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Los años del terror, el nuevo libro de Lawrence Wright

De la mano del premiado periodista de The New Yorker, llega este libro que permite entender a cabalidad las complejidades del mundo radical en que viven los cabecillas de grupos como Al Qaeda e Isis.

Por: Diario Concepción 14 de Mayo 2017
Fotografía: imagen_Principal-60.jpg

De la mano del premiado periodista de The New Yorker, llega este libro que permite entender a cabalidad las complejidades del mundo radical en que viven los cabecillas de grupos como Al Qaeda e Isis.

 

Carlos Basso
Periodista y escritor

Poco conocido en Chile, el periodista de The New Yorker Lawrence Wright es, hoy por hoy, uno de los reporteros más respetados en Estados Unidos, donde alcanzó la fama por sus libros "La Torre Elevada", quizá la historia más completa que existe sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001, y con el cual ganó el premio Pulitzer, y "Cienciología", una profunda investigación sobre el origen de esa secta multimillonaria, sus adeptos y su fundador, el escritor de ciencia ficción Ron L. Hubbard.

Hoy en día, vuelve a sorprender con sus conocimientos sobre el enfrentamiento oriente-occidente con el libro "Los años del terror" (debate), un volumen que reúne 11 de sus reportajes publicados en The New Yorker, tres de los cuales a su vez fueron parte de "La torre elevada", y que entregan una pormenorizada y aterradora visión del problema que, para occidente, significan grupos como Al Qaeda e Isis. 

Sin indulgencia alguna hacia los fallos de inteligencia y las políticas norteamericanas, Wright, especialista en medio oriente, relata entre otras cosas cómo es la vida en los países regidos por la ley islámica, como Arabia Saudita, un reino donde hay tanto dinero que no se pagan impuestos y donde la salud y la educación son gratuitas, pero que, como contrapartida, es una teocracia en la cual la libertad es casi una utopía. 

Un ejemplo de ello es, por ejemplo, lo que cuenta sobre un incendio ocurrido en marzo de 2002 en una escuela femenina de La Meca, donde murieron 15 niñas, pues las mujeres que corrieron a apagar las llamas no estaban vestidas con la abaya (la túnica obligatoria) y la policía religiosa, conocida como "La Mutawa", pero cuyo nombre oficial es "Comité para la promoción de la virtud y la prevención del vicio", les impidió acercarse. Aunque alguna autoridad trató de desmentir ello, posteriormente, el jefe de educación femenina del Estado declaró que lo sucedido había sido "voluntad de dios".

Cualquiera podría preguntarse qué hacía La Mutawa allí. Wright señala que dicha policía anda por todos lados y "merodea por restaurantes, centros comerciales y parques de atracciones, asegurándose que se cierren los comercios en las horas de oración y reprendiendo o castigando a las mujeres cuyo atuendo no siga las preceptivas normas de recato".

Por cierto, otra de las obsesiones de La Mutawa es la música, a tal punto que –siempre en Arabia Saudí- "los tribunales islámicos han prohibido incluso que suene música cuando una llamada telefónica se pone en espera. Había algunos cines pero cerraron todos" y, hoy en día, de 12 asignaturas que hay en un quinto año básico, 7 son de religión. Y, claro, lo más escabroso es que eso sucede en uno de los países más "pro-occidentales" de la zona.

Al Qaeda e Isis

Hoy por hoy, el grupo terrorista más conocido del mundo es Isis (Islamic State of Iraq and Syria), una especie de brazo que se desprendió de Al Qaeda y que Wright define como un protoestado que se encuentra enraizado en dos países principalmente (Irak y Siria), tratando de instalar un califato (un estado teocrático), cuyo objetivo final es tener todo listo para el día que se cumpla una peculiar profecía que Isis atribuye a Mahoma: que algún día Jesús regresará a la Tierra y guiará a los musulmanes (no a los cristianos) en la batalla final del juicio final contra los judíos, los que "estarían encabezados por el anticristo, denominado en islam ‘El mesías embaucador’. La batalla final tendrá lugar en Dabiq, un pueblecito sirio cerca de la frontera turca".

La idea del califato es algo común a Isis y Al Qaeda (que, pese a lo que muchos creen, sigue muy activo) y ambos grupos, así como muchos otros, coinciden en que el medio para lograrlo es el terrorismo, el cual explica el autor es una estrategia cuyo fin es unívoco: "generar represión por parte del estado o la potencia ocupante", agregando que ello causa apoyo popular. Al respecto, el periodista emite una sentencia inflamatoria: Que Osama Bin Laden hizo todo lo que hizo con un solo objetivo: "Quería que Estados Unidos invadiera Afganistán, creyendo que correría la misma suerte que la Unión Soviética, que se disolvió tras su retirada en 1988".

Por cierto, las tácticas que Al-Qaeda e Isis siguen para ello son distintas. En el caso del primer grupo, hace muchos años, consiste en una idea que obviamente conocían los servicios de inteligencia de EE.UU y que quizá permita comprender por qué el presidente Barack Obama nunca quiso intervenir en Siria: porque eso es lo que busca Al Qaeda. 

Al respecto, señala que "la eliminación del régimen de Al-Asad –un antiguo objetivo de los yihadistas- permitirá la infiltración de Al Qaeda en el país, poniendo por fin a Israel al alcance de los terroristas", luego de lo cual vendría una suerte de fase final en la cual el califato emprendería una lucha global entre "creyentes" y "descreídos". 

"El antiterrorista"

Cabe mencionar que este libro, además, incluye una de las historias más asombrosas que aparecían en "La Torre elevada". Titulada "El antiterrorista", relata la vida de John O’Neill, el jefe de contraterrorismo de la oficina del FBI en Nueva York, que fue quizá el primer oficial de inteligencia de EE.UU en obsesionarse con Bin Laden y Al Qaeda luego del primer atentado en contra de las Torres Gemelas, en 1993, y que fue despedido poco antes del 11S, por haber olvidado un maletín en el cual había documentos que se consideraban clasificados. 

Luego de ello, O’Neill aceptó un trabajo como jefe de seguridad en las Torres Gemelas, donde murió durante los atentados, en una irónica jugada del destino: "en lugar de atrapar a Bin Laden, Bin Laden le había atrapado a él. Ahora pienso en la muerte de O’Neill como en una tragedia griega", escribe Wright, quien, como el reportero eximio que es, encontró la pista de esta gran historia revisando, los días posteriores a los atentados, los obituarios de las víctimas en los diarios, tratando de entender quiénes eran las personas que habían fallecido.

En síntesis, este libro es una tremenda pieza de periodismo de investigación y una excepcional síntesis en español (algo muy poco frecuente) de los reportajes que han convertido a The New Yorker en una de las revistas más prestigiosas del mundo. 

Es un texto imperdible para cualquiera que guste del buen periodismo y quiera saber más acerca del conflicto en medio oriente y sus ramificaciones hacia occidente.

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