu colegio, así se divide, por la cantidad de alumnos. El mío era 2A, y todos los del mismo tamaño juegan entre ellos. Hay una etapa regional, y si pasas esa avanzas a la estatal. El año pasado ganamos la regional, y en la estatal no nos fue tan bien. Ninguna de nosotras tenía mucha experiencia, y éramos un equipo nuevo, pero confiamos en que la próxima temporada nos vaya mejor”.
Patricia contó que pronto se iniciará el nuevo año académico. “Empiezo las clases el 17 de agosto, pero nos dieron la opción de partir online hasta que nos podamos ir. Si todo sale bien, espero irme a fines de agosto. Mi colegio es bien internacional, entonces hay casas donde ubican a los alumnos que vienen de afuera. Me queda un año, pues ahí saldría del colegio”.
Consultada sobre si le gustaría quedarse tras salir del colegio, aseguró que “lo estamos viendo, depende cómo me vaya este año. Mi entrenador me estaba haciendo algunos contactos para que ver becas en una universidad. Si eso resulta, me quedo feliz, sino me vuelvo y juego acá”.