Cultura y Espectáculos

Isabelle Huppert brilla otra vez en L"avenir

Con una sencillez de elementos visuales la obra es un clásico instantáneo, con la perfecta actuación de la actriz.

Por: Diario Concepción 27 de Marzo 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5425.jpg

Con una sencillez de elementos visuales la obra es un clásico instantáneo, con la perfecta actuación de la actriz.

 

Esteban Andaur
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Después de Elle, el filme francés L’avenir (2016) continúa la buena racha de la gran Isabelle Huppert en un papel protagónico bastante parecido a su Michèle Leblanc en Elle, aunque esa y L’avenir son películas totalmente distintas.

Aquí, Huppert interpreta a Nathalie Chazeaux, una profesora de filosofía de una escuela secundaria. La mitad de sus alumnos están en huelga, en busca de una educación de mejor calidad. Al principio, esto es lo único que pareciera remecer el mundo de Nathalie, hasta que su marido le confiesa que tiene una amante y que quiere vivir con ella. Nathalie ya es una mujer mayor, sus hijos ya no están en la casa. Lo que debe enfrentar ahora es una completa soledad en su hogar. Pero la vida también la despojará de otras cosas. ¿Qué le deparará l’avenir?

A diferencia de Elle, este filme no es un thriller. En un sentido estricto, es un drama. Sin embargo, puedo definirlo mejor por las sensaciones que me dejó la experiencia de verlo.

La primera película francesa que recuerdo haber visto en el ciclo de los Martes Cinematográficos fue 5×2 (2004) de François Ozon. La vi en 2006 y me encantó, y me volví fanático del trabajo de su director. Creo que desde entonces he asociado el cine francés con el Teatro Concepción, y cuandoquiera veo una peli francesa en otro cine, siento una extraña añoranza en el pecho por el teatro que está frente a la plaza. Es una experiencia completamente distinta al cine comercial, y atesoro cada película que vi allí durante mi adolescencia como mi formación esencial en cine.

Bueno, esa misma añoranza sentí cuando vi L’avenir. Es el tipo de película que exhibirían en los Martes, cuando todavía eran los Martes. Le pertenece a esa pantalla, a esas butacas y al público que las llenaba. Irradia la misma estética exquisita.

La cámara está a la deriva al igual que la historia, que es la vida de Nathalie. Los cambios que experimenta son profundos e incesantes. La filosofía es vital para su comprensión de lo que está pasando, que nunca es absoluta; y es que su profesión le permite entender los procesos humanos desde muchos puntos de vista, de tal forma que no se deja abatir por las adversidades, sino que las abraza para cobrar la fuerza para seguir adelante.

Ha sido una madre y una esposa durante los años más importantes de su vida. Ha educado a muchas personas y ha publicado libros que han enriquecido la disciplina que enseña. ¿Está siendo dañada o, simplemente, está siendo liberada? La vida le está sucediendo y recién se está dando cuenta, al despojarse de identidades antiguas y asumir otras nuevas; se está abriendo a un futuro desconocido que la desafía por ir más allá de todos sus conocimientos.

Sola, Nathalie aprende a disfrutar de sí misma sin depender de nadie más. Todos están construyendo sus caminos por cuenta propia. Pero el resultado final de esas búsquedas existenciales es que todo es compartido, como en la bella escena final de L’avenir, que no es un final, en términos <>.

El rostro de Huppert es famoso por ser impertérrito. Rara vez en el cine se la ve sonreír, aunque puede ser muy cómica. Menos aun llorar. En L’avenir ella llora y sonríe a la vez, como en la mágica escena breve en el bus, y proyecta emociones misteriosas en escenas donde no hay diálogo, y sí interacciones de miradas, curiosidades voluptuosas, invistiendo a estos pasajes del relato de muchas ideas contrapuestas, demostrando que es una de las más grandes actrices de su generación y de todos los tiempos.

En la versión de 2016 del Festival Internacional de Cine de Berlín, L’avenir le valió el Oso de Plata a la Mejor Dirección a Mia Hansen-Løve. Esto fue hace un año, y fue un certero pronóstico del cine que vimos el año pasado, dominado por mujeres detrás de la cámara. De hecho, el mejor filme del año, Toni Erdmann, fue escrito y dirigido por una mujer, Maren Ade.

L’avenir es una gran historia con una tremenda actuación de Isabelle Huppert en el centro. No sólo me hace pensar que así es como me gusta que se hagan las películas, así es como deberían hacerse. L’avenir, haciéndole honor a su título, es el futuro de las películas.

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