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Hasta cuándo se puede mantener un DT en su cargo: ¿Son siempre culpables del mal rendimiento?

A veces hay que “descomprimir” el ambiente, buscar un técnico con cartel de “bombero”. Ellos se encuentran con camarines quebrados o faltos de confianza, pero nada se levanta con magia. ¿Cuál es el secreto? El paraguayo Florentín revitalizó a un Huachipato que ahora sueña con la Copa Libertadores, Jorge Garcés cuenta su experiencia en Fernández Vial.

Por: Paulo Inostroza 16 de Septiembre 2019
Fotografía: Andrés Oreña P.

Hay momentos en que la olla parece explotar y la tapa por abrir siempre es el entrenador. Parece la única forma de evitar que el agua siga hirviendo y cayendo por los costados. A veces funciona, a veces no. Pero cuando los resultados no se dan, la cabeza del técnico es la primera en ser pedida. Se habla de la necesidad de “descomprimir” el ambiente. ¿Qué tanto sentido tienen estos cambios en un equipo de fútbol?

En el torneo de fútbol de este año, Primera División, 5 clubes cambiaron de técnico. Jaime Vera y Gustavo Florentín han sacado grandes resultados en Iquique y Huachipato, que no venían bien. En la “U”, Hernán Caputto viene levantando el desastre que dejaron Arias y antes Kudelka. En Antofagasta, Juan Manuel Azconzábal ha hecho jugar mejor al equipo, pero sin sumar todo lo que quisiera. Y hace poco, Ronald Fuentes tomó el puesto de Fernando Díaz en el banco de Unión Española, después de 7 fechas sin victorias.

El paraguayo Florentín, que partió con 2 derrotas y luego rescató 13 de los últimos 15 puntos en juego, señaló que “llegar así nunca es fácil. En mi carrera ya me tocó actuar como bombero y apagar el incendio en distintos clubes. Todo pasa por el trabajo, no hay otro secreto. Hay que convencer al jugador, ellos son los artistas y los protagonistas. Siempre partes de a poco, conociendo en terreno, pero en un momento donde el tiempo no está de tu lado. Todos necesitamos y queremos trabajar, pero no por eso agarras cualquier equipo donde te llaman. Primero, analizas la situación, lo que tienes y qué puedes hacer con eso”.

De inmediato, el DT notó la disposición de los jugadores del cero. “En estas situaciones, uno siente que el futbolista se juega la vida cuando llega el nuevo profesor. Todos, los que vienen jugando y los que no. El desafío grande es que transcurran las fechas y ese jugarse la vida se mantenga, esa competencia debe ser siempre. Nadie se puede sentir seguro”.

Con su llegada, levantó a César Valenzuela, Juan Córdova, Leonardo Povea y Javier Altamirano, entre otros. Ninguno, venía jugando como se ve ahora. “Cuando llegué, la estadística que manejaba decía que Povea no venía jugando y le costaba terminar un encuentro de noventa minutos. Hablé con él y le dije que teníamos que terminar con esos números. Ahora tiene continuidad, no necesito sustituirlo, porque anda bien en lo físico. A Javier le dije que es un tipo muy talentoso, que eso nadie lo duda, pero necesito que él se tenga esa misma confianza y sea importante. Y así fue con todos, hablamos mucho”.

¿Qué debe tener un entrenador para asumir el riesgo de un equipo quebrado? Florentín detalló que “un técnico bombero es un tipo sin temor y hay que saber entrar en un camarín, sobre todo, cuando hay gente grande, experimentada, que llegó con el técnico anterior y eran de su confianza. Hay que ganárselos, con trabajo”.

A veces gano, a veces no

Patricio Almendra vivió esta situación como jugador y ahora como técnico. El “Pato” narró que “no me gusta ese término de descomprimir el ambiente. El fútbol es una cosa de resultados y si no se dan hay que hacer cambios. Son las reglas y todos las conocemos. Estudiamos para esta profesión, pero como técnicos tenemos que asumir que no estamos logrando resultados y a veces es momento de salir. Como jugador, lo mismo. Uno debe ser profesional y jugar igual con el técnico que te trajo que con el que llega. Tú firmas contrato con un club, no con un entrenador determinado. Es igual que en cualquier empresa. Si echan al gerente o al jefe, tienes que seguir igual. Da lo mismo quien te trajo”.

