El excelente documental de Daniel Osorio será presentado este martes 23 y jueves 25 a las 19.00 hrs., en el Centro Cultural Alianza Francesa, como parte del programa MiraDoc, que exhibe y distribuye documentales nacionales a todas las regiones del país. Valor de la entrada: $1.000.
El excelente documental de Daniel Osorio será presentado este martes 23 y jueves 25 a las 19.00 hrs., en el Centro Cultural Alianza Francesa, como parte del programa MiraDoc, que exhibe y distribuye documentales nacionales a todas las regiones del país. Valor de la entrada: $1.000.
Esteban Andaur
Contacto@diarioconcepcion.cl
Daniel Osorio, un intelectual que evoca, en sus inseguridades, al prototipo del judío neurótico creado por Woody Allen, ha sido soltero toda su vida, si consideramos la definición de <> como nunca haberse casado ni haber tenido hijos. Ha pololeado, y roto con ellas pronto; su última polola la tuvo hace veinte años. Si la soltería es una posición política para él, no debería afligirlo. Ahora está en sus 40.
Dado que la soltería nos atañe a todos, puesto que todos lo hemos sido o lo somos, no es difícil engancharse con el documental, una de las películas más graciosas del año. Es sobre mí, sobre ti, sobre todos los solos en América. Y ya que Daniel nos permite ingresar en lo más íntimo de su vida, incluso en las sesiones con su psicólogo, podemos analizar el discurso del filme de una forma psicológica también.
La familia de Daniel ha intentado conseguirle una novia, ojalá, para desposarla. En medio de una cena familiar, su madre recuerda haberle presentado a una mujer que, según Daniel, no era atractiva. Su hermano también la conoció, y la recuerda como <>. Hablando de solterones.
Daniel no suele invitar a mucha gente a su casa, ni siquiera a familiares; gusta de mantener sus vínculos sociales a una distancia tolerable. ¿Por qué?
Una sección importante de la película concierne entrevistas con algunas de sus ex, a quienes ha conservado como buenas amigas. Todas le dicen que no hay nada de malo en él, pero que él se aleja porque, de repente, la relación le da pánico. Asimismo, concuerdan en que no habla mucho y que, quizá, su ideal de mujer sea muy escultural e inalcanzable.
Según yo, el ideal que persigue Daniel es literario.
El asunto, pues, tiene que ver con su inclinación natural por la soledad, no tanto así por la soltería. Él vive en su interior, con sus ideas, sus preguntas, sus lecturas nocturnas, solitarias. Entonces ¿por qué extraña a una pareja que no existe? Según sus ex, es el propio Osorio quien termina sus relaciones. ¿Para qué perder adrede lo que ya se tiene? ¿Para añorar el pasado? ¿Por qué insiste en sufrir y hacer sufrir a sus seres queridos? Quizá necesita sentir el placer del dolor romántico como un aliciente para su búsqueda, aunque ésta sea eterna.
En una escena, Daniel le pregunta a su tío, ya anciano, por qué nunca se casó. Él, básicamente, le responde porque sí. La respuesta frustra a Daniel, y me hace pensar si hay o no una causa para la soltería. Me hizo pensar en un tío mío, también soltero de por vida. ¿Como su sobrino? Puede ser algo genético. Dios mío.
El documental da tanto para pensar, que siento que por lo mismo Daniel es el soltero de su familia. Su vida intelectual es tan intensa y profunda que, al pensar tanto las cosas, sólo ve los contras de la situación, éstos lo colman, se asusta y huye. O tal vez el amor estimule tanto su libido, que la culpa lo supera, y se aleja. Tal vez lo que lo estresa es saber que podría no tener hijos. El amor es siempre joven, a toda edad; no es tan apremiante. Los hijos son otra historia.
O tal vez yo pueda estar equivocado. Y es muy probable, porque esto de la soltería es un fenómeno demasiado personal como para asignarle una respuesta única. Y la mayor virtud de El soltero de la familia (2015) reside en las varias respuestas que el público puede elaborar para lo que le pasa a Daniel, y a muchos de nosotros. Es inusual ver una película que pase tanto a nivel intelectual, meditativo, y que resulte tan sentida. El documental es muy melancólico, sabio, hilarante y romántico. Tiene todos los ingredientes de la vida y las grandes novelas de amor.
Finalmente, pienso que Daniel sufre porque es un enigma para sí mismo. Por ejemplo, una de las tomas más curiosas es un plano conjunto del interior de un bar. Osorio está sentado solo en la barra, esperando a un amigo. Sin embargo, presumimos que es él, ya que Osorio está de espaldas a nosotros. La cámara lo oculta de vez en cuando, reforzando su aire misterioso sin esfuerzo. ¿Por qué, si él está abriéndole su corazón a todo el mundo?
La imagen que más me intrigó fue la de una vela de torta de matrimonio, que Daniel conserva sobre un anaquel. Pero el novio está decapitado. Para un hombre que ha eliminado la posibilidad del romance de su vida, es extraño que conserve un objeto en el que el hombre es el anulado. ¿Será que los verdaderos románticos se impidan amar hasta que encuentren su ideal amoroso?
No obstante, mi imagen favorita fue la de un Osorio desilusionado por no haber conversado con su última polola (charla que habría sido incluida en el documental), de pie sobre un roquedal, contemplando la mar frente a él y fumando de una pipa (sí, una nostálgica pipa). Le dice a su mamá, próxima a él, que lo lamenta más por la película que por su ex. Eso lo encontré un poco infantil, aunque tiene harto de razón. Me reí, de todas maneras. El fotograma me recordó a la pintura más célebre de Caspar David Friedrich.
Una de mis pinturas favoritas, para variar.