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¿Sirve darle minutos a los jóvenes por obligación?

Técnicos formadores aseguran que norma de un Sub 20 –ahora Sub 21- en cancha ayuda, pero no existe real convicción ni trabajo de base. Los jugadores creen que es un buen empujón. En el básquetbol también se intentó, pero duró poco.

Por: Paulo Inostroza 11 de Febrero 2019
Fotografía: Agencia Uno

La regla del Sub 20 obligado en cancha comenzó el 2015, con 675 minutos de exigencia y ya generaba controversia. Los técnicos locales se dividían entre los que aseguraban que era necesario el tiraje obligado, porque no había otra forma, y los que fruncían el ceño por el “cacho” de usar promesas y formar en vez de comprar calado. La normativa ha ido variando y los minutos cada vez son más, hasta llegar a 1.350, pero los resultados no son los esperados: no se ve una camada nueva de calidad y la selección menor anda a los tumbos. ¿Es realmente útil la regla? ¿Está siendo bien implantada? ¿Cuál es la experiencia en otros deportes?

José Sulantay es el formador del fútbol chileno por excelencia. La generación dorada de Medel, Sánchez y Vidal brotó del buen olfato y trabajo de este viejo zorro. Como voz autorizada, hace un duro análisis y advierte que “estamos hablando de jóvenes de 19 años como si fueran niños. Hay un tema de madurez del jugador, que en Chile hoy es muy tardía, y también confianza de los técnicos. Yo debuté a los 17 años en La Serena, Leonel Sánchez lo mismo y no había ninguna regla. Antes te tiraban a la pelea nomás y te hacías jugador más rápido”.

El “Negro”, dos veces mundialista como técnico de la serie Sub 20, apuntó que “esto de no poner a los jóvenes en sus equipos viene de hace mucho tiempo. Además, la mayoría compra y compra y quedan tapados. Yo llamé a Isla sin que hubiera debutado en Católica, vine a regiones a buscar a Edzon (Riquelme), a Pedro Morales, que algo alternaba. El único que era titular de su equipo era Alexis y un poco Vidangossy. Tuve que buscar mucho, viajar a regiones, porque si me quedaba con los que jugaban en Primera no habría armado ese grupo”.

Sobre la actualidad, con la Sub 20 de Robles, otra vez eliminada en primera ronda de un Sudamericano y mostrando muy poquito fútbol, señaló que “estamos dando pasos hacia atrás y esto viene hace rato. Exigimos que pongan jóvenes de titulares, pero no formamos jóvenes preparados para serlo. Hoy tenemos mejor biotipo, mayor envergadura y se invierte menos en trabajo de Fútbol Joven. Es un tema pendiente que en Santiago se ha dejado pasar. Me da pena ver que para algunos clubes el Sub 20 es un cacho o que contratan un Sub 20 que formó otro equipo, porque no son capaces de sacar uno”. La “U”, por ejemplo, ha contratado juveniles como Mario Briceño y Diego González, pero sólo los usó para sumar minutos. Luego, si te he visto no me acuerdo”.

Salvar la cabeza

No cumplir con la regla del Sub 20 significa perder 3 puntos y una multa de 500 UF. Este año, la norma cambiará un poco y el “protegido” será en realidad un Sub 21. Por un cambio en la fecha de nacimiento que dará más margen y a los grandes les permitirá usar alguien más avezado, como siempre quisieron. Otro que lleva años formando es Antonio Zaracho, quien incluso trabajó con la selección Sub 23 de Paraguay que fue plata olímpica el 2004, y disparó que “a los técnicos no les interesa promover. Sólo les interesan los resultados y salvar la cabeza, porque al final sólo te miden por los puntos. No todos. Católica, por ejemplo, hace las cosas de manera espectacular”. 

Es por eso que el ahora encargado de las series menores de Fernández Vial afirma que “la regla es necesaria. Cuando no existe convicción, no queda otra, porque de alguna forma debes darle cabida a los jóvenes y, sobre todo, en un país donde el recambio no existe y es una necesidad urgente. Eso se ve en la selección. Yo veo clubes que trabajan muy bien en la formación de jugadores, pero esos chicos que en la Sub 17 o 19 parece que van a llegar muy lejos, no los ves nunca en el primer equipo. Siempre terminan tapados y por eso no queda otra opción que obligar a los técnicos a ponerlos”.

El ex arquero agregó que “ahora volverán los sudamericanos Sub 23 y eso también ayuda mucho. En esa etapa es donde los jugadores terminan de definirse y la mayoría ya deben estar jugando en Primera. Fue en esa serie donde yo vine a Chile con Paraguay y proyectamos una gran generación. Como sea, creo que la gran tarea hoy es trabajar desde abajo, pero en serio. Mira, en Vial partimos casi de cero, sin nada, pero siempre estamos conversando con el profesor Durán, del primer equipo, para que exista una línea de trabajo. Para que nosotros saquemos lo que él más o menos quiere y el día de mañana le sea útil. Nutrir al primer equipo. Sólo con esa comunicación se logra”.

Yo usé la regla

En 1994, la Anfp obligó a que todos los equipos usaran un jugador Sub 20 en cancha durante la Copa Chile. La “U” tenía un plantel plagado de estrellas, pero esa norma lo obligó a alinear a un tal Marcelo Salas, de 19 años. Resultó goleador de ese torneo y el resto de la historia ya es conocida. ¿Se hubiera destapado el “Matador” sin esa regla hubiera tardado, por lo menos, un par de años más? Tal vez.