Y de cuando usaba la “8” en la espalda recuerda que “cuando llega un entrenador nuevo, siempre hay jugadores olvidados o poco considerados que les llega su oportunidad de mostrarse. El técnico que llega rompe filas y todo parte de cero. A veces sientes que merecías jugar, pero no lo hacías. Ahí es cuando llega tu hora”.

En la Primera B de este año, ya han pasado 32 técnicos por los 16 equipos del torneo. Notable ha sido, por ejemplo, el repunte de Melipilla desde la llegada de Héctor Adomaitis, en lugar de Carlos Encinas. Pasaron del puesto 13 al sexto, hoy en zona de liguilla.

“No siempre funciona. San Luis cambió tres técnicos este año y no levanta. Cuando hay un camarín destruido es muy difícil cambiar la historia. Cuando era jugador, casi siempre los cambios hicieron bien. El 2004, en D. Concepción estaba Marcoleta, en algún momento lo cambiaron por Del Solar y subimos. El 2010 se fue Salvador, llegó Del Solar y no subimos. No siempre funciona, pero a veces es mejor jugarse la opción”, apuntó el ex mediocampista morado.

Y también le tocó llegar a salvar un equipo que venía en caída. Almendra relata que “a fines de 2016 me tocó tomar Naval cuando se fue Óscar Correa, con muchos problemas, hubo errores hasta éticos dentro de ese grupo. No era bueno lo que recibí, pero después pude quedarme, armar todo de nuevo y cambiar el camarín. No fue fácil. Cuando llegas debes levantar camarines en lo anímico y muchas veces los dirigentes llevan técnicos de personalidad fuerte, que le quitan presión a a los jugadores y hacen que esa presión recaiga en ellos. Es lo ideal”.

Maradona y “Peineta”

Y así ocurrió con Jorge Garcés, que lleva cinco partidos en Fernández Vial, sucediendo a Erwin Durán. El DT, de larga trayectoria, comentó que “es complicado porque siempre llegas a un equipo que por muchos motivos no gana. Rara vez a uno que anda bien y el técnico se fue a un club mejor. Debes trabajar mucho lo anímico, pero ni hablar lo futbolístico. Cuando llegué a Vial llevaban tres derrotas y un empate, no era fácil y había que detectar qué estaba pasando y mejorarlo. Puede pasar incluso por el estado anímico de un jugador y son treinta. Debes darte el tiempo de conocerlos a todos”.

¿Por qué llegar a un camarín complicado y a un equipo que no gana? “Peineta” explicó que “uno es amante de los desafíos, pero sobre todo ama este deporte. Los amores de mi vida son mi madre, mis hijos y el fútbol. Y cuando uno ama en la vida, quiere hacer las cosas bien. Primero debes analizar al equipo donde vas, los rivales más próximos, planificar. Yo tomé Vial creyendo que había material y condiciones para estar en la liguilla de arriba y sigo pensándolo. Sigo dolido, porque nos robaron ese partido ante Iberia y estaríamos ahí”.

Sabe que su personalidad también es factor. “A veces los malos resultados pasan por los camarines y necesitas darle un aire nuevo, soltar la tensión. Mira lo de Maradona en Argentina, donde están todos locos con su llegada y, sin duda, genera algo. Ahora, eso no sirve si no es con trabajo y resultados. Lo llevaron para generar lo que genera, pero Diego no está bien, creo yo. Te llena el estadio, pero hay que verlo con guitarra. Uno también genera, porque la gente me tiene mucho aprecio, soy auténtico y una persona muy abierta. Algunos dirigentes no me quieren tanto, porque digo las cosas como son. No me gustan las cosas sucias en el fútbol y lo digo. Me tildan de polémico, pero saben que trabajo bien”, advirtió.

Pero también le tocó ser el hilo corto, el desafectado. Garcés aclara que “una sola vez me cortaron por resultados y fue en Unión, el 2008, pero recuerdo eso y… Sin comentarios. Ese año echaron cuatro técnicos, así que puedo entender que el problema no éramos nosotros. Yo andaba bien con el Conce, nos castigaron y a la semana llegué a Unión, pero estaba la escoba, muy difícil. Los chicos que tengo acá en Vial son santos al lado de esos. Así es muy complicado ganar”.

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