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Fernández Vial vivió su fiesta de ascenso: Unas 18 mil almas, paliza inolvidable y adiós al amateur

Por: Paulo Inostroza 18 de Noviembre 2017
Fotografía: Carolina Echagüe M.

En una jornada para el libro de recuerdos, el aurinegro  ganó 5-0 y festejó en grande su regreso al profesionalismo. El “Inmortal” está de vuelta para volver a los clásicos.

Inolvidable. Fernández Vial llevó cerca de 18 mil personas al Ester Roa, goleó a Brujas de Salamanca con autoridad y volvió al fútbol profesional en medio de aplausos, amarillo y negro por todos lados y la ola del público. Si alguien creía que lo de la última Noche Aurinegra era insuperable, lo de ayer fue realmente emotivo. Y el equipo estuvo a la altura despejando cualquier duda y tapando bocas a los que todavía temían al pan quemándose en la puerta del horno. La “Maquinita” de Cornejo logró el objetivo y el 2018 jugará en Segunda.

Y arrancó presionando arriba, sin arrugar ante un público tan grande y un recibimiento llenó de luces y elementos sonoros. Pateó de distancia y se ganó algunos aplausos con las pasadas del “Chico” Pérez por izquierda y Joaquín Muñoz por derecha, las principales armas ofensivas del local. Pero Vial es sinónimo de sufrir. Pasaban los minutos y no salía el gol, Salamanca remataba un par de veces al arco y la precisión no se hacía la invitada. Gol anulado a Pizarro, gente que se paraba de golpe para volver a sentarse. Nervios en Collao.

Y como caído del cielo, un balón que queda botando y Yerko García se tiene fe. El “10”, hace rato en racha, impacta el balón con el alma, la suya y de 18 mil personas más. Golazo al ángulo superior derecho, de larguísima distancia. Desahogo de un grito atorado durante nueve años y abrazos de los de siempre con los que aparecieron recién ayer, pero eso daba lo mismo. Vial se hizo un solo estruendo, boche de familia que está de fiesta.

Vial siguió en lo suyo: saliendo siempre a ras de suelo y no con el pelotazo que caracteriza a la Tercera. Tratando que el primer tiempo terminara luego para irse en ventaja aunque fuera por la mínima. En el entretiempo cantó el doble de Américo. “Y hoy te vas”, como despidiéndolos del amateur, ojalá para siempre. En la tribuna, Luis Ceballos, “Pato” Bonhomme, algunos jóvenes del bicampeonato 2013, harto adulto mayor… Todos ilusionados, pero algo nerviosos.

Saquen los globos

La salida del camarín fue furiosa, encarando cualquier fantasma, dispuestos a cerrar la tarea rápido para irse de fiesta. Así llegó el buen desborde de Guillermo Avello terminado con mejor centro, bombeado al segundo palo, para encontrar al pequeño Muñoz, que le dio picadito al suelo para que la pelota se metiera al arco con suspenso. A la vialina. Ahí el dueño de casa subió la música sin asco, los invitados llenaron el piso de serpentina y José Pizarro aumentó apenas dos minutos después con un remate rasante que parecía atajable. Esta vez, no. Ayer tenía que entrar.

Pero tanta gente merecía otro cariño. El incansable Jaime Cáceres también marcó su golcito, Pérez salió solo para el aplauso y la gente aurinegra ya respiraba tranquila. En tribunas, niños que nunca habían visto al Vial celebrar algo grande, pequeños que tuvieron su primera tarde de enamoramiento y fue con una camiseta de un equipo nuestro. Sea cual sea, eso siempre se agradece. Hora de las selfies y decir “yo estuve ahí”. En eso, José Isla se saca al arquero y mete el quinto.

Pitazo final y a nadie le importaron las goleadas de Colina o Rengo, fue alegría propia, sin sacar la calculadora del bolsillo.  Cornejo lo gritó al borde de la cancha, se sacó todo de adentro, los jugadores se fundieron en un abrazo gigante y recibieron el de sus señoras e hijos. Y el de sus compañeros, su otra familia. La Furia Guerrera y todos los presentes se rompieron las manos aplaudiendo. El “Volveremos, volveremos” quedó atrás. Volvieron y punto.  Felicidades.

 

 

 

 

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