Eliseo Miranda fue uno de los jugadores de Huachipato que sumó minutos como Sub 20 en los últimos años. Desde el 2015, cuando el juvenil con más minutos en el acero era Brayan Véjar. El volante señaló que “siento que hoy los jóvenes llegan bien preparados, porque desde temprana edad te suben a entrenar con el primer equipo para estar a la par. Hay muchos Sub 20 que han rendido mucho. Cuando yo estaba en Huachipato el Sub 20 por regla era Víctor Dávila, pero por su calidad él no necesitaba ninguna norma para jugar. Era un aporte. A los 17 años ya estás compartiendo con los grandes y eso ayuda. El año pasado, Baeza era Sub 20 en Huachipato, pero le ganó el puesto a otros más experimentados y al final era uno más”.

Cree que esta obligación es un buen espaldarazo y por eso sentenció que “hay muchos jugadores que no tendrían su oportunidad de entrar al equipo y que los vean si no existiera esa regla, más allá de que el talento y condiciones las tienen. Te ayuda. Yo debuté súper joven y la regla me ayudó, eso lo asumo. Ahora, ahí mismo había varios jugadores que tenían los requisitos para ser el Sub 20 en cancha y si me elegían a mí ya era por mérito propio. El técnico decidió que era yo y uno tiene que jugársela”.

¿Y por qué ese empujón a los jóvenes no se condice con los resultados en selecciones menores? Miranda, hoy en Independiente de Cauquenes, comentó que “en la selección no están todos los jugadores que vienen jugando por sus equipos en Primera y que cumplen minutos semana a semana. Morales, de Colo Colo, era uno de los pocos. Allende está en Necaxa, pero juega poco. Por eso no se notaba mucha experiencia. Es raro porque Javier Urzúa, de Huachipato, fue el que jugó más minutos y siempre destacó, pero ni siquiera lo llamaron. Yo no sé qué pasa ahí en la interna o qué pasa en la Anfp con un técnico al que se le dio mucho tiempo para preparar el equipo. No sé si es problema de los jugadores o el técnico, pero quizás no llamaron a todos los que había que llamar. Uno compara con Venezuela, por ejemplo, y se nota otro trabajo físico y otro roce, porque incluso tienen jugadores en la liga argentina. Ellos sí están haciendo las cosas bien. Acá no van a regiones a ver jugadores y Urzúa es el ejemplo más grande”.

Otro experimento

El 2014, el básquetbol intentó algo muy parecido y no pasó del segundo año antes que la norma se modificara, al punto de quedar prácticamente borrada. Esa vez, se exigió un Sub 23 en cancha. Por esos años, la UdeC tenía en esa condición a Joaquín Venegas, Ricardo Cárdenas y Ricardo Armijo, entre otros. Este último fue el que más jugó, aunque sólo tenía 18 años. Hoy está en Ancud y recuerda esa experiencia entre algunas risas y también analizando profundamente por qué cuesta tanto promover jóvenes en este deporte.

El oriundo de Chillán recordó que “mi caso fue bien especial, porque yo venía recién llegando, fui prácticamente a probarme y, de pronto, ya estaba jugando como titular, aunque claramente ayudado por la regla. Yo tenía los fundamentos del básquetbol, pero al principio no sabía nada de táctica. Nada. Había jugadores mucho más experimentados, de recorrido y yo sabía que ellos estaban cediendo minutos, perdiendo minutos para que jugara yo. Es un beneficio, pero igual te sientes súper presionado”.

La gente sabía que era el Sub 23 jugando por regla, los rivales también. Era una titularidad casi ficticia. “Pasaba algo bien curioso porque la regla obligaba a que jugaras hasta el tercer cuarto, entonces yo siempre sabía que cuando terminara ese cuarto yo ya no jugaba más. En ese momento salía sí o sí y el juvenil del equipo rival también. Estaba asumido. Ahí era cuando los dos equipos jugaban al fin con sus quintetos ideales, con los que siempre estuvieron pensados como titulares y definían el partido. La misión de uno era sólo dejar el marcador lo más arriba posible”, apuntó.

Hoy, en la LNB se exigen cuatro Sub 23 inscritos en la nómina de 12, pero nada obliga a que jueguen o tengan minutos. Armijo cree que “de esa generación del Sub 23 obligado, pocos prosperaron en el básquetbol. Mira, en este deporte el gran problema es el salto que debes dar entre los 17 años y el profesionalismo. Ahí hay un limbo, porque la competencia de juveniles llega hasta ahí y con suerte te salvas con el torneo universitario, pero no es lo mismo. Es el momento en que muchos, algunos con grandes condiciones, no dan el paso definitivo y hay hartos que prefieren estudiar. Aquí un vacío formativo que casi todos detectan, pero nadie hace nada. En el sur se trabaja bien en la formación, pero la competencia queda truncada a esa edad. No existe”.

Y aunque del aro al arco de fútbol hay una gran distancia, el diagnóstico no es muy distinto. Si para promover jóvenes es necesario obligar, que se haga. Perfecto. Pero no es la solución de fondo. Lo primero es formar bien, invertir en la base y los talentos ocuparán su lugar solitos, sin espaldarazos legales. Suena fácil, pero estamos muy lejos de eso.

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