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Serie “The Last Dance”: ¿El desconocido Michael Jordan?

El exitoso proyecto documental, que en el país se puede ver por Netflix, vuelve a poner en el centro del debate al mítico jugador y una faceta que, para muchos, es nueva: la del tirano, demasiado exigente con sus compañeros.

Por: Ricardo Cárcamo 29 de Mayo 2020
Fotografía: Flickr | mccarmona23 (cc)

Recientemente, a través de Netflix -en América Latina- se emitió la serie “The Last Dance”, que repasa la última campaña de los Chicago Bulls de Michael Jordan en la NBA. En 10 capítulos, cada uno cercano a la hora de duración, se cuenta la historia de uno de los equipos más famosos de la historia del deporte, centrado en la figura del mítico “23”, para muchos el mejor deportista que ha existido.

Sin contar detalles para quienes aún no la han visto, lo cierto es que el trabajo ahonda sobre todo en Jordan, aunque sin dejar de lado historias interesantes, como las de sus compañeros Scottie Pippen, Dennis Rodman y el técnico Phil Jackson. Muestra su proceso de formación, sus progresos, ese camino que lo llevó a ser el mejor del mundo, que literalmente le costó sudor, sangre y lágrimas. En esa ruta, en ocasiones se lo exhibe como un tipo muy agresivo, que trata mal y le grita a sus compañeros. Que pone todo y más por querer ganar. De hecho, él mismo lo dice: “cuando entro a una cancha, en lo único que pienso es en ganar, aunque deba hacerlo yo solo”.

Mucho revuelo generó esa faceta de MJ: del tirano, del que insultaba hasta el borde del bullying a varios compañeros. Pero, para quienes siguieron su carrera y toda su historia, ¿era tan desconocido ese lado suyo? ¿Es tan extraño, no sólo en el deporte, que quienes tienen éxito sean más exigentes que la mayoría, tanto consigo mismos como con sus compañeros de trabajo?

La historia dirá que ganó todas las finales que jugó (6), y que en todas fue el jugador más valioso. Y también deja abierta la interrogante de qué hubiera pasado si no se retiraba por un año y medio, tras la temporada 1992-1993, cuando su padre fue asesinado y confesaba que estaba exhausto de todo. Porque ser Michael Jordan no sólo era ser un jugador de básquetbol, sino un ícono que se adueñó del panorama del deporte mundial. Que cambió el curso de la NBA para siempre, y que donde fuera congregaba miles de personas que querían un autógrafo, una foto o simplemente saludarlo.

A lo largo de la serie, sus principales rivales destacan que su intensidad y nivel competitivo no lo vieron en nadie más, y que para el ciudadano común puede ser un aspecto desconocido. Algo para lo que trabajó, luchó y arrastró, a veces de mala manera o de una poco convencional, a sus compañeros. Pues como se refleja en este exitoso documental, esa chispa que se encendía no la apagó nunca, y siempre encontraba formas de motivarse extra cuando sentía que se le planteaba un desafío. Y quería ganar en todo, ya sea un nuevo anillo, en las cartas o lo que fuera. Así era, aunque a muchos les cueste entenderlo: ese gen ganador, que molestaba y lo hacía exigir, venía con él y lo trató de aprovechar de la mejor forma posible.

Bonus track: una muestra de lo competitivo de MJ es una legendaria práctica del “Dream Team” de 1992, previo a su debut en los Juegos Olímpicos de Barcelona. En Montecarlo, se jugó el que es catalogado como “el mejor partido de la historia”.

 

 

 

 

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