La función de “Robar a Rodin” de esta tarde (19:00 horas) contará con la presencia del director y el protagonista del film.
Una mañana de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago notaron que una millonaria escultura de Auguste Rodin, había sido robada. Veinticuatro horas más tarde, un tímido estudiante de arte regresa la pieza argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico en que quería comprobar que “una obra de arte estaba más presente no estando”.
Un hecho sorprendente que al cineasta Cristóbal Valenzuela le quedó dando vueltas cuando también era estudiante, y que doce años después materializó en el documental “Robar a Rodin”, trabajo que hoy y el jueves -a las 19.00 horas- exhibirá sus últimas funciones en la Alianza Francesa en el marco del ciclo MiraDoc.
“Ambas líneas, la policial y la comedia, funcionaban como un vehículo muy interesante para hablar en el fondo de temas como el arte contemporáneo, su función, la definición de arte y el rol de los artistas en las sociedades”, comentó Valenzuela sobre el poder hacer un documental sobre esta historia.
La investigación duró seis años en los que contactaron a decenas de personajes implicados en la historia, incluyendo al protagonista del hecho, Luis Onfray, quien en la actualidad se hace llamar por su segundo nombre y apellido, Emilio Fabres.
Las entradas para asistir a estas últimas proyecciones -la de hoy contará con la presencia de Valenzuela y Fabres- tienen un valor único de mil pesos.