Cultura y Espectáculos

¿Somos de verdad una ciudad rockera?

Es prácticamente unánime que aquí el rock y las guitarras mandan, aunque no todo lo que brilla es oro, ya que en este sentido se vive más del pasado, pues en la actualidad hay una diversidad de propuestas que beben de otras influencias sonoras y que le dan a nuestra ciudad un carácter más cosmopolita.

Por: Mauricio Maldonado 14 de Julio 2019
Fotografía: Andrés Oreña P.

Cada cierto tiempo y acorde a los vientos que corran, ya sea por la llegada de alguna banda o artista internacional de renombre o por la realización de algún evento masivo cargado hacia las guitarras, surge la inevitable interrogante si somos o no la cuna del rock nacional.

Esto cobra aún más fuerza cuando ayer se celebró en todo el mundo el día del rock, efeméride que si bien tuvo su respectivo festejo en el bar Zalsipuedes, es un estilo de vida que se “respira” en la ciudad durante todo el año y desde hace muchas décadas. “El rock ha proyectado con más eficacia el nombre de la ciudad hacia un público masivo por el éxito de algunas bandas, el alcance de su circulación mediatizada y porque la generación que vivió el auge del género está actualmente mejor posicionada en el discurso público sobre la cultura e identidad locales”, comenta Nicolás Masquiarán, musicólogo y docente asistente del Departamento de Música UdeC.

Palabras similares a lo expresado por Rodrigo Pincheira, periodista especializado en música, quien hace hincapié en que la historia avala la condición rockera de nuestra zona. “Por la práctica, los grupos que hay, y por el lugar que han ocupado y ocupan los músicos penquistas en el rock chileno. El rock se asentó aquí a muy temprana edad, a comienzos de los sesenta ya había rockeros en Concepción y de eso han pasado más de cincuenta años, y es algo que se ha mantenido.  Creo que esto se dio porque es una ciudad muy cosmopolita y abierta con la música”.

Aunque el profesional hace un contrapunto entre “ciudad rockera” y “cuna del rock”, “La cuna del rock es Valparaíso, pero sí somos una ciudad que tiene una vocación rockera. Los grupos que se han formado aquí han sido exitosos, con reverberancia y figuración nacional, cuando eso ocurre con una práctica de algo, puede ser extensivo al deporte y a lo que sea, eso genera imitadores, seguidores y continuadores”.

Para Masquiarán el título o cartel de ciudad rockera, viene en cierta forma a perjudicar a otros estilos igual de potentes y con propuestas de gran factura, es decir, “esa situación ventajosa tiende a opacar otras iniciativas musicales más discretas, pero de alta calidad. La electrónica, la trova, el jazz o la música clásica e incluso otras formas menos transversales de rock, por nombrar algunos estilos, también tienen exponentes de alto nivel que, desde el Gran Concepción, han conseguido impacto nacional y hasta internacional, pero que no gozan de la misma atención que los exponentes rockeros”.

Más allá de las etiquetas

Rodrigo Álvarez, reconocido músico de jazz y colaborador con distintos artistas musicales locales, sostiene que si bien en nuestra ciudad se generan diversas propuestas musicales, son los que cultivan el rock quienes concretan finalmente sus proyectos, o sea, “el rock es el que termina con más grabaciones, y no solamente grabando en términos de discos, ya que no todos lo hacen, sino también en otros productos, como videoclips, por ejemplo”.

Confesiones a las que complementó que “lo que la gente quiere escuchar es rock, mis compañeros músicos si bien pertenecen a estilos específicos, la mayoría participa en algún grupo de rock. Por más que tu estudies jazz y quieras tocarlo, siempre te invitan a tocar rock, como que siempre uno está involucrado con el estilo, además los instrumentos populares que se estudian acá, se ocupan en el rock, pero sin duda, históricamente, el rock es una consecuencia del jazz”.

Para Sebastián Larrea, destacado guitarrista local, si bien reconoce que hay una inclinación y cierta “supremacía” del rock dentro de la ciudad, encuentra que es una forma muy cerrada o reduccionista de definir el sonido que tiene Concepción. “Conce es una ciudad muy musical, hay mucha onda con la música y propuestas, pero decir rock es como sintetizar de forma arbitraria lo que se hace musicalmente en la zona. A mí no me gusta  mucho eso de ‘la cuna del rock’, porque se asocia a un estilo medio específico. Rock, como que te encasilla y tal vez hay otras ciudades que merecen más ese epíteto, como Valparaíso, por ejemplo. Lo que marcó a Concepción, en relación a las bandas que habían en una cierta época, el porcentaje que triunfó a nivel nacional  fue bastante alto y en la línea del rock. Los Tres, Los Bunkers y en menor medida De Saloon, Machuca, Santos Dumont y hace unos años Niño Cohete, para lo que es nuestra ciudad fueron muchas bandas con impacto nacional e incluso internacional”.

Opinión a la que remató que “hay una imagen o visión de ser una ciudad súper intensa en cuanto a la escena musical, pero no lo asociaría al rock. En cierta forma las bandas que han puesto en el mapa musical a Concepción son bandas más ligadas al pop”.

Algo similar a lo expresado por Larrea es lo planteado por Diego Ridolfi, frontman de la banda Fármacos, que si bien se trata de una banda foránea, reconoce a Concepción como su segunda casa musical y donde habitualmente vienen a promocionar sus trabajos. “Más allá del rock, no me gusta encasillar la música en estilos, y hablar de Concepción es hablar de mucha música. Hablar de géneros, como músico es algo súper limitante. Conce es sinónimo de una ciudad que ha salido y sigue saliendo mucha música sin etiquetas y de muy buena calidad”.

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