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Justin Rojas, taekwondista: Experta en patear todas las barreras que pone la vida

Cuando sus amigas jugaban a las muñecas, ella prefería una película de Jackie Chan, desde chica se inclinó por las artes marciales y en el deporte de las patadas encontró su nicho. Hoy combina sus estudios de Química y Farmacia con su afición por el taekwondo, donde se abre camino con fuerza.

Por: Samuel Esparza 30 de Marzo 2020
Fotografía: Adesup

Perfectamente la vida de Justin Rojas (21 años) pudo ser otra. En su natal Yumbel Estación no es que abunden las oportunidades y, como tantos jóvenes de su edad, pudo dejarse llevar por otros intereses que demandaran menos esfuerzo. Pero si algo aflora de inmediato al hablar con ella, es que no es igual a los demás. Sus palabras exhalan fuerza, ambición y superación, elementos que la llevaron a ser una de las mejores alumnas de su generación en el Instituto San Sebastián de Yumbel, del que egresó con nota 6,6.

A la par y en silencio, casi para sí sola, fue fraguando una afición deportiva poco común para una niña de su edad. “De chica siempre me gustaron las artes marciales, no me atraían tanto los juegos tradicionales. Uno de mis actores favoritos es Jackie Chan, cinturón negro en taekwondo y judo, también me gusta Bruce Lee”, asevera.

Fue así como después de probar varios deportes, tuvo la oportunidad de integrarse al club Taekwondo Yumbel, en el que a los ocho años, se puso bajo las órdenes de la instructora Natalia Arellano. Y aunque reconoce no le fue fácil (todavía le cuesta, dice), creó una conexión con la disciplina que le cambió la vida.

“Me encantó desde que empecé a entrenar, me pasa algo bien especial, porque cada vez que me pongo el dobok (uniforme de taekwondo) siento que salgo del mundo cotidiano, cambio totalmente de pensamiento; cuando entreno me olvido de cualquier preocupación, es como entrar a un lugar único”, resalta.

Sobre sus características, la deportista cuenta que en lo que más luce es en poomsae, combinación de defensas y ataques, ejecutados en una línea de movimientos contra varios adversarios imaginarios. “Muestran la esencia y el arte del taekwondo, cada poomsae tiene una connotación filosófica que recoge la tradición milenaria del pueblo coreano, es lo que más me gusta y diría que tengo facilidad para eso. La parte más física del taekwondo, es decir, el combate, no es lo que más me gusta, aunque igual respondo cada vez que me toca, porque cuando empieza a combatir me lleno de energía y quiero ganar”, expresa.

Así, poco a poco, se dio ánimo para seguir profundizando en el deporte hasta alcanzar un nivel que hoy la tiene como una de las más destacadas en el torneo Adesup.

Salto universitario

La elección de su carrera universitaria fue otra muestra de que no le gustan las cosas fáciles, Química y Farmacia fue su decisión, carrera de la que cursa tercer año en la Universidad de Concepción y que no le impide seguir su pasión deportiva. Recién llegada se integró al taller de taekwondo y tras un 2018, donde privilegió lo académico, el año pasado retomó con todo, sumándose al grupo selección y alcanzando el cinturón azul.

“El cambio de mi club a la U no fue traumático, porque la instructora, Viviana de La Rosa, fue maestra de mi profesora en Yumbel, así es que la conocía, es una gran maestra y persona. Seguí entrenando muy fuerte y vi un avance grande, tener gente de mi edad al lado fue de ayuda, me dio confianza para entrenar y motivación extra”, asegura.

Según Justin, el grupo que hay en la universidad ha sido clave para su evolución. “Hay un ambiente excelente, sana convivencia, somos todos unidos, pese a que entre el taller y la selección hay unos 40 alumnos. Es un buen grupo para desarrollarse, nadie queda atrás, no se discrimina y nos ayudamos”, destaca.

Rompiendo con los esquemas

Justin dice que no es la deportista tipo, de hecho, pertenece a la categoría +67 kilos, lo que no le impide brillar. “Me gusta representar a gente de mayor peso para motivarles a que se atrevan a practicar deporte. Siempre se dice que el peso es una limitación para la actividad física, pero yo he corroborado que con esfuerzo y voluntad todo es posible, no existen barreras para el que se atreve”, enfatiza.

“Hay instructores que se preocupan mucho del físico, más si eres mujer, pero si uno quiere se logran las metas, además, en mi caso siempre he tenido apoyo de mis profesores”, añade.

De esta manera, competir por su universidad fue cosa de tiempo y Adesup es testigo de ello. El año pasado comenzó a participar en el circuito, a mediados de 2019 viajó a Santiago para participar en Fenaude, desde donde retornó con medalla de plata. También se tituló campeona regional Adesup clasificando a la final nacional de las Ldes en Magallanes, evento que se suspendió por el estallido social.

“Me quedé con las ganas de ir a la final, pero igual fue gratificante ganar el regional, me esforcé mucho, tanto física como mentalmente, para hacer algo importante, era mi primera vez en un evento así y quería darlo todo, aunque reconozco que no imaginé que podría ganar. Fue un paso muy importante, representar a mi universidad es algo satisfactorio, un orgullo y por supuesto que quiero seguir dando lo mejor. Me queda harto por aprender, sólo espero seguir creciendo”, concluye.

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