La galería de arte del Arzobispado penquista albergará hasta el 2 de junio el trabajo figurativo del artista. 

Mauricio Maldonado Quilodrán
mauricio.maldonado@diarioconcepcion.cl

No es una retrospectiva ni tampoco significa un repaso por sus últimas obras. Es simplemente un vistado a la prolífica producción del artista Mario Torres Burboa y su inclinación por la figura humana y también por los paisajes.

Sin un título principal -sólo Acuarelas de Torres Burboa- se planta con identidad propia en pleno centro penquista, puntualmente, en la galería de arte del Arzobispado de Concepción (Caupolicán 459), 19 cuadros que permanecerán montados hasta el 2 de junio.

"Mi temática abarca temas marinos, paisajes, temas urbanos, tengo la ventaja que puedo hacer todo, todo en el orden figurativo. Igual realizo retratos y figura humana, puedo hacer todo lo que encante mis ojos", puntualizó el artista.

Recalcando que "acá, con esta exposición, muestro lo que siempre he hecho, obviamente, siempre buscando temas nuevos. Mi paleta pictórica es muy amplia y variada".

Inspiración nacional

Con más de 30 años en el mundo de las artes, en sus inicios y que marcaría toda su trayectoria pictórica, Torres Burboa se vio muy influenciado por "los pintores de la ‘vieja guardia’ de la pintura chilena. Me ciento muy cercano y tocado por los artistas de los años sesenta, grandes pintores con el dominio del arte figurativo. Grandes acuarelistas que venían a exponer a la Pinacoteca UdeC, como Esther Mayer y Ricardo Anwandter, entre otros, dejaron una gran huella en mi trabajo. Eran verdaderas inspiraciones para alguien como yo que se estaba iniciando en el mundo del arte. Eso oriento mi camino en cuanto a temáticas y a la figuración en general", explicó.

Como le ha sucedido -y sucede- a varios pintores y artistas locales, el reconocimiento y el prestigio del acuarelista a estado en el extranjero, específicamente, en Ecuador y Colombia, países donde fuera de desarrollar y producir distintas obras, ejerció una impecable labor de docente.

"Me fui a realizar docencia a la Universidad de Quito en la época de la recesión, lugar donde descubro el Quito colonial, con todos sus colores y me quedo cuatro meses pintando. Tuve mucho éxito ahí y cinco veces más luego en Colombia, por lo que dejé de lado la docencia y me dediqué de lleno a la pintura hasta el día de hoy", confesó el pintor.

Con llamativos colores y de atrayentes figuras -postales del centro de Concepción, embarcaciones en astilleros entre otros motivos- el artista no descarta el llevar sus trabajos a otras latitudes fuera del Bío Bío. "Uno pinta para que la mayor cantidad de gente posible pueda apreciar lo hecho, ideal exponer en distintos puntos del país. Probablemente, esta exposición se vaya a Talca o puede ser Valdivia, también La Serena y Antofagasta. En Santiago difícil porque no hay espacios para todo tipo de arte y las esperas son demasiado largas, de años incluso", sentenció el artista.